Siglos XVII y XVIII
A comienzos del siglo XVII la Universidad de Mareantes estaba establecida en unas casas del barrio de Triana. En 1607 comenzaron a realizarse gestiones para construir un colegio-seminario para enseñar a los niños huérfanos a ser pilotos y emplearlos así en los barcos que iban a las Indias. Este proyecto no se concretó hasta la Real Cédula de Carlos II del 17 de junio de 1681.
Según la Real Cédula, esta institución estaría a cargo de la Universidad de Mareantes. En un primer momento se quiso construir donde se encontraban las casas que esta institución tenía en Triana desde 1573. El colegio estaría situado al lado de la desaparecida capilla de Nuestra Señora del Buen Aire, en la calle Larga (actual calle Pureza), que serviría de capilla del centro. Se trataría de un gran edificio para 150 alumnos, sus maestros y la servidumbre.
El Consejo de Indias nombró como "juez conservador" de la nueva institución al presidente de la Casa de Contratación de Indias. No obstante, el edificio proyectado no cabía entre las calles de Triana donde se encontraban las casas. El presidente de la Casa de Contratación, Juan Jiménez Montalvo, propuso que se construyese frente a la Puerta de Jerez, en un terreno conocido como haza de San Telmo, que pertenecía al Tribunal de la Inquisición. Esta decisión fue suscrita por otras personas que habían inspeccionado la ubicación trianera, que fueron; Acisclo Burgueño, maestro mayor de la ciudad; Francisco Escobar, arquitecto del Alcázar; y Francisco Moreno, maestro mayor de obras de fábricas. El presidente de la Casa de Contratación y el de la Universidad de Mareantes escogieron, entre varias, una planta para el nuevo colegio-seminario y la enviaron al Consejo de Indias, en Madrid, para su aprobación. Las obras comenzaron en 1682. El edificio siguió con la misma planta durante todo el proceso de construcción, que se prolongó durante el siglo XVIII. El colegio ya tenía algunos alumnos a finales del siglo XVII.
En 1691 consta que era director de las obras el albañil Antonio Rodríguez, que seguía trabajando en las estancias del edificio en 1696. En la década de 1690 realizaron labores de cantería los maestros Francisco Gómez Septier y Antonio Gil Gataón. En 1699 las obras se paralizaron por falta de fondos y no se reanudaron hasta 1722. En 1722 el arquitecto encargado de continuar el edificio fue Leonardo de Figueroa. Tras la muerte este en 1730 su hijo Matías se encargó de finalizar los proyectos de su padre. Las obras se suspendieron de nuevo en 1736 y no fueron reanudadas hasta 1775 y prolongaron un par de años más.
En 1787 las obras fueron retomadas por Lucas Cintora, que se encargó de terminar la fachada norte y de hacer la escalera principal del palacio. Las obras en la escalera fueron de 1787 a 1791. El edificio original se dio por terminado en 1796.
En 1704 la Universidad de
Mareantes dejó de tener su sede en Triana para trasladarse a este palacio. Esta
institución vendió su sede de Triana en 1778. Permaneció teniendo el palacio
como sede hasta que en 1793 se suprime la Universidad de Mareantes. Por Real
Cédula del 6 de noviembre de 1786 el colegio dejó de depender de la Universidad
de Mareantes para pasar a depender de la Secretaría de Estado y Despacho
Universal de la Marina.
Siglo XIX
En 1841 el colegio del palacio de San Telmo se trasladó a Málaga. En 1841 el palacio pasó a ser el Colegio Naval Militar. El 1 de marzo de 1846 entró como estudiante Gustavo Adolfo Bécquer con diez años de edad. Bécquer mostró interés por la literatura y conoció ahí al escritor Narciso Campillo, con el que colaboró. El 7 de julio de 1847 se suprimieron las enseñanzas náuticas en el palacio.
Entre julio y octubre de 1847 pasó a ser sede de la oficina de la Sociedad del Ferrocarril.
