La madre de Luis Daoiz fue doña Francisca de Torres y Ponce de León, hija de los condes de Miraflores de los Ángeles, una rama secundaria de la casa de Arcos y perteneciente a la Casa de Torres.
Sus padres contrajeron matrimonio el 2 de febrero de 1766 y residieron temporalmente en el palacio de la familia de doña Francisca en Sevilla.
Luis Daoiz nació en Sevilla, en el palacio de los Condes de Miraflores de los Ángeles, situado en la calle del Horno, el martes 10 de febrero de 1767. Fue registrado en el folio 26 del libro de bautismo de la parroquia de San Miguel con los nombres de Luis Gonzaga Guillermo Escolástica Manuel José Joaquín Ana y Juan de la Soledad. Su padrino fue fray Juan Mateos, un presbítero de los Carmelitas calzados. Sus hermanos se llamaban María del Rosario, primera condesa de Daoiz, Francisco y Josefa.
Durante su infancia vivió en el palacio de su abuela materna en Sevilla y también pasó algunos veranos en la casa que ésta tenía en Mairena del Alcor. Estudió en el colegio jesuita de San Hermenegildo, que se ubicaba en el espacio que ocupa la plaza de la Gavidia y varios edificios próximos
Luis Daoiz comenzó su carrera militar en el Real Colegio de Artillería de Segovia,
situado en su Alcázar.
Su padre solicitó su incorporación en el ejército en 1782, cuando tenía 15
años, tras cursar estudios en el colegio de los jesuitas de su ciudad natal.
Por aquella época el cuerpo de artillería era muy elitista y sólo permitían el
acceso al mismo a personas de linaje noble. Luis Daoiz obtuvo la aprobación de
nobleza correspondiente, en expediente expedido el 10 de
julio de 1781
por el escribano del rey, Manuel García de Castro, y del teniente asistente de
Sevilla, Fernando Vivero Sánchez; e ingresó como cadete en el Real Colegio de Artillería de Segovia,
situado en el Alcázar de dicha ciudad, el 10 de
febrero de dicho año. Su estancia en el Colegio de Artillería se prolongó
hasta el 9 de febrero de 1787, en la que
demostró ser un buen estudiante y destacó de manera especial en la esgrima de sable y de espada, obteniendo
la graduación de alférez. Su primer destino fue en el batallón del Real
Regimiento de Artillería instalado en el Puerto de Santa María.En 1790, con el grado de subteniente, se presentó voluntario a la defensa Ceuta, al mando de una batería de su regimiento. Al año siguiente fue enviado a la de la ciudad de Orán (Argelia) como agregado a la compañía de minadores. Allí, en 1792, con 25 años, y como premio a sus méritos, fue ascendido al grado de teniente de artillería el 18 de febrero.
En marzo de 1794, participó en numerosas acciones de la segunda parte de la Guerra del Rosellón contra la Francia revolucionaria. El 25 de noviembre de ese mismo año, Luis Daoiz fue hecho prisionero, permaneciendo en Toulouse como tal. Durante su cautiverio, conocida su valía como militar y artillero, sus conocimientos matemáticos y de varias lenguas, entre ellas el inglés, el francés, el italiano y el latín, recibió ofertas de pasarse al bando revolucionario francés, ofertas que rechazó, pues era su único deseo regresar a España para prestar sus servicios en su defensa. Tras la firma de la Paz de Basilea en 1795, que puso fin a la contienda, fue liberado y volvió a su destino en El Puerto de Santa María.
Apenas terminada esta guerra contra Francia, comenzaron las hostilidades contra Inglaterra. En esos momentos la Armada española intentaba reorganizar sus buques y ponerlos en orden de combate, pero la escasez de oficiales especialistas hizo que tuvieran que demandar hombres a los cuerpos del ejército de tierra para completar la dotación de los buques de guerra. Por ello, en 1797, Daoiz fue destinado como refuerzo del contingente de los oficiales de la Armada y el 11 de julio de ese mismo año le confiaron el mando de una tartana cañonera con hornillo de bala roja, bajo las órdenes del almirante José de Mazarredo. Durante el sitio de Cádiz por los ingleses, Daoiz dirigió una de las lanchas que atacaban a los navíos del almirante Nelson, saliendo victoriosa la defensa española del ataque inglés. Daoiz dirigió el ataque contra el navío El Poderoso, uno de los que más daños causaban. Su excelente servicio en dicha embarcación le supuso el ascenso al grado de oficial artillero de buque de línea.
