sábado, 12 de mayo de 2018

SEVILLA VISTA POR LOS PIONEROS DE LA FOTOGRAFIA. "Louis León Masson"






































Luis León Massón ( 1820-1874) ha sido recordado en la historia como retratista de muertos o difuntos, una labor que entre los fotógrafos de su tiempo no era precisamente una práctica extendida. Eso no quita que en su cartera de archivos también figurasen vistas y monumentos de la ciudad, tan solicitados por los clientes de su época.
Fue a partir de 1851 cuando inició su profesión como daguerrotipista de cadáveres en su gabinete de la calle de las Escobas nº 50. En estas labores, tenía a su señora esposa como principal ayudante. Esta práctica tuvo su auge de manera indiscutible hasta el año 1858, en que empieza a remitir su demanda, sin perderla. El último recuerdo del ser querido en forma de retrato obtuvo una muy numerosa clientela. Sin embargo, llevar a la práctica este trabajo no era tarea fácil. Massón tenía que trasladar su equipo fotográfico hasta el domicilio del fallecido. Una vez allí, se había de trasladar su cuerpo a la azotea para aprovechar la luz, y prepararlo para el retrato, que a veces se hacía solo o acompañado de la familia. La preparación del difunto se efectuaba de la manera más escrupulosa posible, a fin de otorgarle grandes dosis de vivificación. Para ello, se vertían varias gotas de glicerina en los ojos, polvos color carne en las mejillas y pintura color carmín en los labios. El difunto solía retratarse sentado o tendido en la cama, por expresa decisión de la familia. De forma excepcional se retrataba en el propio féretro. Cuando el fallecido se trataba de un niño, se retrataba entre flores. En el anuncio de su negocio, insertado en el diario El Porvenir del 1 de junio de 1858, se daba buena cuenta de sus especialidades.

"Retratos sobre placa,vidrio y papel, en calle Las Escobas número 50. Vistas, reproducción de pinturas antiguas, modernas y retratos de muertos"

Massón combinó sus trabajos en el propio estudio con otros fuera de él. Cuando los motivos laborales le hacían ausentarse, su esposa se encargaba del gabinete, que además de vender las colecciones del fotógrafo también ofrecía al público diferentes accesorios fotográficos. Fuera del ámbito necrológico, en su comercio se podían encontrar numerosas vistas simples o estereoscópicas de Sevilla, Granada o Jaén.

A finales de 1858 traslada su negocio a un enclave mucho más comercial en pleno centro de Sevilla, instalándose en el local de la calle Sierpes nº 13. Así lo anuncia en la prensa de la época a su clientela habitual y sevillanos en general:

"Don Luis León Massón, retratista al daguerrotipo se ha trasladado de calle de las Escobas nº 50 a la de Sierpes nº 13, advirtiendo al público que hace retratos sobre papel, cristal y plata y vende vistas de monumentos"

Sin embargo, a partir del año 1860 se le pierde la pista. En las guías de la ciudad existentes en esta década no se le nombra. Ni en la de Morilla de ese mismo año, ni en la de Zarzuela de 1868. Miguel Ángel Yañez Polo, en una de sus obras dedicada a la historia de la fotografía hispalense, contempla la más que posible probabilidad de que Massón falleciese de manera repentina a comienzos de esta década. Su negocio lo mantendría abierto su esposa, la que tantas veces le acompañó y ayudó en todos sus quehaceres. Con ella estuvo su hijo, Luis Massón, hasta que abrió su propio negocio fotográfico en la calle Almirantazgo nº 1, en el año 1871.   

 Falleció en 1874. En 1881 su hijo comercializó originales del padre con el sello Luis León Masson e hijo




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