jueves, 24 de octubre de 2019

AYUNTAMIENTO DE SEVILLA (3)


FACHADA A PLAZA SAN FRANCISCO.

CARPETA: Sevilla Monumental-Zona turística

FICHA: Casa Consistorial; Ayuntamiento; Casa Grande.

Esta presentación consta de 285 archivos divididos en 16 carpetas, cuyos títulos son:



CASA GRANDE DE SAN FRANCISCO.

FACHADA A PLAZA NUEVA

FACHADA A PLAZA SAN FRANCISCO

ESCALERA

SALA CAPITULAR BAJA

SALA CAPITULAR ALTA

SALÓN COLÓN

SALÓN MONTPESIER

SALÓN SAN FERNANDO

SALÓN SANTO TOMÁS

SALA FIELES EJECUTORES

GALERIA RICO CEJUDO

DESPACHO ALCALDE

SIN ESPECIFICAR LOCALIZACIÓN

CORREDOR DE LA PRENSA

PATIO



Casa Consistorial

La historia del consistorio sevillano se remonta a 1248, cuando Fernando III instaló el primer Concejo hispalense en el desaparecido Corral de los Olmos, un edificio mudéjar a espaldas de la catedral.

En 1526 con motivo de la boda del emperador Carlos V, se decidió trasladar esta institución a la plaza de san Francisco, con una nueva sede de construcción renacentista, siendo ejecutado por Diego de Riaño, quien dirigió las obras entre 1527 y 1534. Fue uno de los primeros edificios construidos en este estilo que simbolizó el dominio que Sevilla, como una nueva capital mundial del comercio, había alcanzado durante el Renacimiento, cuando el meridiano del mundo conocido lo marcaba la sombra de la Giralda.

El actual edificio es resultado de dos etapas constructivas diferentes, lo que ha condicionado su estructura y explica su planta irregular, pues a partir del siglo XIX y continuando el XX se hicieron nuevas obras que transformaron y eliminaron sectores de la sede renacentista, a la vez que se añadieron nuevos espacios para conectar con la nueva fábrica que se abrió a la Plaza Nueva, tras el derribo del Convento Casa Grande de san Francisco. Todo ello hace de este conjunto uno de los más representativos y emblemáticos de la ciudad, cuya historia sigue viva en el siglo XXI.

La casa consistorial de Sevilla es un edificio del siglo XVI. Es el primero de estilo plateresco realizado en España. ​ Es la sede del Ayuntamiento de Sevilla.

En la Edad Media se construyó junto a un lienzo de muralla el corral de los Olmos. Este se encontraba junto a la fachada este de la catedral y la fachada principal del palacio arzobispal, en el entorno de la actual plaza Virgen de los Reyes. El corral de los Olmos albergaba el cabildo municipal y el cabildo catedralicio, que era el propietario de todo el conjunto. El cabildo municipal era de estilo mudéjar y se realizaron obras en el mismo en 1437, dirigidas por el maestro de obras del Alcázar, Hamete, y por el maestro albañil Abraham. A comienzos del siglo XVI los maestros de obras Francisco Jiménez y Bartolomé Díaz hicieron una portada mudéjar.

A comienzos del siglo XVI el cabildo municipal decidió la construcción de una nueva sede. La ciudad había experimentado un gran crecimiento económico debido a que en 1503 se había instalado en ella la Casa de Contratación de Indias. En marzo de 1526 tuvo lugar en la urbe la boda del emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico con su prima Isabel de Portugal.

Se decidió que la nueva sede fuese en la plaza de San Francisco, donde ya se encontraba la Real Audiencia. Entonces, esta plaza era un lugar para el comercio. Cerca de aquel lugar estaba la alcaicería de la Seda. El nombre de la plaza se debía a que en el lado oeste estaban la entrada del compás y la cabecera de la iglesia del convento de San Francisco, que era la casa grande de la orden en Sevilla. Las obras empezaron en el último trimestre de 1526.





