sábado, 19 de mayo de 2018

PASEANDO POR SEVILLA. Calle Laraña


La calle Laraña de Sevilla es una importante vía urbana que se encuentra situada en el Casco Antiguo, en pleno centro histórico y comercial de la ciudad.
De poca longitud, su trazado va desde la Plaza de la Encarnación hasta la calle Cuna, un tramo corto bordeado de árboles a ambos lados y con algunos edificios de gran interés arquitectónico y artístico.
De amplias aceras, debe su actual amplitud a la operación de ensanche iniciada en la ciudad a principios del siglo XX cuando se trató de conectar con un eje moderno y rápido dos puntos opuestos de primer orden en la ciudad, como eran las estaciones de trenes de la Plaza de Armas y de San Bernardo, y que casi se consigue en el tramo comprendido entre la Campana y la Puerta Osario a costa del derribo de muchas de las construcciones que allí existían.
Aproximadamente desde el año 1584 la calle es conocida como "de la Compañía", o como "Compañía de Jesús", por hallarse aquí la Casa Profesa de la Compañía de Jesús desde 1558; y desde los últimos años del siglo XVIII empieza a ser llamada "calle de la Universidad", por el edificio que ocupa su sede desde 1771.
A partir de 1903 ya se rotula y se denomina tal como se conoce hoy, en memoria de Manuel Laraña y Fernández, destacado personaje que fue abogado, catedrático y rector de la Universidad de Sevilla.

Manuel Laraña y Fernández, (Sevilla, 6 de marzo de 1815 - † Sevilla, 3 de febrero de 1903), abogado, catedrático, rector de la Universidad de Sevilla y senador del reino.
Hijo de Manuel Laraña y Muñoz de Rivero y María del Carmen Fernández Contreras. El 18 de octubre de 1843, en Sevilla, contrae matrimonio con María del Rosario Ramírez Pascual, natural de Santa Cruz de Tenerife, hija del abogado Juan Ramírez de Cárdenas, fallecida el 27 de mayo de 1870, con cincuenta y seis años de edad. Vivieron en calle Cervantes, número 6. Padres de cuatro hijos, nacidos en Sevilla: Manuel Laraña Ramírez, nacido el 13 de agosto de 1844, María, el 11 de febrero de 1846, Rafael, el 8 de mayo de 1853, y Antonia, el 20 de abril de 1856.
En su testamento, otorgado el 28 de diciembre de 1900, afirma «que como hijo humildísimo de Nuestra Santa Madre la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, ha profesado siempre con fé inquebrantable su purísima doctrina, acogiéndose en todas ocasiones á sus sabios y saludables consejos y a sus severas máximas de moral; que con creciente e inextinguible fervor ha vivido abrazado á la pureza del dogma católico, creyendo en todos sus altos e inefables Misterios: que por estos escasos méritos espera alcanzar en la hora suprema de su muerte la Gracia Divina que rendidamente solicita, impetrando para conseguirlo la intercesión valiosísima de Nuestra Amantísima Virgen María».
Fallece en Sevilla, el 11 de febrero de 1903.

Biografía

Nacido en la ciudad de Sevilla, el 28 de septiembre de 1834 obtuvo el doctorado en Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad Central, e ingresando como profesor adjunto en la Universidad de Sevilla, impartió enseñanza en materias como Derecho Político, Civil y Penal, así como Derecho Internacional. El 8 de junio de 1847, fue investido como Catedrático de Historia y Elementos de Derecho Civil, Común y Foral de España, llegando a ser Decano de la Universidad en 1857.
Fue senador durante tres legislaturas en el reinado de Alfonso XII; y en 1848, durante el reinado de Isabel II, ingresó en la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras.
Fue asimismo conocedor del proceso urbanizador de la Sevilla decimonónica que llevó a cabo la creación de tres importantes paseos en la ciudad: el Paseo del Duque, el Paseo de las Delicias y el Paseo de Cristina, y asistió al nacimiento de la revolución industrial hispalense en la que destacaron personajes importantes como Narciso Bonaplata y José María Ybarra.

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