Los siete nombres de la Plaza
del Pan y la tradición de Sevilla
En 2014 se cumplió
un siglo desde que fuese rotulada, por primera vez, como plaza de Jesús de
la Pasión. Sin embargo, y aunque alude a una actividad ya desaparecida,
para los sevillanos ese lugar del centro siempre ha sido y será la plaza del
Pan.
Haciendo un repaso a su historia se observa que ha
recibido hasta siete nombres diferentes. Lo más curioso es que, los primeros
datos de que se disponen, de un temprano siglo XIV, ya apuntan a la existencia
de panaderías. De ahí que, incluso entonces, se le conociera como «plaza de
las Atahonas». Al menos así lo asegura Ballesteros en «Sevilla en el siglo
XIII».
No será hasta el siglo XVII cuando se retome esta
denominación, «actualizada» ya como «Del Pan», por el evidente motivo de que
allí se daban cita numerosos puestos de venta de este producto que, por otra
parte, provenía de las cercanas localidades de Alcalá de Guadaira y Mairena,
principalmente.
Para que se haga una idea, esos puntos de venta se
encontraban en la actual hilera de establecimientos comerciales que limita con
la espalda de la iglesia del Salvador. Anteriormente se trataba de unas
arquerías que, en palabras de Francisco Ollero Lobato, también albergaron
«juzgado, cuerpo de guardia y otras oficinas». Realmente, lo que existe hoy
en día son dichas arquerías, pero tabicadas.
La rotulación llegó como un paradójico homenaje al
gremio, pues no se ajustó como nomenclatura oficial hasta 1820, fecha en
que los panaderos fueron desalojados de la céntrica área.
José Echamorro, maestro de obras en la Sevilla de principios del
XIX, fue el ideólogo de un proyecto urbanístico en pos de una mayor amplitud
del espacio público y que trataba de corregir su frente, de muy «desarreglado y
desagradable aspecto». Su irregularidad, y la elevada presencia de palenques
y puestos de venta hacían que aquello, más que una plaza pareciera «un
ensanche en el cruce de diversas calles en el testero de la iglesia», concluye
Ollero.
A pesar de la modificación, la función comercial no
decayó, siendo una de las zonas clave del Casco Antiguo en este ámbito, pero
con una tipología de negocio más amplia. De hecho, entre 1868 y 1971 se la
conoció como «plaza del Comercio». No obstante, no sólo era pan lo que
se vendía, pues hay un documento de 1667 que nombra el lugar como «plaza de
la Fruta».
De mayor duración fue la denominación que la revistió
durante todo el medievo, siempre con el término «Salvador» entre su identidad,
dada su situación anexa al templo. Es más, durante el siglo XVI, todo el
espacio se consideraba como plaza del Salvador, un gran área con la
iglesia en su centro.
Tal era la amplitud de la plaza, que también incluía a
la de la Pescadería, de ahí que hubiera que concretar más el término. Es decir,
la actual plaza de Jesús de la Pasión era la «plaza de Abajo de San
Salvador» a mediados del siglo XIV, y la «Baja del Salvador» hasta el XVI,
según se recoge en el «Diccionario histórico de las calles de Sevilla».
El historiador Moreno Galván añade un nombre más a la
lista, asegurando que, en 1845, no era «del Pan» sino «plaza Vieja del Pan» o
«del Pan Vieja», en alusión a esa actividad ya lejana en ese lugar de Sevilla.
Al inicio de este reportaje hablábamos de «Jesús de la
Pasión» como un topónimo que tiene un siglo de vida. Pero de vida intermitente,
la marcada por el pulso entre devoción y negocio. Los comerciantes no vieron
con buenos ojos este viraje piadoso, entendiendo que el cambio de nombre
les haría perder ventas, y en consecuencia litigaron por devolver su clásica
denominación, que consiguieron en 1931.
No obstante, en 1939 el espacio volvió a homenajear al
devoto nazareno de Martínez Montañés con un nombre que ha quedado como
definitivo. Al menos hasta la fecha. Al menos en lo oficial. ¿O acaso usted no
se sigue refiriendo a ella como plaza del Pan?
Fuente:
F.Piñero/ Sevilla Ciudad
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