Las obras comenzaron bajo la dirección del maestro mayor Diego de Riaño. En enero de 1527 empezaron a llegar cargamentos de piedras de Utrera que habían sido contratadas con los canteros Juan y Francisco García.​ En marzo de 1527 el herrero Juan Doncel proporcionó a Diego de Riaño herramientas para los canteros de la obra. Entre los primeros trabajadores figura como aparejador Arnao. En la obra participaron canteros de Sevilla, las Vascongadas y Francia. A lo largo de 1528 fue llegando más piedra de Utrera y de El Puerto de Santa María. Las obras fueron paralizadas el 24 de diciembre de 1529 por falta de fondos.

Las obras se reanudaron en 1532. Riaño viajó a El Puerto de Santa María para encargar más cargamentos de piedra. En agosto, empezó la realización de los relieves el entallador Nicolás de León, que ya había colaborado con el maestro mayor en la construcción de las capillas de los Alabastros de la catedral de Santa María de la Sede de Sevilla. En 1533 Riaño fue a buscar más artistas para los relieves a Plasencia, donde estaba construyendo la catedral de Santa María de la Asunción el cantero Pedro de Mayda. En abril de 1533 llegaron para esta labor los entalladores Diego Guillén Ferrant y Jacques Gonçalo Herrandes. ​ La construcción de las bóvedas comenzó en diciembre de 1533. En 1534 Roque Balduque realizó el escudo de la ciudad que hay en el muro oeste de la sala capitular baja

En 1534 Diego de Riaño se trasladó a Valladolid para las obras de la colegiata de Santa María la Mayor, falleciendo en esa ciudad el día 30 de noviembre. El entonces aparejador, Juan Sánchez, pasó a ser el maestro mayor, aunque con el mismo proyecto diseñado por Riaño. A mediados de 1535, Sánchez dirigió una ampliación de la casa consistorial.

La ampliación tuvo lugar en unas casas anejas adquiridas a Constanza Hernández que ya habían sido usadas como almacén durante la construcción del ayuntamiento. ​ Las casas fueron derribadas en octubre de 1535.

Finalizada la planta baja, se realizó el primer piso en 1540.

El cuerpo alto de la casa consistorial fue construido entre 1550 y 1561. Las obras estuvieron dirigidas por Juan Sánchez, aunque a partir de 1558 colaboró con él Hernán Ruiz el Joven. Posteriormente, se colocó un techado de madera en la parte superior, que quedó finalizado en 1562 con la techumbre de la zona del archivo. Posteriormente se retiraron los andamios y se taparon con ladrillos los hoyos donde estos habían sido colocados. En 1563 comenzó la construcción de una doble galería porticada con pilares en la fachada que daba a la plaza de San Francisco para que pudieran contemplarse desde allí los espectáculos que se realizaban en ella. Aquella obra fue diseñada y dirigida por Hernán Ruiz el Joven y participaron en su construcción Juan Cabello, Francisco Rodríguez, Francisco de Becerril y Luis de Ofis. La galería quedó terminada en agosto de 1564. En 1570 el carpintero Rodrigo Infante realizó el aljarfe, las puertas y las ventanas de la contaduría.

A comienzos de la década de 1570 se construyó la capilla del cabildo, realizada por el maestro mayor Benvenuto Tortello en la aneja casa grande de San Francisco.

Siglo XIX

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El final de la aneja casa grande de San Francisco comenzó con la invasión francesa de la ciudad. Aunque iba en contra de las capitulaciones de la rendición, en febrero de 1810 las tropas francesas ocuparon este convento y lo convirtieron en un cuartel. Muchos de sus cuadros de arte sacro fueron expoliados por el mariscal Soult y llevados a Francia donde, posteriormente, se dispersaron por otros museos y colecciones. En abril de 1810 los franceses decretaron la intención de crear en la zona nuevas calles y una plaza. En noviembre del mismo año el edificio fue destruido por un incendio, salvándose del mismo la iglesia y las tapias. El proyecto urbanístico no se llevó a cabo ya que, tras la retirada de los franceses, los franciscanos volvieron al edificio y empezaron su reparación. En 1821, durante el Trienio Liberal, el Ayuntamiento propuso la creación de la plaza y tomar una parte del convento para ampliar las casas capitulares. El convento fue exclaustrado y desamortizado en 1835. En parte del mismo se instaló el cuartel del Primer Batallón de la Guardia Nacional. ​ En 1840 la Junta Popular de Gobierno tomó la decisión de demolerlo y, en 1843, el convento y figuraba como derruido.

