jueves, 29 de noviembre de 2018

BAUL DE LOS RECUERDOS "Riada de 1947"



1947

Casi 7.000 personas se vieron en 1947 expulsadas de su casa por la riada del Guadalquivir. No solo en Sevilla se sintieron sus efectos, también en la provincia. Las crónicas de la época hablan de muchas poblaciones anegadas: Alcalá del Río, Brenes, La Algaba, Tomares, San Juan de Aznalfarache, Gelves, La Puebla, Coria...

Mientras, en Sevilla se sucedían los problemas. El río arrastraba cadáveres de las víctimas del agua, la corriente se llevó un barco amarrado en San Telmo hasta el puente de Alfonso XIII, río abajo. También hubo derrumbe de casas en San Pablo, Parras y Torrijano.

La fuerza del agua, que se llevó vidas y casas, anegó zonas enormes de la ciudad, y la Pañoleta era un enorme lago. Lo mismo ocurrió en la Alameda, donde estuvieron achicando agua una semana.

En la memoria de muchos sevillanos hay aún imágenes muy parecidas a las que estos días se han visto en el recorrido del río Ebro, porque el Guadalquivir también ha querido recuperar su dominio muchas veces. No hace tanto, en 2010, el río se salió de madre e inundó numerosas poblaciones ribereñas llegando sus aguas a ocupar la zona del Charco de la Pava.
Otra de las más famosas inundaciones son las que se produjeron en 1961, aunque en aquel caso el que se desbordó fue el arroyo Tamarguillo, pero hoy, 4 de marzo, se cumplen 68 años de una de las inundaciones más graves provocadas por el desbordamiento del Guadalquivir en Sevilla y buena parte de los municipios ribereños.
De la gravedad de aquella inundación, en una época en la que las penurias de la posguerra proseguían y en la que no había pantanos con los que poder laminar la fuerza con la que el Guadalquivir clamaba por su espacio, da cuenta la cifra de refugiados: 6.887 según cuentas las crónicas de la época. Entre los afectados, uno muy singular: el general Gonzalo Queipo de Llano, que se quedó aislado, junto con su familia, en el cortijo Gambogaz, en Camas. El entonces alcalde de Sevilla, Rafael Medina, llegó a mandar al teniente de alcalde del Ayuntamiento, Manuel Grosso, y a miembros de la Policía Urbana en una barca para rescatarlo, pero al no caber todos los que estaban allí en la misma, el general declinó el ofrecimiento.
Esas mismas crónicas señalan que la subida del nivel del río en 80 centímetros provocó inundaciones en Peñaflor, Villaverde del Río, La Rinconada, Alcalá del Río, Brenes, La Algaba, Tomares, San Juan de Aznalfarache, Gelves, La Puebla y Coria del Río(donde se produjeron varios derrumbes) y que en Sevilla capital el agua inundó buena parte de Triana, desde el Tardón y el barrio León a la calles Betis o Castilla, Puerta Real, Gravina, el Museo, Trajano y la Alameda.
Cuentan que hubo varios fallecidos (vieron flotando cadáveres en el río), que la fuerza del agua hizo que un barco que estaba en los muelles de San Telmo se le rompieran las amarras y llegase hasta el puente de Alfonso XIII, que desde Triana a la Pañoleta aquello era un lago y que varias casas se derrumbaron en calles San Pablo, Parras y Torrijiano.
También tuvieron que desaguar el mercado de Entradores y hasta la cripta de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores en la Catedral y se habilitaron edificios para hospitales provisionales al tiempo que se abrió una cuenta con donativos para los damnificados por las riadas.
En algunos lugares, como la Alameda, las labores para retirar el agua se prolongaron durante una semana







































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