En octubre de 1847 pasó a ser la sede del Colegio Real de Humanidades, conocido como Universidad Literaria. Esta institución tuvo su sede en el palacio hasta julio de 1849.
Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo del rey francés Luis Felipe I, y su esposa María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, abandonaron Francia tras la Revolución de 1848. Se dirigieron a Inglaterra y, posteriormente, a España. No fueron bien recibidos en la Corte porque duque reclamaba para su esposa parte de la herencia de Fernando VII. El matrimonio se dirigió a Sevilla y, tras residir un breve tiempo en el Alcázar, compró el palacio de San Telmo para usarlo como residencia.
En 1849 el edificio había pasado a depender del Ministerio de Instrucción pública. Esto hizo que los encargados de tasarlo fuesen el arquitecto Juan Manuel Caballero (enviado por el rector de la Universidad de Sevilla) y Balbino Marrón (enviado por el duque). El edificio fue valorado en 1.504.800 reales. A esto hubo que añadir una tasación de las obras de arte del palacio, realizada por Joaquín Domínguez Bécquer.
Balbino Marrón llevó a cabo reformas arquitectónicas en el palacio hasta su muerte, en 1867. En torno a 1852 diseñó las fachadas sur y este, así como el torreón que hace ángulo entre ambas. En 1855 diseñó la fachada norte, con una puerta que da acceso a un apeadero. También en la década de 1850 realizó la torre noreste.
El jardinero mayor del palacio fue el francés Lecolant. Los jardines eran un espacio que abarcaba las huertas de la Isabela y del antiguo convento de San Diego. Lecolant también se encargó de los jardines del duque en su palacio de San Lúcar de Barrameda.
El duque encargó muchas obras de arte a pintores y escultores de Sevilla y recibía en su palacio a la aristocracia local. En 1861 recibió a la emperatriz de Austria (conocida como Sissi), que regresaba de un viaje a Madeira
Al instalarse los Montpensier, a
mediados del siglo XIX, el palacio sufrió importantes reformas, entre ellas la
de la fachada septentrional que hoy da a la calle Palos de la Frontera, en
dirección al Hotel Alfonso XIII, en la que se dispusieron una serie de
esculturas de tamaño natural representando a los Doce Sevillanos Ilustres,
ejecutadas en 1895, obra del escultor romántico Antonio Susillo. Estas
esculturas son las siguientes:
• Juan Martínez Montañés, escultor.
• Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz y capitán general de la Reconquista
de Granada.
• Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pintor.
• Miguel de Mañara. Caballero y filántropo fundador del Hospital de la
Caridad.
• Lope de Rueda, escritor.
• Diego Ortiz de Zúñiga, historiador y escritor.
• Fernando de Herrera, poeta.
• Luis Daoíz, héroe militar de la Guerra de la Independencia Española.
• Benito Arias Montano, humanista.
• Bartolomé Esteban Murillo, pintor.
• Fernando Afán de Ribera y Enríquez, duque de Alcalá, humanista.
• Fray Bartolomé de las Casas, religioso, obispo de Chiapas, (México) y
protector de los indios.
Entre ellos hay tres que son sevillanos de adopción, pues no nacieron en la
ciudad, aunque vivieron y murieron en ella, y son: Benito Arias Montano, de
Fregenal de la Sierra (Badajoz), Rodrigo Ponce de León, de Cádiz, y Juan
Martínez Montañés, de Alcalá la Real (Jaén).
Cronología
1682 - Inicio de la construcción por Leonardo de Figueroa
1754 - Finalización de las obras y establecimiento como colegio-seminario de la
Universidad de Mareantes
1844 - Pasa a ser residencia de la infanta Maria Luisa Fernanda (1832-1897),
hermana de la Reina Isabel II
1846 - La infanta se casa con Antonio de Orleans (1824-1890), Duque de
Montpensier
1847 – Se cierra definitivamente el Colegio-Seminario de la Universidad de
Mareantes.
