Pabellón de Asturias:
Este Pabellón tenía carácter efímero, su arquitecto fue Enrique Rodríguez Bustelo, y se basó en las Casonas Aristocráticas Asturianas. Así vemos el uso de la madera y la piedra como principales materiales
Pabellón de
Barcelona:
El edificio era muy simple, reproducía una Masiá catalana, formada por un cuerpo central y dos cuerpos laterales que formaban sendos balcones. Su arquitecto fue Enric Sagnier i Villavecchia uno de los más prolíficos arquitectos modernistas catalanes, que sin embargo en este pabellón, se basó en el regionalismo, como mandaba los cánones de la exposición.
PABELLÓN DE CADIZ
De estilo
regionalista con reminiscencias barrocas, el autor se inspiro en el barroco
gaditano, erigiendo un edificio cuya volumetría se componía de tres cuerpos, el
principal de una sola altura y de planta casi cuadrada, con abombamientos en
las fachadas laterales, en este cuerpo se encontraba inscrito un torreón
terminando en cúpula a la derecha de la fachada principal. Por ultimo en el eje
principal del edificio, se le añadió un tercer cuerpo de forma rectangular y perpendicular al mismo, elevado en altura
por dos plantas, rematado por un ábside situado en la fachada posterior
Pabellón de Canarias:
El Pabellón Canario
se basaba en una torre central con dos cuerpos laterales que constituían sendos
balcones de madera canaria. Sus arquitectos fue Pelayo López y Martín-Romero.
Un buen ejemplo de arquitectura de este tipo la encontramos en Los Llanos de
Aridane, en Canarias, donde los arquitectos trabajaron con anterioridad a la
Exposición de 1929.
Pabellón de Castilla La Nueva:
Este
Edificio fue la representación de Madrid en la muestra. Sus arquitecto fueron
Manuel Sánchez Arcas y Baltasar Hernández Britz. Estaba inspirada en una casa
rural regional y una portada obra de Pedro Ribera.
Pabellón de Castilla la Vieja:
Así vemos
el uso de la madera y la piedra como principales materiales. Su autor fue Pedro
Sánchez Núñez, en el se integraron distintos elementos arquitectónicos de
Castilla-León como la murallas de Ávila, Torre de San Miguel de Palencia, etc.
PABELLON DE CORDOBA:
La
presencia de Córdoba en el certamen se debió, en gran medida, al empeño de su
Comisario Regio, José Cruz Conde, natural de dicha ciudad, encargándose de
reunir el dinero necesario a través de diferentes organismos oficiales.
Conseguido esto, el proyecto fue realizado por el arquitecto municipal cordobés
Carlos Sáenz de Santamaría, quien planearía el Pabellón de Córdoba, un edificio de 614 metros
cuadrados encuadrado en una parcela de 1.100 metros cuadrados. En un principio,
el 28 de mayo de 1928 se ofreció al arquitecto unos terrenos frente al Jardín de las Delicias, en la avenida del
mismo nombre, a la izquierda del acceso que ahí hay a la Plaza de América; sin
embargo, en agosto de ese año el proyecto fue modificado, decidiéndose entonces
que el edificio sería permanente, por lo que la ubicación fue trasladada a los
alrededores de la Plaza de los Conquistadores (concretamente en lo que hoy es
la Avenida Reina Mercedes, al lado de los pabellones de Murcia y Jaén), pues en
el entorno del Parque de María Luisa sólo se podían
construir pabellones de carácter permanente si éstos representaban a las
naciones que participaban en la Exposición o si
pertenecían a algún organismo oficial; además, el Ayuntamiento tenía intereses
en estos terrenos, pues preveía que en un futuro sirvieran para acoger el
Sector Sur de la Feria de Abril, por lo que el Pabellón de Córdoba,
una vez terminada la muestra, podría ser utilizado durante las fiestas.
Una
vez fijado el lugar en el que se construiría el edificio, faltaba decidir quién
llevaría a cabo las obras, algo que sería adjudicado a la empresa de Enrique
Vázquez Nieto, con la que se fijó en el contrato que deberían estar terminadas
por completo en agosto de 1929 como muy tarde. Sin embargo, ocurrieron varias
incidencias que retrasaron su finalización, por lo que se rescindió el contrato
con la empresa, acordando que los trabajos serían terminados bajo la dirección
de Vicente Traver, dándose por acabados el 7 de febrero de 1939 y siendo
inaugurado el pabellón de manera oficial al día siguiente, cuando tan sólo
faltaban cuatro meses para que concluyera la Exposición. En
cuanto al coste de las obras, 400.000 pesetas en total, éste fue sufragado por
el Ayuntamiento, mientras que la Diputación se hizo cargo del mobiliario, la
instalación y la conservación por algo más de 100.000 pesetas. En el diseño, se
aprecian las características arquitectónicas árabes propias de la ciudad de
Córdoba, basándose en la Mezquita para los rasgos generales (entrada,
techos, bóveda de la nave principal...); además, se reprodujo la torre-alminar
de la Iglesia de San Nicolás de la Villa, creando
así un edificio de estilo ecléctico y carácter historicista.
