LOS CAÑOS DE CARMONA:
Construido en
ladrillo como material principal, los Caños de Carmona fueron el principal
suministro de agua potable a Sevilla desde sus orígenes romanos según los
restos hallados en las exploraciones realizadas en los túneles de Alcalá de
Guadaíra.
En el siglo XII
se encontraron varios restos del acueducto: los cimientos de los pilares y
restos de la acequia. El emir almohade Abu Yusuf Yaqub mandó edificar el nuevo
acueducto aprovechando el mismo recorrido que el primitivo romano. En 1172 se
inaugura, con gran regocijo, la nueva traída de aguas, que implicaba el
acueducto y un gran aljibe en el centro de la ciudad, desde donde se repartía
el agua a las fuentes públicas, palacios, baños y algunas casas privadas.
También sirvió para regar las huertas del palacio de la Buhaira.
El acueducto se
abastecía del manantial de Santa Lucía, ubicado en el municipio de Alcalá de
Guadaíra, donde los caños pasaban atravesando largos túneles subterráneos y
bóvedas excavadas en la roca o fabricadas de ladrillos (algunos de ellos con un
peso de seis kilos), a lo largo de los cuales habían accesos hasta la
superficie para ventilar la conducción y permitir entrar y salir a los obreros
que lo mantenían, contándose en esta zona alrededor de veinte accesos.
El acueducto
terminaba en la Puerta Carmona , continuando dentro de la ciudad hasta un gran
depósito desde el que se distribuían las aguas hacia las diversas fuentes de la
ciudad, siendo disfrutada principalmente por la aristocracia, instituciones
religiosas, la Casa Pilatos las Huertas del Rey y los Reales
Alcázares
La demolición
Desde finales
del siglo XIX los vecinos de la Puerta de Carmona y del barrio de La Calzada se
quejaban al Ayuntamiento de la peligrosidad del tramo último de los Caños, pues
sus arcos servían de refugio a inmigrantes, desahuciados sin hogar y también a
delincuentes.
Los problemas
de salubridad y convivencia social, unidos a los planes de ensanche de las
rondas de la ciudad, hicieron que el Consistorio consultara a la Comisión de Monumentos
de la administración central. Madrid aprobó el plan, respondiendo que el
acueducto “es obra vulgar, sin rasgos artísticos, desprovisto de interés
arqueológico“. De nada sirvió la defensa que hizo el arqueólogo sevillano
José Gestoso. La demolición se inició el 26 de enero de 1912, y aunque duró
varios meses, no fué completa; en 1959 se derribaron los últimos tramos al
edificarse los barrios de La Candelaria y Los Pajaritos.
Sólo han quedado tres
pequeños tramos a lo largo de la vía que ocupaba. El primero cerca de la
intersección de la Avenida de Andalucía con la Ronda del Tamarguillo en la
baririada de Los Pajaritos. El segundo está en la calle Luis Montoto, en la
esquina con Jiménez Aranda. El tercer tramo, también en la calle Luis
Montoto,apareció en 1990, con las obras previas a la Expo 92. Al desmontar el
puente que salvaba las vías del ferrocarril apareció el acueducto, enterrado en
el talud de subida del puente. Actualmente se ve en el centro de la calzada,
junto a la intersección de la calle Amador de los Ríos.
Fuente:
Sevillapedia.
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