1848 - Los Duques de Montpensier se establecen en la ciudad pasando a residir
en el palacio desde 1849
1890 - Muere Antonio de Orleans
1893 - La infanta María Luisa cede a la Archidiócesis de Sevilla el palacio y a
la ciudad gran parte del terreno anexo al palacio, donde se construiría el
parque que llevaría su nombre.
1901 - El palacio se convierte en Seminario por disposición testamentaria de su
propietaria
1926 - Por encargo del cardenal Ilundain, el arquitecto vasco José María
Basterra lleva a cabo unas reformas en las que se incluye la construcción de
nuevos patios y la demolición de gran parte de la obra barroca del
edificio.
1962 - Nuevas reformas iniciadas para construir un convento, colegio mayor y
escuela de teología, contribuyen a desnaturalizar el diseño original del
edificio.
1989 - La Iglesia cede el palacio de San Telmo a la Junta de Andalucía y pasa a
ser sede de la Presidencia del Gobierno el 21 de abril de 1992, realizándose a
tal fin una pequeña reforma.
2005 - El arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra presenta un gran proyecto de
reforma total del edificio y el jardín colindante.
El duque aspiraba a obtener el
trono español y en 1868 financió el derrocamiento de Isabel II con un préstamo
de 5.750.000 pesetas del banco Coutts de Londres, para el cual tuvo que
hipotecar el palacio de San Telmo. Este derrocamiento derivó en una
revolución liberal, conocida como Revolución Gloriosa, tras la cual fue
condenado al exilio en Portugal. Aunque regresó, fue condenado de nuevo 1871 a
estar en una fortaleza en Menorca por no jurar lealtad al nuevo
monarca, Amadeo I de Saboya.
En 1875 comenzó su reinado Alfonso
XII, que tenía diecisiete años. En 1876 el duque quedó en libertad y regresó al
palacio de San Telmo. En los años siguientes realizaría reformas de poca
importancia el arquitecto Juan Talavera de la Vega.
Alfonso XII quiso casarse con la
hija del duque, María de las Mercedes de Orleans. Aunque ni el presidente
Cánovas del Castillo, ni las Cortes, ni Isabel II consideraban apropiado dicho
matrimonio, por ser su padre el duque de Montpensier.
El salón principal del palacio fue
escenario el 12 de diciembre de 1877 de la pedida de mano de su hija María
de las Mercedes de Orleans por parte del duque de Sesto,José Osorio y
Silva , en nombre de Alfonso XI y el senador Francisco Marín de San
Martín, marqués de la Frontera de España, mediante una carta
manuscrita del rey.
María de las Mercedes se casó en enero de 1878 y falleció en junio del mismo año. Esta relación amorosa de Alfonso XII con María de las Mercedes ha sido motivo de varios escritos, coplas popularesy la película ¿Dónde vas Alfonso XII? (1958).
El duque de Montpensier falleció en 1890 en su palacio de San Lúcar de Barrameda. En 1893 la viuda, María Luisa Fernanda, donó al Ayuntamiento de Sevilla 18,5 hectáreas de los jardines para que fuesen un parque público. En la actualidad este es el parque de María Luisa. En 1893 Juan Talavera de la Vega realizó un pabellón mudéjar, conocido como Costurero de la Reina, para que fuese empleado por los guardas del recinto.
En 1895 se terminó la construcción de la fachada norte del palacio. La parte superior se decoró con doce estatuas del escultor Antonio Susillo que representan a personajes sevillanos o ligados a la historia de la ciudad.
María Luisa Fernanda falleció en 1897. El palacio fue donado al Arzobispado de Sevilla.
Siglo XX
Desde 1848 el Seminario Metropolitano se situó en el Colegio de Maese Rodrigo, cerca de la catedral. En 1901, siendo arzobispo el cardenal Marcelo Spínola, el seminario se trasladó al palacio de San Telmo. En 1926, siendo arzobispo el cardenal Eustaquio Ilundain, el seminario vendió parte de los jardines para financiar obras en el interior del palacio, realizadas con un proyecto de los arquitectos bilbaínos José María de Basterra, que ya había trabajado para Ilundain en Orense, y Emiliano Amánn.
