miércoles, 9 de mayo de 2018

SEVILLA PLAZA ALTOZANO (TRIANA)


PLAZA DEL ALTOZANO.( I)
Perteneciendo al barrio de Triana Casco Antiguo, confluyen a ella el puente de Isabel II y las calles Betis, Pureza, San Jacinto, San Jorge y el paseo de Nuestra Señora de la O, si bien con este último no se comunica.
Tiene unos 330 metros de perímetro y una extensión aproximada de 0,4 hectáreas. Con casi 100 metros de longitud desde el puente hasta San Jacinto y una anchura en torno a los 50 m.
La extraña distribución de la plaza respecto a la calle Betis se debe a que a ambos lados de la escalinata que comunica Betis con el puente existían dos establecimientos, perteneciendo la escalera al Altozano y los locales comerciales que la flanqueaban a dicha calle; cuando se acometió el proyecto de un aparcamiento público subterráneo se derribó el más alejado del río, el popular «quiosco de las flores», por lo que dejó este área su hueco en el plano, que ahora resulta indistinguible en el propio espacio público de la vía.
Puntos de interés
En ella encontramos la capilla del Carmen (González, 1928), en el arranque del puente de Triana, y el edificio de la farmacia Murillo (Espiau, 1912);( que próximamente de subirá la saga integra de esta Farmacia) y entre sus elementos ornamentales caben destacarse los monumentos a Juan Belmonte y al Arte Flamenco, así como un gran ejemplar de árbol de las lianas (Ficus macrophylla). Sobre las ruinas del antiguo castillo de San Jorge de la Inquisición, convertido en museo, se halla el mercado de abastos de Triana. En el subsuelo existe un aparcamiento público, al que se accede desde la calle Betis.
LA TORRE DEL RELOJ

Recién inaugurado el Puente de Triana y bajo el proyecto del arquitecto Balbino Marrón, en El Altozano,  se comienza la construcción de una torre   para colocar un reloj. Aunque habría que repasar los archivos arquitectónicos municipales, todo parece indicar que la torre se diseña y construye paredaña  a un edificio existente  de dos plantas más bajo comercial que pudiera ser ya por ese año el conocido establecimiento de “La Unión Palentina”. El final de las obras ocurre en junio de 1853 y  se remata conjuntamente con la humilde Capilla del Carmen, paredaña también con nuestra torre y más cerca de Sevilla,  con una altura inferior que permitía observar una de las dos esferas del reloj, precisamente la que miraba hacia el Puente. La otra esfera miraba al Altozano.

Nos relata Manuel Macías en su “Caserío” que a los pocos meses de su inauguración se comprueba que el sonido de la campana sólo  era audible a escasa distancia de la torre con lo que no ejercía la función adecuada para alertar a la nutrida población trianera. Comenzaron los litigios y se determina que la aleación de la campana no era la adecuada ni tampoco el proceso de fundición así que  finalmente se decide devolver a su fabricante: “Relojería de Zugasti e Hijo” de Bilbao, quién terminó instalando una nueva campana acorde con el requerimiento del proyecto.En 1870 el reloj se encontraba parado y los vecinos reclaman al Ayuntamiento la necesidad de conocer las horas con exactitud con objeto de poder acudir con puntualidad a los trabajos. Destacamos que un vecino relojero, Manuel Rodriguez, se ofreció voluntario para arreglarlo; la historia se repite.En 1911 se sustituyen las esferas por otras nuevas de cristal a la vez que se dota de alumbrado para su visión nocturna. En 1921 el conjunto se encuentra totalmente abandonado y el reloj vuelve a dejar de funcionar hasta su demolición final que ocurrió varios años después con objeto del ensanche del Altozano. El conjunto de la Torre del Reloj y la Capilla del Carmen anexa dan paso al “Edificio del Faro” y la nueva “Capillita” de Aníbal González.

Importante destacar que el edificio anexo a esta Torre fue demolido en los primeros años del siglo XX y en su lugar se construyó un nuevo edificio - más en la línea arquitectónica de la época- en el que sí  podemos asegurar que se encontraba el mencionado comercio de “La Unión Palentina” y en cuyo piso superior estuvo viviendo el pintor ceramista Manuel Vigil-Escalera Diáz. En esta misma época también sufrió una pequeña reforma  la Capilla  consistente en la transformación de la pequeña ventana -único lugar por donde se podía venerar a la Virgen del Carmen- por una puerta de mayores dimensiones que permitía el paso al interior de la capilla.

FUENTE DE TEXTO: Triana en la Red-Jose Luis Jimenez


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