En 1850 el Estado cedió al Ayuntamiento la propiedad del terreno donde había estado el convento de San Francisco y del desamortizado convento de San Buenaventura. ​ Del convento de San Francisco se conservó el arquillo y la capilla de San Onofre y del convento de San Buenaventura se derribó el cenobio. Las capillas del lado del evangelio de la iglesia de San Buenaventura se derribaron para hacer la calle Bilbao.

La construcción de la plaza Nueva fue realizada por el arquitecto municipal Balbino Marrón y Ranero a partir de 1852. ​ En 1856 habían finalizado las construcciones de las zonas norte, sur y oeste de la plaza.

En 1857 el Ayuntamiento expropió las casas anejas que tenía el edificio en la plaza de San Francisco para ampliar la casa consistorial y que toda la manzana fuese de propiedad municipal. En 1857 la ciudad iba a ser visitada por Isabel II y todavía no habían empezado las obras en aquella parte, por lo que el arquitecto municipal Balbino Marrón y Ranero y el profesor de escenografía Salvador Montesinos realizaron un trampantojo gigante que pusieron en esa zona para mostrar como quedaría terminado.

Las obras de la casa consistorial comenzaron en marzo de 1858. ​ Balbino Marrón realizó una fachada neoclásica para la plaza Nueva. El interior del edificio fue reformado entre los años 1853 y 1860 con planos de Balbino Marrón.

En 1866 el Ayuntamiento estimó que la galería realizada por Hernán Ruiz el Joven en el siglo XVI se encontraba en ruinas y encargó su demolición. En 1867 José Amador de los Ríos protestó contra esto en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y su director, Federico Madrazo, realizó una queja formal ante el Ayuntamiento que no fue atendida. Demetrio de los Ríos construyó en su lugar una ampliación de la casa consistorial, continuando la fachada plateresca del siglo XVI que daba a la plaza de San Francisco con un estilo neoplateresco. ​ Los relieves fueron realizados entre finales del siglo XIX y el siglo XX.

La fachada de la plaza Nueva fue finalizada en 1867.

Siglo XX

En 1890 la Academia de Bellas Artes de Sevilla consideró positiva la idea de colocar una reja frente a la zona del siglo XVI de la casa consistorial. Francisco Aurelio Álvarez Millán diseñó una reja neorrenacentista en 1891, aunque la Academia la consideró demasiado simple y le añadió elementos decorativos similares a los de la reja de la capilla de la Visitación de la catedral de Sevilla. La reja fue realizada por la fundición Santa Matilde y fue colocada en 1914. No obstante, la reja impedía que el monumento se apreciase adecuadamente, por lo que Andrés Parladé, conde de Aguiar, presidente de la Comisión de Monumentos, la retiró en 1919.

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En 1849 Antonio de Orleans, duque de Montpensier, y su esposa, María Luisa de Borbón, se instalaron en el palacio de San Telmo de Sevilla, donde hicieron una colección de arte. En 1898 los hijos del duque, Antonio e Isabel, donaron al Ayuntamiento de Sevilla 51 cuadros con retratos de españoles ilustres. Muchos son de pintores sevillanos del siglo XIX.



Exterior

. Sobre la ventana que hay en la planta superior del apeadero hay un relieve con el escudo de Sevilla, en el que aparece san Fernando en su trono flanqueado por san Isidoro y san Leandro. Uno de los medallones representa a Julio César y bajo el mismo aparece un letrero que dice S. P. Q. HIS., que significa Senatus Populusque Hispalensis (Senado y Pueblo de Sevilla, en latín). Esto es una versión local del S. P. Q. R. romano. A ambos lados de la puerta de la fachada este hay dos ventanas que tienen en su parte superior dos escudos con el símbolo NO8DO.