En el proyecto de 1926 se llevó a cabo la reforma de las estancias interiores del edificio. En los años 20 el arquitecto Aníbal González intervino para delimitar el espacio de los jardines del palacio trazando la calle La Rábida y la curva de la calle Palos de la Frontera. La altura del muro de separación de los jardines fue aumentada en 1946 con un proyecto de Aurelio Gómez Millán.
Tras un aparatoso incendio en 1952, en el que se dañó la estructura y el patrimonio del archivo, el palacio fue restaurado por el arquitecto Antonio Illanes del Río. Esta fue la primera restauración que sufrió el inmueble. En 1962 el interior de la zona norte del edificio fue reformado en estilo moderno para crear nuevas estancias. Este proyecto fue realizado por el arquitecto José Galnares Sagastizábal.
En 1967 el cardenal Bueno Monreal propuso la conversión del edificio en Parador de Turismo, aunque el proyecto no se llevó a cabo. En abril de 1968 fue declarado Monumento Histórico-Artístico. En 1969 José Galnares realizó un proyecto de restauración de las cubiertas que no se llevó a cabo. Galnares restauró las fachadas con un segundo proyecto, entre 1973 y 1974. En 1974 Antonio Delgado Roig creó varias estancias a base de parcelaciones en el entorno del patio de las Columnas.
La Diputación Provincial de Sevilla intentó adquirir el edificio, sin éxito, en 1980. El 19 de septiembre de 1989 se firmó un convenio entre la Junta de Andalucía y el Arzobispado de Sevilla por el que se cedía el edificio para que fuese sede de la Presidencia. A cambio, la Junta de Andalucía construyó un nuevo seminario en la avenida de la Palmer El palacio comenzó a ser sede del Gobierno andaluz en 1992.
Siglo XXI
Entre 2005 y 2010 el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra realizó una segunda reforma del edificio. En esta se centró en restaurar las partes de los siglos XVIII y XIX y en reformar elementos de poco valor arquitectónico y escasa calidad de materiales realizados en el siglo XX por Basterra y Sagastizábal.
Descripción
Los principales elementos del palacio original que se conservan en la actualidad son la fachada principal, el patio principal y la capilla.
La portada principal fue terminada en 1734, aunque la parte superior fue reformada entre 1775 y 1776. En el primer cuerpo se encuentra la entrada y, a ambos lados, columnas con diversos relieves. En el segundo cuerpo hay un balcón sostenido por figuras de atlantes y, a ambos lados del mismo, columnas jónicas junto a doce figuras alegóricas de la navegación. En el tercer cuerpo hay columnas de orden corintio y figuras de los monarcas san Fernando y san Hermenegildo y, en un arco en el centro, una figura de san Telmo. En el cuerpo superior hay dos estatuas sentadas con cornucopias. En el intercolumnio del tercer cuerpo hay una inscripción que dice:
Reinando en España el señor don Felipe V, el animoso, siendo juez conservador de este real colegio y seminario del señor San Telmo don Manuel de Torres, del Consejo de S.M. en el Real de Castilla y alcaide de los Reales Alcázares, y siendo mayordomo y diputado de la Universidad de Mercaderes [sic] y dicho colegio y seminario don Gregorio de los Ríos, del Orden de Calatrava, don Juan Sánchez y don Pedro Hernández Colarte, del Orden de Santiago, se edificó esta portada y torres del claustro. Año de 1734
Pasada la portada se accede a un
zaguán y, tras este, está el patio principal, realizado por Leonardo de
Figueroa. En el otro lado de este patio está la entrada a la capilla.
El patio está rodeado por una
galería con pilares cuadrados que, en su parte exterior, tienen adosados
capiteles jónicos. Estos pilares sostienen arcos de medio punto. Los lados este
y oeste tienen siete arcos y los lados norte y sur tienen cinco. Arriba hay un
segundo cuerpo de ladrillo rojizo, que tiene balcones que coinciden con las
pilastras, divididos por pilastras con capiteles corintios. Las pilastras, los
frisos, las jambas y otros elementos del patio están decorados con relieves.
