Plaza del Salvador de Sevilla se encuentra
situada en el centro de la ciudad histórica de la capital hispalense.
Es una plaza de tamaño medio y de forma
rectangular a la cual se accede desde distintas calles que desembocan en ella
por sus frentes más cortos o próximo a ellos. Por la parte Norte llegan las
calles Córdoba, Cuna
y Sagasta; y por la parte Sur acometen las
calles Álvarez Quintero y Villegas.
Actualmente transformada en un espacio de uso
eminentemente peatonal, la plaza queda presidida por su lado Este por la gran
fachada barroca de la Iglesia del Salvador, la segunda más grande de Sevilla y que
aparece ocupando prácticamente la totalidad de la manzana -excepto algunos
locales comerciales adosados a ella a su alrededor- en el solar donde en época
musulmana se levantó la primera gran Mezquita Mayor de la ciudad.
Debido a su inmejorable ubicación dentro de
la trama urbana más comercial y tradicional de Sevilla, la plaza es hoy un
lugar de reunión de primer orden, muy transitado a todas horas del día.
Varios son los hitos urbanos que aquí se
pueden contemplar, siendo sin duda el de mayor interés la propia iglesia del
Salvador, un templo barroco de excelente factura arquitectónica y de una enorme
riqueza artística interior de valor incalculable. Frente a él se levanta la
fachada de otra iglesia barroca interesante, la del antiguo Hospital de la Paz, que no obstante queda eclipsada por la
grandiosidad de la anterior. Interesantes son también los soportales sobre
columnas de piedra junto a esta pequeña iglesia, recuerdo de cómo pudo ser el
aspecto urbano de gran parte de la ciudad en siglos pasados; y como elemento no
arquitectónico de la plaza, destaca el monumento que conmemora la obra de uno
de los artistas más universales que han trabajado en la ciudad de Sevilla, el Alcalaíno
Juan
Martínez Montañés, portando entre sus manos una reproducción de sus
"Inmaculadas", junto a la iglesia donde se guarda su portentosa
imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión.
Esta plaza, situada junto a la primera gran
mezquita aljama, sería desde la época califal un importante centro en la
Sevilla andalusí, alrededor de la cual estaría el zoco citado por Ibn Abadún,
en las últimas décadas del siglo XI. Su edificio más
relevante sin duda fue la antigua mezquita
de Ibn Adabbas, transformada para el culto cristiano tras la toma de
Sevilla por la Corona de Castilla, y que se mantuvo en pie hasta el año 1671 cuando fue demolida
para erigir el nuevo templo actual.
Se sabe que una parte de esta céntrica plaza
fue usada como cementerio hasta el siglo XVI, quedando sin
urbanizar durante siglos, hasta que a mediados del siglo XIX se decide su
remodelación. Así, en el año 1846 queda
aprobado un proyecto del arquitecto Balbino Marrón por el que se construye un
paseo a modo de salón en su centro, rodeado de bancos con respaldos de hierro y
arbolado.
Poco duró esta nueva plaza, pues en 1861 fue desmontada y
sustituida según otra remodelación llevada a cabo por Heredia Tejada. Al final
del primer cuarto del siglo XX
se instala en ella la estatua de Martínez Montañés, y años más tarde, en 1970, se plantan en ella
naranjos en sustitución de los antiguos chopos allí existentes.
Iglesia de estilo barroco y planta
rectangular de tres naves de igual altura y pequeñas capillas alrededor. Su
núcleo central se cubre con bóveda
de cañón, mientras que los demás tramos lo hacen con bóveda
de arista y el crucero con una gran cúpula con linterna sobre tambor.
La decoración pone una nota de moderado
barroquismo, tanto en los paños interiores como en la fachada monumental,
acomodada a la estructura interior del templo, que presenta un pesado frente a
la manera de las iglesias contrarreformistas.
Su grandiosa arquitectura es digna de la
riqueza que encierra, en especial en imaginería religiosa. Destacan la imagen
de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Juan
Martínez Montañés, y la del crucificado Cristo del Amor, de su discípulo Juan de Mesa; máximos
exponentes de la imaginería andaluza clásica y barroca respectivamente.
El Hospital de Nuestra Señora de la Paz se
asienta sobre un solar que en otros tiempos fue ocupado por sucesivos
hospitales desde el siglo XIV.
Así, se tiene noticias del Hospital de San
Cosme y San Damián, que posteriormente fue denominado Hospital del Salvador y
de la Misericordia. En los primeros años del siglo XVI se convierte en hospital
de bubas, y en 1574 se concede su donación
a favor de los Hermanos de San Juan de Dios, quienes lo han mantenido y
conservado hasta nuestros días, a excepción de los paréntesis habidos durante
las exclaustraciones.
De esta iglesia destaca su fachada simétrica,
con dos torres a los lados que aparecen coronados por agudos chapiteles y la elaborada
decoración barroca de su bella portada.
Adosado a la fachada de la iglesia del
Hospital de la Paz se conserva un inmueble de estructura poco habitual hoy en
Sevilla, pues presenta en su planta baja una galería de soportales sobre viejas
columnas de piedra de desigual altura que se compensa con recrecidos en sus
basas (o basamentos), también de piedra.
Tras ellos se cobijan antiguos locales como
bares y comercios de tipo tradicional y pequeñas dimensiones, que aportan gran
animación a la plaza y contrastan con los modernos establecimientos de algunas
de las calles que se encuentran próximas a ella.
Este tipo de soportales de piedra, antaño
frecuentes en esta zona céntrica de la ciudad, hoy prácticamente ha
desaparecido, quedando muy pocos ejemplos en Sevilla como éste del Salvador u
otros similares como los de la calle
Alemanes.
Obra del escultor sevillano Agustín
Sánchez Cid (Sevilla, 1886 - 1955), el monumento fue
realizado en el año 1924 y
colocado finalmente en esta plaza, aunque para su emplazamiento se estuvo
considerando también su ubicación en la de San Lorenzo o en la Magdalena.
En 1970 fue trasladado a la Avenida de la Constitución, al pie de la
Catedral, y allí permaneció hasta 1983, año en el que se
lleva a cabo la peatonalización de esta plaza del Salvador, que toma así su
configuración actual.
La figura de Montañés aparece sentada,
fundida en bronce, y portando entre sus manos una gubia y una pequeña imagen de
su célebre Inmaculada conocida como La Cieguecita (1630). Con aspecto sereno y
amplios ropajes al estilo de su época, la efigie de Montañés se asienta sobre
un amplio pedestal realizado en mármol blanco decorado con medallones de bronce
y relieves de niños en las esquinas, junto con cartelas neobarrocas y el escudo
de la ciudad de Sevilla, todo ello realizado también por el propio Sánchez Cid.
NOTA. En breve se subirá reportaje de La
Cieguecita, como asi también “Mezquita de Ibn Adabbas”,
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