jueves, 30 de agosto de 2018

CONVENTOS E IGLESIAS DE SEVILLA "Santa Marina"


IGLESIA SANTA MARINA.
La Iglesia de Santa Marina es un templo católico y la sede de una parroquia de Sevilla. Es de arquitectura gótico-mudéjar. Se trata de uno de las iglesias más antiguas de la ciudad, pudiendo datar de 1265 aproximadamente. Hoy día es sede de la Hermandad de la Santa Cruz y la Sagrada Resurrección, que procesiona el Domingo de Resurrección.
Tras el repartimiento de la ciudad, se establece una parroquia dedicada a Santa Marina en la mezquita almohade que se hallaba en este mismo lugar, adaptada al culto católico. La primera construcción de dos de sus capillas laterales puede fecharse alrededor de 1265. A comienzos del siglo XIV se construiría la torre y a principios o mediados de ese mismo siglo se levantaría una nueva nave. No obstante, las primeras noticias fiables de este templo son de 1356, pues en dicho año siendo Rey de Castilla Pedro I, un terremoto obligó a la reedificación del templo.
Esta iglesia se transformará en el siglo XVIII, cuando se rehabilitan varias capillas, dieron cobijo a al menos cuatro hermandades: la Sacramental y de Ánimas (la única que sigue en la Parroquia), la Mortaja (actualmente en el antiguo Convento de la Paz, en la calle Bustos Tavera), la Divina Pastora (actualmente en una capilla situada en la Calle Amparo) y Nuestra Señora del Destierro.
Como en tantos otros edificios de la ciudad, el terremoto de Lisboa de 1755 provocó grietas y desperfectos que dieron lugar a diferentes reparaciones.
En 1864, un incendio obliga a cerrar el templo durante cinco años, y es posible que en este periodo se llegara a pensar en el derribo de la iglesia. Perdió entonces su condición de sede parroquial, que compartió unos años con San Marcos y también desde principios del siglo XX con San Julián.
En 1936, un incendio provocado arrasa el templo, que quedará en estado de ruina durante casi treinta años y que lo dejará sin uso hasta 1981. En ese mismo año la iglesia es cedida de forma exclusiva a la Hermandad de la Resurrección
  • Consta de 3 portadas:
La principal es de piedra y en ella se observan ocho arcos ojivales, constando en la última una decoración con puntas de diamante, zigzag y esculturas variadas. La portada del muro del Evangelio es un arco ojival con poca decoración. La de la Epístola está construida con ladrillo formando un cuerpo con tres arcos apuntados.
  • Esta iglesia presenta un ábside ochavado, con contrafuertes y ventanas ojivales geminadas, conjuntado una arquitectura de elegante belleza.
  • La torre de la Iglesia de Santa Marina se sitúa adosada al templo a los pies de la nave del Evangelio. Se perfila como una torre mudéjar de planta cuadrada y construida con ladrillo.
·         El interior del templo se divide en tres naves separadas por arcadas de arcos apuntados en ladrillo, que se apoyan en pilares cruciformes. La nave central es la más amplia tanto en altura como en anchura, y termina en un ábside poligonal, presentando además capillas laterales.
·         El techo del templo presenta 3 partes diferenciadas. La nave central se cubre con maderas labradas y entrecruzadas de estilo arábigo, o lo que es lo mismo, alfarje. Las naves laterales están cubiertas de colgadizo. Finalmente, las capillas están cubiertas con bóvedas..

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miércoles, 29 de agosto de 2018

PASEANDO POR LA SEVILLA DEL AYER "Plaza Magdalena"

PLAZA DEL PACIFICO POSTERIOR PLAZA GENERAL FRANCO, HOY PLAZA DE LA MAGDALENA:

Esta plaza surgió en 1811, al derribar el gobierno de ocupación francés la antigua iglesia de Santa María Magdalena. La parroquia se trasladó a la vecina iglesia del Convento de San Pablo, que estaba abandonado, y allí reside actualmente.
Entre 1840 y 1850 se realizan obras de reurbanización y ensanche, y se coloca la fuente en 1844. .
En un principio ya se llamó plaza de la Magdalena, que era el nombre que recibía una pequeña placita que estaba delante de la antigua iglesia. Pero tuvo otros muchos nombres; así, en 1841 se llamó "De la Libertad", en 1869 "Plaza del Pacífico", en 1928 "Plaza de Cristo del Calvario", en 1931 otra vez "del Pacífico", en 1936 "del General Franco", y finalmente en 1980 vuelve a ser la plaza de la Magdalena, nombre por el que siempre se le había conocido a pesar de tanto cambio.
En la antigua iglesia estaba enterrado Martínez Montañés, y sus restos quedaron sepultados en el derribo, como atestigua una placa en la fachada este de la plaza.






