En
cuanto a su composición, el pabellón tenía una planta irregular y constaba de
una planta baja y un pequeño semisótano que serviría como vivienda del conserje
y que estaba compuesta por un comedor, una cocina, dos dormitorios y un aseo,
además de un almacén y los servicios públicos del propio pabellón. Por su
parte, la planta baja tenía, nada más entrar, un vestíbulo que daba paso al
resto de dependencias: al fondo, un espacio en el que estuvo la sala dedicada
al pintor cordobés Julio Romero de Torres, donde se expusieron 28 de sus
pinturas (entre ellas "La chiquita piconera", hecho precisamente para
la Exposición) y que fue decorada por su hermano Enrique
con telas de lujo diseñadas por el taller veneciano de Fortuny; a la derecha,
un salón para acoger a las visitas y las escaleras por las que se subía a la
torre; y a la izquierda, tres salones, dos a los lados en estilo árabe
cubiertos con artesonado y provistos de lucernarios, y uno en el centro cubierto con una gran cúpula a
imitación del Mihrab nuevo, además de varias dependencias
secundarias y dos salas octogonales que cumplían la función de capillas y en
las que se exponían obras de platería cordobesa, así como diversos trabajos de
artesanía de la provincia. El ala izquierda del pabellón quedaba rematada por
un cuerpo en forma de semicírculo por el cual se salía al exterior y estaba
formado por una arquería de medio punto con columnas de mármol y escalinata,
todo ello inspirado en el Patio de los Naranjos de la Mezquita. La
entrada principal estaba situada en una de las fachadas al lado de la torre-alminar.
Dicha torre fue realizada con una altura de 15 metros y en su día estuvo
decorada con diferentes elementos de escayola que, con el paso de los años,
fueron desapareciendo; en el cuerpo de arranque, había un espacio abovedado que
comunicaba con el salón principal; el remate es un cuerpo de 4,50 metros que
emula un campanario, si bien nunca contó con campanas.
Los
muebles, costeados, como dijimos antes, por la Diputación de Córdoba, fueron
encargados a la casa Crowner, de Madrid, que realizó piezas en estilo califal
para los salones, la torre y el vestíbulo; también califales serían las
lámparas que iluminaban las distintas estancias, siendo éstas obra de la casa
M. Mateo. Igualmente, se podían contemplar una serie de paneles en los que
figuraban los nombres de personajes ilustres cordobeses desde la antigüedad y
hasta 1830, como Maimónides, Averroes, o Gonzalo Fernández de Córdoba, más
conocido como "el Gran Capitán", entre otros. Asimismo, varias
instituciones cordobesas cedieron un buen número de obras de arte y diferentes
documentos antiguos para que todo ello fuera expuesto, como el Museo, la
Catedral, varias iglesias, el Ayuntamiento, el Archivo de Protocolo e incluso
participaron colecciones particulares.
Cuando
el certamen terminó, el pabellón fue utilizado como edificio militar para
albergar la sede del Grupo de Automovilismo del II Cuerpo del Ejército
"Sector Sur". Sin embargo, los años fueron pasando y cada vez se
hallaba en un estado de mayor ruina, por lo que se decidió su derribo en los
años 70 del pasado siglo XX, quedando en pie solamente la torre-alminar que,
como el resto, también presentaba un estado sumamente precario, de modo que en
1995 fue sometida a una profunda restauración de la mano del arquitecto Juan
Manuel Rojo Laguillo. En la actualidad, la torre forma parte del Campus Reina
Mercedes de la Universidad de Sevilla.
Localización: Campus Universitario Reina Mercedes,
Avenida Reina Mercedes, 4 A. 41012 Sevilla.
Fuente:
Una ventanadesdemadrid
Pabellón de Córdoba en la actualidad
Buenas tardes... decirles que en el apartado del Pabellón de Canarias, se menciona que hubo dos arquitectos, lo que es un ERROR. Solo hubo uno el arquitecto palmero don Pelayo López y Martín Romero.
ResponderEliminarLa letra "Y" conecta el primer apellido con el segundo que es compuesto (Primer apellido: López - Segundo apellido: Martín Romero).
Muchas gracias.