El arquillo está flanqueado por dos hornacinas con estatuas de Hércules y Julio César. Según la tradición local, la ciudad fue fundada por Hércules​ y fue amurallada por Julio César. ​ Como el arquillo daba acceso al convento de San Francisco, el arquillo tiene simbología religiosa: la parte superior está flanqueada por sendos escudos con las Cinco Llagas de Jesucristo y cordones franciscanos y sobre la clave del arco hay un medallón con la Virgen María entre dos ángeles

La puerta este del edificio tiene como relieves el escudo imperial en un lado y el escudo de Sevilla en el otro. Del mismo modo, en la parte de abajo tiene dos cartelas donde está escrito en latín todo el Salmo 15 de la Biblia. ​ La puerta del apeadero tiene relieves que muestran, en la parte superior, a dos soldados con las columnas de Hércules y, en la zona intermedia, dos inscripciones de pasajes en la Biblia en latín: Ezequiel 45:9 en un lado y Sabiduría 6:6 en el otro.















 
Balcón de Bartolomé Morel

Bartolomé Morel fue un maestro artillero y un fundidor de metales español del Renacimiento que realizó importantes trabajos en Sevilla. A mediados del siglo XVI ya existía en San Bernardo la Fábrica de Artillería, aunque el edificio actual incluye modificaciones realizadas en el siglo XVIII. Había sido montada en esa zona por existir una abundante industria de la fundición en esa zona. La familia Morel se dedicaba a ese negocio y Juan Morel y su hijo, Bartolomé Morel, se dedicaban a fabricar cañones para abastecer a la Flota española, por lo que trabajaban para la Casa de la Contratación de Indias.

















 
CRUZ DE LA INQUISICION



la cruz integra la intersección de la Sala Capitular con el Arquillo desde 1703, y no precisamente para servir como recuerdo del extinto Convento Casa Grande de San Francisco, sino como indicio del último auto de fe celebrado en la plaza.

Inicialmente, la escultura era lisa, sencilla, pero al no encajar con la estética plateresca se optó por cincelar una nueva, añadiéndosele los motivos vegetales y celestes ya referidos.

El cambio del crucifijo no fue el único que experimentó este rincón, especialmente con la reforma de Demetrio de Los Ríos en el siglo XIX. Para empezar, la escultura la flanqueaban dos puertas, mientras que una de ellas se convirtió en ventanal, la que daba acceso a la Sala de los Fieles Ejecutores de la Justicia Real (el crucifijo también se conoce como «de los Ejecutores»).

Y, lo más vistoso, llegó a haber un balcón de forja sobre la Sala Capitular, que hoy es fachada «lisa», realizado por el autor del Giraldillo, Bartolomé Morel.

El fuego del Santo Oficio

Sin embargo, lo que la cruz representa es el último auto de fe celebrado en la plaza de San Francisco, no en toda la ciudad. Hubo que avanzar hasta prácticamente el final el siglo XVIII para ver el fin de las ejecuciones.

El último caso de muerte en la hoguera, por ejemplo, se produjo en 1781 y tuvo como paradójica protagonista a una monja a la que se acusó de intensa herejía, como «demostraron» las 157 páginas de su sentencia.

El «Quemadero» se encontraba en el Prado de San Sebastián, lugar al que llegó la anciana y ciega «Beata Dolores», nunca retractada de defender el molinosismo, doctrina del místico Miguel de Molinos.

Sevilla, por tanto, tuvo el poco honroso honor de ser el último lugar de España (y el primero, justo 300 años antes) en desarrollar una ejecución inquisitorial con fuego.

Valencia podría el epílogo, por horca, durante la Década Ominosa, cuando los tribunales se conocían como Juntas de fe.

La llegada al trono de Carlos IV, en el último tercio de la centuria, supuso una importante búsqueda del progreso social, pareja a una pérdida de privilegios de la aristocracia y, sobre todo, la Iglesia.

Pero el fin de la Inquisición llegaría con José Bonaparte y, con carácter definitivo, con la Regencia de María Cristina. En 1834 se firmó el Real Decreto de su abolición.

La Cruz del Arquillo no sólo no se retiró, sino que fue renovada 70 años después, y restaurada del vandalismo en 2008.

