Cuando el mundo entero se rindió a los pies del
Pabellón de Perú.
En el año 1925 Perú
dio el «sí, quiero» a la Exposición
Iberoamericana de 1929. Desde ese momento, Sevillasupo que
albergaría en su territorio uno de los edificios con más repercusión internacional de todos los que se levantarían en la ciudad con motivo de la
muestra. Ya los planos hacían presagiar que Perú iba a construir un pabellón
que formaría parte de la historia de la arquitectura. El
cordobés, Manuel Piqueras Cotolí, fue el
creador de este original edificio que conjuga
varios estilos en una misma obra. Piqueras Cotolí realizó su
carrera en Perú, obras como la del Pabellón de Perú, la fachada de la escuela
de Bellas Artes de Lima y el Mausoleo de Francisco Pizarro en la catedral de la
capital peruana lo coronaron como uno de los grandes proyectistas de su tiempo.
Arquitectos de todo el mundo pusieron su mirada en Sevilla para estudiar la obra del
experto cordobés. Esa fascinación que provocó Manuel Piqueras a principios del
siglo XX ha durado en el tiempo y hoy día sigue siendo ejemplo de fusión de
estilos arquitectónicos.
El creador del Pabellón de Perú plasmó en los planos un lugar
donde la integración del espacio y los símbolos estaban perfectamente
conjugados. La construcción, situada en la avenida
de Chile y con una superficie de 5.250 metros cuadrados, está
levantada a base de muros de fábrica de ladrillo, pilares de hormigón armado y
losa del mismo material.
Unión entre
raíces españolas y prehispánicas
La representación
de Perú en Sevilla tiene una estructura cerrada, compuesta en torno a un gran
patio central. La influencia indígena se manifiesta en el acceso de
entrada al elevarla sobre una escalinata y el mestizaje en la combinación
del ladrillo y la piedra en todas las fachadas. La influencia del barroco
español se deja sentir en la fachada con la portada en forma de retablo.
El
neoindigenismo está patente en los mosaicos que representan motivos incaicos en
el suelo y que aún se conservan en la entrada trasera y en el sótano. También
se vislumbra este estilo en las estatuas de indígenas que se encuentran en las
escaleras y en los elementos decorativos como las lámparas y yesería de
salones.
Hasta finales delos años 60 del siglo XX este edificio fue usado
como sede oficial del organismo director de la Feria de Muestras
Iberoamericanas y pabellón expositor. Ya en los 80 se realizaron trabajos de
restauración para que albergase la Estación Biológica de Doñana. Actualmente y
desde el año 2008 está divido en dos partes, una la ocupa el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla dedicado
a la divulgación científica y el medioambiente y la otra el Consulado de Perú.
Fuente ABC Sevilla/CRISTINA SÁNCHEZ
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