La Puerta de la Macarena (del árabe Bab–al-Makrin), conocida como arco de La Macarena es
una de las pocas puertas que se conservan en la actualidad de las murallas de Sevilla. Está ubicada en la calle Resolana, dentro del popular barrio sevillano de La Macarena, del que toma su nombre, y se sitúa
frente a la basílica homónima, que alberga la imagen de María Santísima de la Esperanza Macarena, una de las imágenes
más características de la Semana Santa sevillana y muy vinculada a la puerta.
Se trata de la entrada de la muralla situada más al norte de la ciudad, y
la mayor de todo el conjunto, y forma parte de los pocos restos que se
conservan de las murallas de la ciudad, junto con el paño de muralla que la
conectaba con la puerta de Córdoba a través de un
muro en el que se conservan siete torreones. Aunque el recinto murado de la
ciudad fue construido en época de Julio César sobre la antigua defensa cartaginesa, la actual puerta de la Macarena es fruto de una remodelación llevada
a cabo entre los años 1723 y 1795, en la que los
elementos arquitectónicos islámicos fueron sustituidos por el aire clasicista que presenta en la actualidad, aunque también sufrió
remodelaciones posteriores, como las llevadas a cabo en el siglo XIX, o la
última, ocurrida en el año 1998.
A pesar de que fue bautizada por el pintor Manuel Rodríguez como Puerta
del Cielo, tal y como reza en el retablo cerámico que realizó y que figura
empotrado sobre el arco, siempre fue conocida por este nombre, derivado del
árabe Bab–al-Makrin, como era conocida en tiempos de la dominación
musulmana. Tampoco se modificó su nombre por circunstancias reales, como fue el
caso de la puerta de Goles, que pasó a denominarse puerta Real por hacer su
entrada por ella en la ciudad Felipe II de España, a pesar de que por la de La Macarena lo
hicieron Isabel I de Castilla, Fernando II de Aragón, Carlos I de España y su prometida Isabel de Portugal, y por último Felipe IV. Era la puerta utilizada por los reyes que visitaban por primera vez
la ciudad, y ante sus muros se levantaba un altar en el que realizaban su
pleito homenaje, y tras lo cual les eran entregadas las llaves de la ciudad.
Las murallas de Sevilla fueron construidas en tiempos de Julio César para reemplazar la empalizada cartaginesa que existía, y ampliadas
durante el imperio de su hijo César Augusto. Posteriormente, en el siglo XII los árabes llevaron a cabo una importante ampliación que duplicó el
recinto murado bajo el dominio del sultán Ali ibn Yusuf.
En el año 1358, ingresó por esta
puerta el infante don Fadrique, progenitor del linaje de Enríquez, para morir engañado en la ciudad por orden de su
hermanastro Pedro I de Castilla. El 10 de marzo de 1526 prestó juramento
e hizo pleito homenaje a la ciudad en esta puerta el rey Carlos I, que llegó a ella para celebrar sus bodas con doña Isabel de Portugal
Sufrió una renovación en 1723 por orden
de Alonso Pérez de
Saavedra y Narváez, conde de la Jarosa, siendo alcalde de la
ciudad, y en el año 1795 fue reedificada
por el arquitecto de la ciudad José Chamorro. En 1836, con motivo de la
invasión de Andalucía por las fuerzas carlistas, se realizó un foso con puente levadizo con el fin de fortificar el
conjunto. Posteriormente, el 17 de julio de 1854 entró en la
ciudad por este arco el general Leopoldo O'Donnell.
A partir de la revolución de 1868, se comenzó a derribar la muralla de la ciudad, cuyo
trabajo finalizó en 1873. Esta medida no
afectó a las murallas de la Macarena, que se salvaron gracias a una alegación
de la Comisión de Monumentos sobre su valor histórico que las hacía diferentes
al resto, pero el ayuntamiento siguió con la intención de hacerlas desaparecer.
En 1909 el cabildo de la ciudad seguía manteniendo su idea de ensanche y
nueva urbanización del barrio, por lo que presentó la siguiente determinación
acerca de su derribo:
Si los restos de la
muralla romana que en estado de lamentable ruina se extienden desde la puerta
de la Macarena en dirección a Capuchinos tuvieran algún valor arqueológico o
recordaran algún hecho glorioso de nuestra historia, no sería el concejal que
suscribe quien se atreviera a proponer su demolición, aún reconociendo los
grandes beneficios que de ella podría reportar Sevilla entera y muy
especialmente el barrio en que están enclavadas; pero dichos restos de muralla
no tienen otro mérito que el que les da su antigüedad, y no es ésta razón
suficiente para que a ella deban sacrificarse conveniencias de orden muy
superior.
Finalmente el arco y paño de muralla fue conservado, y en la actualidad
goza de la protección de Bien de Interés Cultural, junto con los restos
de la muralla localizados en otros puntos de la ciudad.
Origen del
nombre
Se desconoce con exactitud la procedencia el topónimo Macarena.
