El 27 de enero de 1948, tras unas fuertes lluvias y un
crecimiento inusual del cauce del Tamarguillo, se produjo la rotura del muro de
contención en cinco puntos, lo que provocó la anegación de gran parte de la
capital. Si bien la inundación duró pocos días, la extensión de las zonas
inundadas y la magnitud de los daños causados fueron cuantiosos. La altura
media alcanzada por las aguas fue de un metro, llegándose a los cuatro metros
en las zonas más afectadas. El número de personas refugiadas ascendió
aproximadamente a seis mil, y los daños causados en las viviendas fueron
estimados en cuatro millones de pesetas. Las pérdidas producidas en la
industria y el comercio se valoraron en unos veinte y cinco millones de
pesetas. En la riada de 1948, la autoridad municipal tomó la iniciativa creando
una Comisión de Auxilio a Damnificados para atender las necesidades de la
población, llegando a formar un presupuesto municipal
extraordinario de diez millones de pesetas para financiar los gastos
ocasionados. No obstante, el gobierno tomó conciencia del peligro que podía
suponer para el régimen el descontento ciudadano por una mala gestión de las
inundaciones, por lo que concedió subvenciones al Ayuntamiento para atender a
los damnificados; aceleró la construcción de viviendas económicas; y promovió
la ejecución de obras de defensa.A comienzos de 1948 se produjo en Sevilla una tremenda riada provocada
por la rotura de los muros de defensa del Guadaira. El martes 27 de enero
las aguas desbordadas cubrieron los barrios de la Trinidad, San Julián, la
Ronda de Capuchinos, el Fontanal, la Corza, la Calzada, Campo de los Mártires,
Santa Justa, la calle Oriente, San Benito, Puerta Osario, Puerta Carmona, Cerro
del Aguila, Tiro de Línea, Puerta de Jerez, Puerta Real, Enramadilla, Cruz del
Campo, El Porvenir, Ciudad Jardín, Prado de San Sebastián, Avenida de la
Borbolla, Parque de María Luisa y Heliópolis
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