martes, 28 de agosto de 2018

EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA 1929. "Pabellón de Estados Unidos"

Pabellón de los Estados Unidos de América, país que participaría con una partida presupuestaria de 700.000 dólares que sería aprobada en febrero de 1925. Entre los fines de dicha participación, se encontraba el de afianzar relaciones con Iberoamérica y el de fomentar el comercio con España con productos como hidrocarburos, materiales de construcción, o maquinaria agrícola, entre otros. Así, el 26 de julio del año siguiente se le otorgaría una parcela de unos 7.200 metros cuadrados en los Jardines de San Telmo, donde se unen la Avenida de María Luisa y el Paseo de las Delicias. Sin embargo, había primero algunos problemas que solventar, ya que la Administración estadounidense no podía construir edificios permanentes en otros países en terrenos de los que no fuera propietario; de este modo, lo que se hizo fue llegar a un acuerdo mediante el cual el Ayuntamiento le concedía a Estados Unidos los terrenos por un período de 75 años a contar desde el 31 de diciembre de 1930, si bien el consistorio podría recuperarlos mediante un pago de 200.994 dólares por el coste de las construcciones, o bien ampliar la cesión por otros 75 años más.
El Comisario General nombrado por Estados Unidos sería el ex gobernador de Arizona Thomas Campbell, mientras que el delegado permanente en Sevilla sería el juez Roderick Nathaniel Marson; también se crearía una comisión de asesores. De entre los cinco arquitectos elegidos para participar en el concurso que se realizó, el proyecto elegido sería el de William Templeton Johnson, autor, entre otros, del Museo de Arte de San Diego, de inspiración plateresca de la España renacentista del siglo XVI, una influencia, pues, española, que era la que se buscaba para el futuro pabellón. El proyecto de Templeton contaba con tres edificios, uno permanente, que sería usado como consulado cuando la Exposición acabara, y dos provisionales, todos ellos edificados por una empresa de Nueva York que comenzó las obras en febrero de 1928.
El pabellón principal tendría una superficie de unos 1.600 metros cuadrados. Con una planta hexagonal, constaría de dos plantas y un patio central rodeado con pórticos cubiertos. Al exterior, se diseñaría con dos fachadas principales, ambas de inspiración renacentista: una daría al Paseo de las Delicias, con una portada que nos trae reminiscencias de la del Museo de Arte de San Diego; la otra sería la de acceso y estaría en la Avenida de María Luisa, con una portada dividida en dos, la parte inferior y hasta el balcón con elementos platerescos y algunos detalles barrocos en las pilastras, y la superior coronada con un frontón partido en el que se circunscribe el balcón enmarcado por una cenefa y rematado por una cornisa ondulada. Por su parte, los pabellones provisionales serían de inspiración plateresca, con fachadas de madera revestida y desprovistas de decoración, la cual se concentraría en la parte superior de éstas.

En cuanto a los productos expuestos, éstos fueron todos estatales, de modo que los de las empresas privadas fueron ubicados en las Galerías. El edificio permanente acogió una serie de obras del Nacional Museum of Fine Arts, además de contar con una biblioteca con libros de la historia de América, entre otras temáticas; también hubo una muestra de diferentes departamentos de Estado, como Correos, Marina, Hacienda, del Canal de Panamá, Aeronáutica, la Biblioteca del Congreso, etc. Asimismo, se podía contemplar un mapa en el que estaban marcadas las rutas que siguieron los conquistadores españoles. Se exhibieron numerosos adelantos tecnológicos estadounidenses, como una lavadora mecánica, o un refrigerador eléctrico, entre otros.
Uno de los pabellones provisionales acogió un cinematógrafo con un aforo de 350 personas donde se proyectaban películas y documentales de temas históricos, militares y económicos sobre Estados Unidos. En el otro, de exhibiciones, se ubicaron los expositores de los departamentos de Agricultura, Comercio e Interior, con reproducciones de un aeropuerto y del Gran Cañón del Colorado en miniatura, etc. Se contó, además, con una emisora con la que se comunicó Sevilla con todo el mundo y con un centro musical con altavoces fuera del pabellón que emitían música.
Cuando la Exposición fue clausurada, el pabellón provisional de exhibiciones fue desmontado, mientras que el del cinematógrafo fue cedido al Ayuntamiento, que lo convertiría en el Teatro Infantil 'Juan de la Cueva', siendo así el primer espacio en Sevilla destinado a representaciones infantiles, funcionando como tal hasta que fue derribado en los años sesenta. El pabellón principal, en cambio, sobrevivió, pues, como dijimos antes, albergó el consulado americano después del certamen; desde mayo de 2006, por cesión del Ayuntamiento, es sede de la Fundación Valentín de Madariaga - Centro de Arte Contemporáneo.
Localización: Avenida de María Luisa, s/n. 41013 Sevilla.