Entre las diferentes hipótesis se encuentran la posibilidad árabe en el
vocablo Macarea, o posiblemente tenga que ver el nombre de Bab–al-Makrin,
con el que era conocido el arco en tiempos de la dominación
musulmana. Siguiendo en la cultura árabe, también existe la teoría de que
el nombre proceda del de una infanta mora que vivía junto a la muralla, o
de un moro del mismo nombre, tal y como relata en 1587 el
escritor Alonso Morgado en su Historia
de Sevilla:
que la Puerta de la
Macarena tomó su nombre de un Moro principal llamado Macarena, por quanto salía
él por esta Puerta a una su heredad media legua de Sevilla, donde hasta hoy
permanece una Torrezilla llamada Macarena del nombre deste Moro, que la edificó
en aquella su pertenencia. Y por la misma razón se llama hoy también Collado de
la Cabeça de Macarena, en el camino de la Rinconada, pueblo de aquel tiempo una
legua de Sevilla
Otra de las hipótesis sobre su origen sería la palabra Macarius,
procedente de su etapa romana, concretamente de un patricio con dicho nombre
que habría tenido grandes propiedades en la zona e incluso siguiendo la misma
línea en el tiempo otros historiadores vinculan el origen de su nombre
con Macaria, hija de Hércules.
Al contrario de lo que comúnmente se piensa, el barrio no toma su nombre de
la venerada imagen de la Esperanza Macarena, sino que es esta Virgen la que
teniendo advocación a la Esperanza toma el nombre del barrio como referencia.
Descripción
Se trata de la puerta de mayor volumen de todas las que existieron en el
conjunto amurallado de la ciudad, y en ella comenzaba el camino de herradura que conducía
a Extremadura. Constituye un pequeño fortín formado por un gran arco con empinado ático
coronado de capiteles y otros remates, y su aspecto actual, de aire clasicista es producto de las remodelaciones efectuadas en época moderna.
Desde antiguo la puerta estaba muy decorada con inscripciones y pinturas,
entre ellas un fresco dedicado a la Virgen de los Reyes, patrona de la ciudad, y un
retablo en lienzo de Nuestra Señora de los Dolores. En la actualidad, en el conjunto
se localizan cinco lápidas embutidas con diferentes inscripciones que hacen
alusión a diversos acontecimientos importantes, como fue la inauguración del
retablo, las reformas llevadas a cabo en 1723, 1795 y 1998, o una ordenanza de 1630 destinada a los
guardas de la puerta, para que no ejerciesen sus funciones fuera de ella, que
dice: «Por provición del rey nuestro señor de 20 de setiembre de 1630 se
prohivio a los guardas no salieran a los caminos ni otro lugar alguno al
cumplimiento de su obligación, ni se apartaran de su puerta, cuya vigilación
está cometida al señor asistente, siendo diputado el señor D. Diego de Ulloa.
Año de 1630».
Junto al arco se puede contemplar el monumento al bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda, renovador de la
Semana Santa de Sevilla, en una obra del escultor también sevillano Luis Álvarez Duarte.
El arco está fuertemente ligado a la imagen de María Santísima de la
Esperanza Macarena, y su Hermandad lo atraviesa
anualmente al iniciar y al finalizar su estación de penitencia en La Madrugá del Viernes Santo.
Además, sobre el arco se localiza un retablo cerámico de azulejo
policromado representando esta imagen, obra del pintor alcalareño Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela, en 1922. Para su
construcción, la Hermandad de la Macarena llevó a cabo una colecta popular, y
fue inaugurado el 27 de mayo de 1923 por la
infanta María de la Esperanza de Borbón-Dos
Sicilias.[ Se trata de un bloque cerámico de
unas dimensiones aproximadas de 2,25 m x 2,85 m, que presenta la imagen de la
Esperanza Macarena, bajo la que aparece el lema “Esperanza nuestra, Ella es
morada de Dios y Puerta del Cielo”; flanquean el conjunto los escudos
de España, de Sevilla y de la Hermandad de la Macarena.
El paso más significativo de la imagen por esta puerta fue el que se llevó
a cabo durante los actos de celebración del IV centenario de la fundación de la
Hermandad en el año 1995. El día clave fue
el 23 de septiembre, cuando tuvo lugar el Solemne Pontifical, acto oficiado por el arzobispo de Sevilla fray Carlos Amigo Vallejo, al que asistió la infanta María de la Esperanza de Borbón-Dos
Sicilias (quien había inaugurado 72 años antes el retablo cerámico), junto con
su marido, el príncipe pretendiente
de Brasil don Pedro Gastón de Orleans-Braganza.
Fuente: dictionnaire.sensagent.leparisien.fr.
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La historia del azulejo, , que custodia el Arco de la Macarena se remonta al año 1922. Se trata del cuadro cerámico de la Esperanza que se inaugura el 27 de mayo de 1923 por la infanta María Esperanza de Borbón. El retablo nace de las manos del ceramista Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela, «uno de los más fecundos y notables artistas decoradores de loza trianera, siendo el primero que aplicó la técnica al ‘aguarrás’ a los azulejos pisanos, pues la había aprendido en su etapa en La Cartuja», explica Jesús Palomero Páramo en el libro «Ciudad de retablos», editado en 1987 y que recoge la página web el experto Martín Carlos Palomo García en un artículo sobre el azulejo macareno.
El del Arco de la Macarena
es el último retablo que salió del taller de Manuel Rodríguez y Pérez de
Tudela, premiado en múltiples certámenes y exposiciones de cerámica, como
las de Sevilla (1905, 1908 y 1911) y Méjico (1910). «Para pagar su factura se
organizó una suscripción popular, que alcanzó la suma de 1.018 pesetas,
publicándose la marcha de la recaudación en las páginas de ‘El Correo de
Andalucía’ y de ‘El Noticiero Sevillano’», detalla Palomero Páramo. «Su
cocción defectuosa hizo que se retocase al óleo y aparece flanqueado por los
escudos de España y Sevilla, a la derecha y los de la Hermandad Macarena, a su
izquierda
La primera foto no corresponde al Arco de la Macarena, sino a la Puerta Carmona. A su izquierda se pueden observar los Caños de Carmona.
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