Sobre el zaguán de acceso al patio hay una pequeña torre con un reloj y sobre
la parte de acceso a la capilla hay otra semejante con unas campanas.
La capilla cuenta con cinco
retablos del siglo XVIII. En el centro del altar mayor está la Virgen del Buen
Aire. A sus lados están san Pedro y san Andrés. En la parte superior del
retablo están representados san Fernando y san Telmo. Este retablo se realizó
entre 1723 y 1726 y sus autores principales autores fueron Domingo
Martínez y José Maestre.
Antonio Cabral Bejarano realizó algunas pinturas para la capilla entre 1850 y 1851. La bóveda de la capilla tiene tres óvalos pintados por este autor; uno con san Luis, otro con san Fernando y otro con la Virgen con el Niño. En cada uno de los laterales hay seis lunetos del mismo autor y del mismo año. En el muro izquierdo están santa Elena, san Juan de Dios, santa Cristina, san Felipe, san José con el Niño y santa Isabel de Portugal. En el muro derecho están san Francisco de Asís, san Clemente, san Carlomagno, santa Amelia, san Carlos Borromeo y santa Isabel de Hungría. Los frescos de la bóveda y la pared del coro también son obra de Antonio Cabral Bejarano. En la pared hay dos lunetos con dos momentos de la vida de san Antonio de Padua; uno con la aparición del Niño Jesús y otro predicando a los peces. En el centro de la pared hay un cáliz, simbolizando la Eucaristía. En la base de la bóveda del coro hay ángeles adultos con instrumentos musicales y sobre los mismos hay pintados querubines. Antonio Cabral Bejarano también realizó un frontal para el altar mayor.
En 1895 se finalizó la fachada norte. En su parte superior hay una serie de doce esculturas de sevillanos ilustres (por nacimiento o por residir en la ciudad) realizadas por el escultor Antonio Susillo. Los personajes representados en esta galería son: Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, Jaén), Rodrigo Ponce de León y Núñez (nacido en Cádiz), Diego Velázquez, Miguel Mañara, Lope de Rueda, Diego Ortiz de Zúñiga, Fernando de Herrera, Luis Daoíz, Benito Arias Montano (nacido en Fregenal de la Sierra, Badajoz), Bartolomé Esteban Murillo, Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón y Bartolomé de las Casas
LOS JARDINES DE SAN TELMO
Cuando en 1850, los Duques de
Montpensier e Infantes de España compraron al Estado el Palacio de San Telmo,
realizaron en el mismo importantes obras de adorno, y adquirieron de
particulares la huerta del Naranjal y los terrenos del exconvento de San Diego,
en ellos hicieron unos jardines costosos y magníficos por su extensión y su
exorno, a continuación de las fachadas Sur y Oriente del Palacio, con
ornamentación barroca ambas, teniendo delante de la primera en la planta una
arcada de orden dórico, columnas de mármol blanco y antepecho de barandillas
caladas de hierro con pedestales y remates de jarras y vasos de cerámica azul,
y la segunda está antecedida por una terraza con pedestales y jarras iguales.
Los decoradores dieron a los
jardines marcado carácter apaisado y pintoresco, irregular hasta con partes
agrestes y restos arqueológicos, del estilo inglés. Innumerables cuadros de
naranjal, bosquetes de muchos árboles, gran abundancia de palmeras en fila y en
grupos, plantíos de arbustos, entre caminos y sendas, constituyendo un
laberinto de cruces y de direcciones con calles enarenadas; macizos en figuras
geométricas, praderas, montañas, rías, saltos de agua, puentes, muchas cestas
de flores, cofres o cajoneras acristaladas, invernaderos, estufas, terrazas,
albercas, fuentes, kioscos, cenadores, cabañas, pajareras, jaulas, zoológicos,
juegos y deportes; columnas y bustos, vasos y jarras, ruinas imitadas, bancos
rústicos.