Fuente: Una ventana desde Madrid/ Lourdes Morales Farfan
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domingo, 26 de agosto de 2018

ALBORES DE PRIMAVERA DE 1953 A 1973 (PARTE 3ª)


AL BORES DE PRIMAVERA (Carteles anunciando la Semana Santa y Feria de Sevilla)
De 1953  a 1973.
Durante mucho tiempo la Semana Santa sevillana hubo de compartir con la Feria el cartel que año tras año difundía estas festividades. Desde 1881, el Ayuntamiento sevillano ha editado anualmente un cartel propagandístico para difundir en la propia ciudad, en el resto del territorio español y en el extranjero, las Fiestas de Primavera. Sin embargo, hasta 1890 no apareció en el cartel un motivo relacionado con la Semana Santa; fue dicho el cartel obra de José García Ramos y en él figuraba de gran tamaño la figura de un nazareno, vestido de negro con cirio en la mano.
Esta primera referencia no quedó tipificada en adelante, porque hasta 1895 no vuelve a constatarse la iconografía de la Semana santa en el cartel, esta vez con un breve retazo que describe la salida del templo de un paso de Cristo acompañado de sus nazarenos.
La primera alusión a una imagen procesional concreta se efectúa en 1896 en un espléndido cartel de Francisco Narbona. Se trata de una representación de la imagen de Jesús del Gran Poder a la que se le dedica un reducido espacio en la parte superior izquierda. Sigue en años sucesivos constatándose la presencia de motivos iconográficos alusivos a la Semana Santa, basados generalmente en figuras de nazarenos desfilando y se llega al año 1900 en el que el autor del cartel, Gonzalo Bilbao, realizó una bella alegoría en la que contrapone la Sevilla profana de la Feria con la Sevilla religiosa de la Semana Santa a través de dos bellas figuras femeninas, una vestida de blanco alusiva al divertimento profano y la otra de negro referida al sentimiento religioso. Esta contraposición afortunada hizo escuela y logró configurar un tema que en años sucesivos se volvería a tratar de forma reiterada.
Desde principios del siglo XX se fueron editando carteles que generalmente mantuvieron un alto nivel creativo y esplendido resultado visual. Las alusiones a la Semana Santa siguieron personificándose a la presencia de nazarenos que se contraponen con bellas jóvenes con mantones y abanicos o con figuras de toreros.
Después, coincidiendo con etapas de marcado laicismo en la vida loca y nacional, se advierte la ausencia de temas de Semana Santa en el cartel y así puede comprobarse que de 1910 a 1925 no aparecen representaciones relacionadas con los desfiles procesionales, excepto en el cartel de 1913, obra de Gonzalo Bilbao en el que, de nuevo, pero con menor fortuna que en 1900, contrapone el espíritu de la Sevilla profana con la religiosa.
Grandes pintores fueron dejando por estos años prueba de su talento en magníficos carteles. Así a los nombres ya citados, añadiremos nombres como Honheleiter, Bacarisas y más tarde Juan Miguel Sánchez. Precisamente fue este último artista citado quien, en 1931, realizó el primer cartel de Fiestas de Primavera dedicado exclusivamente al tema religioso, prescindiendo en él de cualquiera iconografía profana. Se editó con el título de "Luz y Gracia de Sevilla" y mostraba una ejecución técnica excelente, con tintas planas y colores cálidos. La iconografía seleccionada por Juan Miguel Sánchez fue la del palio de la Macarena consiguiendo plasmar así el que sin duda es el mejor cartel de cuantos se han realizado a través del tiempo, con el tema de Semana Santa. Con este cartel se llegó a la culminación de todo proceso creativo, ya que nunca volvió a superarse, aunque en años sucesivos el autor creó más carteles para la Semana Santa, pero no logró superar este, que quedó para la Historia.

En las últimas décadas se constata una cierta reactivación merced al encargo que el Ayuntamiento hace a renombrados pintores locales, en las que se han creado algunos ejemplares notables, como es el realizado por Carmen Laffón en 1983, obra que refleja la delicadeza y exquisita sensibilidad de esta pintora.
Fuente Regina Osta/ ABC Sevilla


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