Posteriormente y debido a la escasez de artilleros en la Marina, se incorporó al navío San Ildefonso, que disponía de 74 cañones y estaba mandado por el capitán de navío José de Iriarte. Su misión en dicho navío fue defender las colonias de América, continente al que viajó en dos ocasiones, y proteger las flotas que venían de allí. En noviembre de 1800 y hallándose en el puerto de La Habana (Cuba), cuando aún era teniente, al revisar las "Gacetas" atrasadas tuvo noticia de que había sido ascendido a capitán de artillería el 4 de marzo de dicho año, pero no había recibido la notificación por encontrarse en la mar.
Durante su servicio en la Armada escribe "Método que debe usarse para la enseñanza de la tropa y marinería en los ejercicios de cañón y abordaje", que es un pequeño manual de táctica cuyo objetivo era que los soldados embarcados aprendieran las tácticas en los navíos. El 7 de julio de 1802 regresó a la Península y fue destinado a su regimiento de origen, el tercer regimiento de artillería de Sevilla. Allí le asignan misiones de carácter científico, por sus conocimientos matemáticos y su aplicación al desarrollo de la artillería. En 1803 fue destinado, junto con otros oficiales, a la Real Fundición de Bronces y formó parte de la comisión dirigida por el brigadier Vicente María de Maturana para la construcción de dos piezas de artillería de calibre ocho para el servicio de la artillería a caballo, debiendo reunir la particularidad de poder disparar indistintamente balas, granadas y metralla. Con su regimiento participó en la Segunda Guerra de Portugal y fue destinado posteriormente a un puesto destacado en Fontainebleau en Francia.
En 1807 el regimiento al que pertenecía desplazó su segunda compañía a Madrid y solicitó su cambio de destino a la capital, por lo que fue nombrado comandante de la batería destinada en el Parque de Artillería creado en el palacio del duque de Monteleón. Ese mismo año sus padres concertaron su matrimonio para la primavera de 1808 con una joven noble de Utrera, que ingresó en un convento sevillano tras la muerte de Daoíz.
Tras su traslado a Madrid, pudo presenciar la llegada de las tropas francesas a la ciudad a finales de abril de 1808 al mando de Joaquín Murat, que en aquel momento eran consideradas aliadas, pues debían colaborar con los españoles en la guerra contra Portugal. La presencia de gran número de soldados franceses en la ciudad produjo varios incidentes, por lo que la Junta de Madrid y las autoridades militares españolas negociaron con las autoridades francesas que los soldados no molestaran a los vecinos y los tranquilizaran asegurando que los miembros del ejército francés eran aliados. Fernando de la Vera, gobernador militar de Madrid, dio la orden de que las tropas españolas debían mantenerse en sus cuarteles para evitar altercados con las tropas francesas.
Viendo el cariz que tomaba la presencia de los franceses en España, que ocupaban las plazas fuertes y las grandes poblaciones por las que iban pasando, planeó con Pedro Velarde un alzamiento general, que fracasó por no contar con el apoyo del gobierno. Tras algunos incidentes ocurridos entre soldados franceses y vecinos el día 1 de mayo, Murat ordenó el 2 de mayo a sus tropas salir de los cuarteles y ocupar los principales puestos, palacios y cuarteles de la ciudad para controlarla plenamente. Cuando se produjeron los primeros ataques de los soldados imperiales contra el pueblo madrileño, Luis Daoiz se encontraba al mando del Parque de Artillería de Monteleón, con cuatro oficiales, tres suboficiales y 10 soldados como única guarnición. En el cuartel se hallaba un destacamento de 80 soldados franceses enviados por Murat para comprobar que no se fabricara más munición de la habitual.
