martes, 5 de junio de 2018

SEVILLA VISTA POR "Philippe Le Tellier"

Philippe Le Tellier fue uno de los reporteros gráficos fundamentales de la Europa de los años sesenta. Fotógrafo a la antigua usanza, tanto del reportaje estático de colecciones de moda o de retratos de grandes rostros del cine o del papel couché, Le Tellier viajó por numerosos rincones del mundo captando el alma de ciudades, rincones y habitantes anónimos. Un espíritu viajero que entraba dentro de la mejor tradición fotográfica de la época y que lo llevó a encontrar la muerte en Vietnam, la guerra que sorprendió al mundo occidental, entre otras cosas, por la presencia de reporteros gráficos que dieron testimonio de su crueldad.
Pero el fondo fotográfico de Tellier, unido durante mucho tiempo a la prestigiosa revista París Match, va unido, fundamentalmente, a los rostros de la popularidad. Junto a reportajes de personajes anónimos del Montmartre de 1960, de niñas que juegan en solitarios paisajes de ciudades o de modelos que pasean en bicicleta para mostrar las últimas novedades de una firma de moda, la obra de Tellier más conocida es el amplísimo catálogo de rostros del cine y del espectáculo que retrató.
Un listado espectacular que refleja toda una época, desde la belleza de Sharon Tate a la de Jane fonda, desde la escenas de la piscina (el film de Jacque Deray) de Romy Schneider y Jean Paul Belmondo a las imágenes de una rutilante Brigitte Bardot, de una sugerente Jane Birkin, de un nuevo grupo musical, los míticos The Who, o de la compenetrada pareja que formaban Paul Newman y Joanne Woodward. Una mirada cinematográfica que supo pasar del blanco y negro al primer color y que tuvo un capítulo sevillano poco conocido.
Año 1959. España en blanco y negro. Un país que comenzaba a salir del aislamiento internacional por el acercamiento a Estados Unidos y una ciudad que mantenía formas y modelos provincianos de décadas pasadas. En el archivo Paul Getty se conserva un excelente reportaje que realizó Le Tellier aquel año en Sevilla, un conjunto de fotografías que se centraron en la Semana Santa y la Feria de abril.
Fue año de estrenos. La hermandad de la Macarena había culminado en febrero la realización de su camarín, una de las grandes obras de Fernando Marmolejo. En la Semana Santa hubo una nueva hermandad, la del Beso de Judas, que hizo su primera salida procesional en la tarde del Lunes Santo desde la iglesia de la Misericordia. El mismo día se estrenaron las nuevas andas de Nuestro Padre Jesús Cautivo, del Tiro de Línea, y del Nazareno de las Penas de San Vicente. También hubo novedades en San Benito, con la presencia del San Juan de Castillo Lastrucci o en el palio de Madre de Dios de la Palma, con el nuevo manto realizado en el taller de sobrinos de Caro. Eran los estrenos que ya reflejaba la prensa. La noticia oficial.
La Sevilla real la captó Phillipe Le Tellier en todo el entorno de la hermandad de San Bernardo, la cofradía que retrató de forma pormenorizada en su recorrido, plasmando rostros y actitudes, niños y madres, vendedores ambulantes y figurantes de la Pasión. Fotos en las que se puede captar la popularidad del barrio de San Bernardo y en las que se puede hacer un auténtico estudio antropológico de la Sevilla del momento: rostros de costaleros cansados, aguadores repeinados, bigotes estilizados en la Policía Armada, pieles bronceadas por el trabajo en el campo, nazarenos con chupe en un cortejo repleto de niños, grupos de mujeres que cuchichean al paso de la cofradía, muchachas que vinieron a servir a la capital cuidando de los niños en la calle Sierpes, vendedores de calentitos de papa en plena calle, mezclando los aromas de incienso con los del aceite del gran perol que invade la calle.
Sevilla en blanco y negro, endomingada en pleno Miércoles Santo, donde todavía había boinas en rostros ancianos de vendedores ambulantes con cestillos, de parejas acompañadas por los hermanos pequeños, los “carabinas” de la época que protegían la decencia, ojos que miraban a la cofradía, al modo clásico, como ocurrió con Robert Cappa en su presencia en Sevilla. Semana Santa de rostros provincianos y curtidos en dificultades, de adoquines en los suelos y de tranvías parados en el puente para contemplar la cofradía. Y San Bernardo. Y el Cristo de la Salud. Una cofradía cuyos titulares fueron retratados por el afamado fotógrafo en planos secundarios, formando parte de un paisaje de rostros y actitudes que son aun auténtico análisis de la ciudad y sus habitantes.
Le Tellier debió acompañar a la cofradía de San Bernardo desde su salida y solo en la Carrera Oficial realizó algunas fotos a otras cofradías, pero especialmente al público, especialmente infantil, que se sentaba en las sillas.
Un reportaje de realidades, de calle, de la Semana Santa que nos salía en los programas oficiales. El de un autor que todavía retrataría la feria de Abril en brillantes planos a pie de calle. El del fotógrafo de la fama, de las “celebrities” de su tiempo, que un día retrató desde el arrabal de San Bernardo muchas de las verdades de la ciudad.

FUENTE: Manuel Jesús Roldan/ABC




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