Pabellón
de los Estados Unidos de América, país que participaría con una partida presupuestaria
de 700.000 dólares que sería aprobada en febrero de 1925. Entre los fines de
dicha participación, se encontraba el de afianzar relaciones con Iberoamérica y
el de fomentar el comercio con España con productos como hidrocarburos,
materiales de construcción, o maquinaria agrícola, entre otros. Así, el 26 de
julio del año siguiente se le otorgaría una parcela de unos 7.200 metros
cuadrados en los Jardines de San Telmo, donde se unen la Avenida de María Luisa
y el Paseo de las Delicias. Sin embargo, había primero algunos problemas que
solventar, ya que la Administración estadounidense no podía construir edificios
permanentes en otros países en terrenos de los que no fuera propietario; de
este modo, lo que se hizo fue llegar a un acuerdo mediante el cual el
Ayuntamiento le concedía a Estados Unidos los terrenos por un período de 75
años a contar desde el 31 de diciembre de 1930, si bien el consistorio podría
recuperarlos mediante un pago de 200.994 dólares por el coste de las
construcciones, o bien ampliar la cesión por otros 75 años más.
El Comisario General nombrado por
Estados Unidos sería el ex gobernador de Arizona Thomas Campbell, mientras que
el delegado permanente en Sevilla sería el juez Roderick Nathaniel Marson;
también se crearía una comisión de asesores. De entre los cinco arquitectos
elegidos para participar en el concurso que se realizó, el proyecto elegido
sería el de William Templeton Johnson, autor, entre otros, del Museo de Arte de
San Diego, de inspiración plateresca de la España renacentista del siglo XVI,
una influencia, pues, española, que era la que se buscaba para el futuro
pabellón. El proyecto de Templeton contaba con tres edificios, uno permanente,
que sería usado como consulado cuando la Exposición acabara,
y dos provisionales, todos ellos edificados por una empresa de Nueva York que
comenzó las obras en febrero de 1928.
El pabellón principal tendría una
superficie de unos 1.600 metros cuadrados. Con una planta hexagonal, constaría
de dos plantas y un patio central rodeado con pórticos cubiertos. Al exterior,
se diseñaría con dos fachadas principales, ambas de inspiración renacentista:
una daría al Paseo de las Delicias, con una portada que nos trae reminiscencias
de la del Museo de Arte de San Diego; la otra sería la de acceso y estaría en
la Avenida de María Luisa, con una portada dividida en dos, la parte inferior y
hasta el balcón con elementos platerescos y algunos detalles barrocos en las
pilastras, y la superior coronada con un frontón partido en el que se
circunscribe el balcón enmarcado por una cenefa y rematado por una cornisa
ondulada. Por su parte, los pabellones provisionales serían de inspiración
plateresca, con fachadas de madera revestida y desprovistas de decoración, la
cual se concentraría en la parte superior de éstas.
En cuanto a los productos expuestos,
éstos fueron todos estatales, de modo que los de las empresas privadas fueron
ubicados en las Galerías. El edificio permanente
acogió una serie de obras del Nacional Museum of Fine Arts, además de contar
con una biblioteca con libros de la historia de América, entre otras temáticas;
también hubo una muestra de diferentes departamentos de Estado, como Correos, Marina,
Hacienda, del Canal de Panamá, Aeronáutica, la Biblioteca del Congreso, etc.
Asimismo, se podía contemplar un mapa en el que estaban marcadas las rutas que
siguieron los conquistadores españoles. Se exhibieron numerosos adelantos
tecnológicos estadounidenses, como una lavadora mecánica, o un refrigerador
eléctrico, entre otros.
Uno de los pabellones provisionales
acogió un cinematógrafo con un aforo de 350 personas donde se proyectaban
películas y documentales de temas históricos, militares y económicos sobre
Estados Unidos. En el otro, de exhibiciones, se ubicaron los expositores de los
departamentos de Agricultura, Comercio e Interior, con reproducciones de un
aeropuerto y del Gran Cañón del Colorado en miniatura, etc. Se contó, además,
con una emisora con la que se comunicó Sevilla con todo el mundo y con un
centro musical con altavoces fuera del pabellón que emitían música.
Cuando la Exposición fue clausurada, el pabellón provisional
de exhibiciones fue desmontado, mientras que el del cinematógrafo fue cedido al
Ayuntamiento, que lo convertiría en el Teatro Infantil 'Juan de la Cueva',
siendo así el primer espacio en Sevilla destinado a representaciones
infantiles, funcionando como tal hasta que fue derribado en los años sesenta.
El pabellón principal, en cambio, sobrevivió, pues, como dijimos antes, albergó
el consulado americano después del certamen; desde mayo de 2006, por cesión del
Ayuntamiento, es sede de la Fundación Valentín de Madariaga - Centro de Arte
Contemporáneo.
Localización: Avenida de María Luisa, s/n. 41013
Sevilla.
Fuente: Una ventana desde Madrid/
Lourdes Morales Farfan
No hay comentarios:
Publicar un comentario