Por su parte el capitán Pedro Velarde consiguió que el coronel de un cuartel de Voluntarios del Estado le entregara el mando de la 3ª compañía del 2º batallón, con 33 hombres y 2 oficiales, y acude con ellos al parque de artillería. Velarde logró la rendición de la unidad francesa que se encontraba en el parque y abrió las puertas a los paisanos que se movían por las inmediaciones gritando proclamas contra los franceses. Tras una tensa conversación entre Daoiz y Velarde, el primero se debatió entre obedecer las órdenes de acuartelarse y las demandas de su compañero de luchar contra los franceses, y ambos optaron por proveer de armas al pueblo y aprestarse a la defensa del parque. Velarde organizó la defensa del parque con unos 120 paisanos y los soldados de infantería y artillería, distribuidos en secciones al mando de oficiales. Daoiz se situó en la puerta del parque dirigiendo una batería de cuatro cañones, municionados con botes de metralla, y manejada por oficiales y paisanos. Gracias a la disposición de dicha batería lograron frenar las diferentes cargas de la infantería francesa, causándoles cuantiosas bajas, la cual pretendía tomar el parque por las aledañas calles de Fuencarral y San Bernardo.
La lucha en este cuartel duró unas tres horas. Pero combatían frente a fuerzas diez veces superiores y las municiones empezaron a escasear. Murat envió al general Joseph Lagrange para vencer la resistencia del parque con tropas de caballería e infantería reforzadas con cuatro cañones, pero fueron rechazadas nuevamente por la batería de la puerta del parque y las descargas de fusilería de los soldados y los paisanos situados en los muros, dirigidos por Velarde. Lagrange llegó a reunir 2.000 infantes para el asalto definitivo al parque.
Aunque herido en un muslo, Daoiz intentó seguir la defensa del parque, cuando el marqués de San Simón, que con uniforme de capitán general logró abrirse paso hasta allí, a última hora para intentar detener aquella matanza ofreciéndose a reducir a la obediencia a quienes aun resistían dentro del parque de artillería. Cesan así disparos y gritos, mientras se disipa la humareda el general Lagrange exige la rendición inmediata de los que aún defendían el parque de artillería, confusos por la situación entregan las armas y son declarados prisioneros los últimos defensores del parque de Monteleón, en ese momento, Lagrange sable en mano y apuntando con este a Daoiz le llama traidor despectivamente en francés, Daoiz que entendía el idioma no toleró el insulto y levantándose del suelo atravesó con su sable al general Lagrange, este fue retirado por sus ayudantes para sanar las heridas y en la confusión del valiente acto del capitán español varios granaderos franceses acometen al capitán español por la espalda y lo traspasan a bayonetazos. Daoiz fue trasladado extremadamente grave a su casa por algunos soldados, donde falleció ese mismo día. Los oficiales Pedro Velarde y el teniente Jacinto Ruiz, que le acompañaron en la lucha, también murieron en la defensa: el cántabro Velarde allí mismo y Ruiz unos meses más tarde en Extremadura a consecuencia de las heridas que recibió. Daoiz fue enterrado en la iglesia de San Martín esa misma noche junto a Velarde y otros soldados españoles. El 2 de mayo de 1814, los restos de Luis Daoiz fueron trasladados, junto con los de Velarde, a la colegiata de San Isidro el Real, como homenaje a su sacrificio. Hoy día reposa en el Monumento a los héroes del Dos de Mayo que en su honor se erigió en 1840 en el Paseo del Prado de Madrid.
En 1852
la ciudad de Sevilla colocó una placa en su recuerdo en el solar en el que
estuvo ubicada su casa en la plaza de La Gavidia, y en 1889 se erigió un
monumento en su honor en el centro de la plaza, obra del escultor Antonio
Susillo al igual que los relieves en el
basamento, en los que se muestra la gesta del Dos de Mayo y la muerte de Daoíz
. El pedestal fue diseñado por los Arquitectos Francisco Aurelio Alvarez y Jose
Solares Garcia Francisco Aurelio Álvarez y Jose Solares
García-Lo rodea una verja formada por elementos de artillería: cañones,
atacadores, cepillos y sogas, todo de bronce fundido en la antigua Real
Fábrica de Artillería de Sevilla.
[]Los dos leones de bronce que adornan la entrada principal del Congreso de los Diputados en Madrid, fundidos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, reciben los nombres de "Daoíz y Velarde" en honor a ambos militares españoles. Estos leones son obra del escultor aragonés Ponciano Ponzano y Gascón y fueron fundidos en la Maestranza de Sevilla con metal de los cañones capturados al enemigo en 1886 en la Guerra de África
VIDEO DE DAOIZ: https://youtu.be/ZwojCqMKrYg.
Buen reportaje
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