PLAZA DEL
ALTOZANO.( I)
Perteneciendo
al barrio de Triana Casco Antiguo, confluyen a ella el puente de Isabel II y las calles Betis, Pureza, San Jacinto, San Jorge y el paseo de Nuestra Señora
de la O, si bien
con este último no se comunica.
Tiene unos
330 metros de perímetro y una extensión aproximada de 0,4 hectáreas. Con casi
100 metros de longitud desde el puente hasta San Jacinto y una anchura en torno
a los 50 m.
La extraña
distribución de la plaza respecto a la calle Betis se debe a que a ambos lados
de la escalinata que comunica Betis con el puente existían dos
establecimientos, perteneciendo la escalera al Altozano y los locales
comerciales que la flanqueaban a dicha calle; cuando se acometió el proyecto de
un aparcamiento público subterráneo se derribó el más alejado del río, el popular «quiosco de las
flores», por lo que dejó este área su hueco en el plano, que ahora resulta
indistinguible en el propio espacio público de la vía.
Puntos de interés
En ella
encontramos la capilla del Carmen (González, 1928), en el arranque del puente de
Triana, y el edificio de la farmacia Murillo (Espiau, 1912);( que próximamente de subirá la
saga integra de esta Farmacia) y entre sus elementos ornamentales caben
destacarse los monumentos a Juan Belmonte y al Arte Flamenco, así como un gran ejemplar de árbol
de las lianas (Ficus
macrophylla). Sobre las
ruinas del antiguo castillo de San Jorge de la Inquisición, convertido en
museo, se halla el mercado
de abastos de Triana. En el
subsuelo existe un aparcamiento público, al que se accede desde la calle Betis.
LA TORRE DEL RELOJ
Recién
inaugurado el Puente de Triana y bajo el proyecto del arquitecto Balbino
Marrón, en El Altozano, se comienza la construcción de una
torre para colocar un reloj. Aunque habría que repasar los archivos
arquitectónicos municipales, todo parece indicar que la torre se diseña y
construye paredaña a un edificio existente de dos plantas más bajo
comercial que pudiera ser ya por ese año el conocido establecimiento de “La
Unión Palentina”. El final de las obras ocurre en junio de 1853 y se
remata conjuntamente con la humilde Capilla del Carmen, paredaña también con
nuestra torre y más cerca de Sevilla, con una altura inferior que
permitía observar una de las dos esferas del reloj, precisamente la que miraba
hacia el Puente. La otra esfera miraba al Altozano.
Nos relata
Manuel Macías en su “Caserío” que a los pocos meses de su inauguración se
comprueba que el sonido de la campana sólo era audible a escasa distancia
de la torre con lo que no ejercía la función adecuada para alertar a la nutrida
población trianera. Comenzaron los litigios y se determina que la aleación de
la campana no era la adecuada ni tampoco el proceso de fundición así que
finalmente se decide devolver a su fabricante: “Relojería de Zugasti e
Hijo” de Bilbao, quién terminó instalando una nueva campana acorde con el
requerimiento del proyecto.En 1870 el reloj se encontraba parado y los vecinos
reclaman al Ayuntamiento la necesidad de conocer las horas con exactitud con
objeto de poder acudir con puntualidad a los trabajos. Destacamos que un vecino
relojero, Manuel Rodriguez, se ofreció voluntario para arreglarlo; la historia
se repite.En 1911 se sustituyen las esferas por otras nuevas de cristal a la
vez que se dota de alumbrado para su visión nocturna. En 1921 el conjunto se
encuentra totalmente abandonado y el reloj vuelve a dejar de funcionar hasta su
demolición final que ocurrió varios años después con objeto del ensanche del
Altozano. El conjunto de la Torre del Reloj y la Capilla del Carmen anexa dan
paso al “Edificio del Faro” y la nueva “Capillita” de Aníbal González.
Importante
destacar que el edificio anexo a esta Torre fue demolido en los primeros años
del siglo XX y en su lugar se construyó un nuevo edificio - más en la línea
arquitectónica de la época- en el que sí podemos asegurar que se
encontraba el mencionado comercio de “La Unión Palentina” y en cuyo piso
superior estuvo viviendo el pintor ceramista Manuel Vigil-Escalera Diáz. En
esta misma época también sufrió una pequeña reforma la Capilla
consistente en la transformación de la pequeña ventana -único lugar por
donde se podía venerar a la Virgen del Carmen- por una puerta de mayores
dimensiones que permitía el paso al interior de la capilla.
FUENTE DE TEXTO:
Triana en la Red-Jose Luis Jimenez
No hay comentarios:
Publicar un comentario