En 1893, la Infanta cedió a
Sevilla la mitad de los jardines, que hoy constituyen el magnífico Parque de
María Luisa; hízose un hermoso arrecife-paseo entre dicha parte y la que quedó unida
al Palacio, atravesando los jardines en toda su anchura, desde la Glorieta de
San Diego, en la esquina de la Fábrica de Tabacos, hasta el paseo de la orilla
del río. En la actualidad Avda. de María Luisa, nombre que adoptaría también el
Parque en honor de su donante
En la extensión de los jardines
unidos a San Telmo nada se ha hecho de mejoras ni cuidados en los años
transcurridos; ligera limpieza de huerta, escaso cultivo de flores de macetas,
restos casi abandonados de las variadas construcciones, en espera de la
proyectada transformación semejante a la realizada en el Parque que existió
bajo la dirección y custodia del Comité de la Exposición Iberoamericana.
La situación actual es similar a
la que se describía en estos párrafos:
“Al centro del lindero de estos jardines frontero al Parque, se hizo una glorieta con estatuas, comienzo del camino principal que llega a la fachada Sur del Palacio: en la glorieta, después de haber ocupado varios sitios en el tiempo de apogeo de estos jardines, se colocó el pedestal de sillería y estatua de bronce, representando a Fernando VII, vistiendo traje real, con manto y corona de laurel, estatua moderna hecha en París, procedente en 1861 de un palacio que allí tuvo la regente Doña María Cristina, viuda de Fernando VII, padres de la Infanta Doña María Luisa, Duquesa de Montpensier, ahora guardada en el Museo Municipal de la Torre de D. Fadrique” .
“A la izquierda del dicho camino principal de los actuales jardines de San Telmo, bajo arcos construidos de ladrillo y sobre muros de sepulturas, existen estatuas yacentes ojivales, de mármol blanco, vestidas al uso del siglo XV, procedentes del ex monasterio de San Francisco, que fueron allí colocadas en 1850 para su conservación y como nota del arte apaisado inglés de los jardines”.
Pero fué próximo a la celebración de la Exposición Iberoamericana cuando se solicitaba a la Mitra, ya que al ceder la Infanta María Luisa en 1893 el Parque de María Luisa, el Palacio de San Telmo y sus jardines hasta la actual Avda. de María Luisa, habían sido dejados a su muerte al Arzobispo de Sevilla para futuro enclave del Seminario Conciliar, cuando a petición de los organizadores del Certamen, fué disgregada de la Huerta del Seminario un área de 53.847 m2, diligenciada en Roma su cesión por el Eminentísimo y Reverendísimo Arzobispo de Sevilla D. Eustaquio Illundáin y Esteban, el 25 de abril de 1926. En cuyos terrenos se urbanizaron para instalar los últimos pabellones americanos que asistieron al Certamen, conservándose aún hoy el Pabellón de Estados Unidos, Pabellón de Chile, Pabellón de Uruguay, Pabellón de Perú, desaparecidos el Pabellón Dioramas y otros.
Desde aquellas fechas los jardines
han sufrido toda clase de depredaciones, las más funestas, el uso de los mismos
para la celebración desde el año 1956 hasta el 1980 de distintas Ferias de
Muestras, que han destrozado todo lo que de bello quedaba en aquel sector.
En la actualidad libres los
terrenos, éstos esperan una rápida actuación y un nuevo acondicionamiento para
que cumplan su función como zona verde pública en el bello marco donde están
ubicados.
De las especies que se han salvado
destacamos bellos ejemplares de Arecastrum romanzofianum, Cousapoa dealbata,
Lagunaria patersonii, Araucaria araucana, Ficus retusa, Washingtonia filífera,
Livistona chinensis, etc…, sólo algunos árboles han podido sobrevivir al mal
uso que han sido objeto estos terrenos.
La labor de recuperación de los
mismos es un clamor popular, pendiente de las decisiones políticas al respecto,
la recuperación del Casino de la Exposición y Teatro Lope de Vega para el
Municipio han de acelerar su puesta a punto.
Fuente: Jardines Sin Fronteras.
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