Además, existe una segunda cruz, prácticamente réplica, adquirida por el Conde de Aguiar, Andrés de Parladé, que puede contemplarse en uno de los patios de la Casa Guardiola. Entonces palacio del noble. Hoy lugar de celebración de eventos.



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LA PILA DEL PATO

Cinco localizaciones en apenas 200 años de historia. La pila del Pato descansa, quién sabe si para el resto de sus días, en la plaza de San Leandro desde los años 70 pero generaciones anteriores la vieron en la plaza de San Francisco, la Alameda de Hércules o Prado de San Sebastián. Es la fuente errante de Sevilla.

Ha sobrevivido el duro vandalismo y, como aquel regalo incómodo, la suerte de no encontrar asiento en la ciudad. Esta característica ha llevado a la pila del Pato a pagar los desmanes de continuas alteraciones urbanísticas. A pesar de las inclemencias propias de una fuente bicentenaria, este surtidor goza de aparente buen estado de salud y de una plaza que se ha encariñado con ella, la de San Leandro.

La fuente, realizada en mármol con elementos renacentistas y surtidores con formas animales, debe su nombre a un pato de bronce que remata la pila. Los orígenes de la pila del Pato se remontan al año 1833, cuando se decidió realizar una fuente que sustituyera a la de Mercurio, obra entre otros autores de Bartolomé Morel, un fundidor de metales y maestro artillero que realizó importantes trabajos en Sevilla como la escultura de bronce del dios Mercurio o el Neptuno de la fuente de los Reales Alcázares.

La localización aproximada equivaldría a la de la actual fuente de Mercurio, a los pies del Banco de España. Aunque no siempre fue así, el surtidor primigenio estaba situado más al centro de la plaza de San Francisco, pero este enclave empezó a molestar porque impedía el tránsito de procesiones como las de la Semana Santa o el Corpus.

En una Sevilla en sepia, el fotógrafo galés Charles Clifford, uno de los pioneros en retratar el paisaje costumbrista de la España de mediados del siglo XIX, ya puso sus ojos y el objetivo de su cámara en la pila del Pato logrando una instantánea en la que se puede ver de fondo la Giralda. La fuente renacentista, dijo adiós a Sevilla a favor de la del Pato, menos monumental y más coherente con los gustos de la época.

La tranquilidad le dura apenas medio siglo a la pila del Pato. El incipiente tráfico de vehículos provoca la decisión de trasladarla de sitio. Su primer viaje, sin contar los traslados dentro de la plaza de San Francisco, es a la Alameda de Hércules, a la zona próxima a la calle Relator, en las inmediaciones de las columnas de los leones. Allí llega la fuente en el año 1885.

La zona norte de la Alameda hace suya la fuente hasta tal punto de confabular atribuciones mágicas al chorro de agua que brota del pato. Se decía que el líquido emanado del surtidor daría fortuna a aquellos toreros en ciernes que pretendían alcanzar la fama. Allí aguanta hasta la primera década del siglo XX, cuando para aliviar inundaciones, se determina subir el suelo de la Alameda.

El ciclo se repite y la pila del Pato vuelve a decir adiós a los toreros sedientos de fama. Su nueva localización sirve para dar la bienvenida a quienes llegaban en autobús a la ciudad. La recién estrenada estación del Prado de San Sebastián acoge a esta viajera fuente en su explanada contigua, que en la actualidad equivale a los juzgados.

En el nuevo enclave, la pila se convierte en referente para los sevillanos. La proximidad geográfica de la Feria de Abril hacen de la fuente un punto de encuentro. «En la pila del Pato mi alma te he conocido», cantaba Francisco Palacios, El Pali en una de sus muchas sevillanas.

Año 1965. El sino de la fuente errante vuelve a dar un giro y la ampliación de los juzgados obliga a las autoridades a desmontar la pila para construir aparcamientos. Nuevo destino, la plaza de San Leandro.

El descanso para la pila del Patio le lleva en una plazuela de forma triangular a la que llegan las calles Alhóndiga, Zamudio e Imperial, y se extiende hasta la esquina entre Francisco Carrión Mejías y Cardenal Cervantes y que toma su nombre del convento de San Leandro.

Plaza de San Francisco, Alameda de Hércules, Prado de San Sebastián, plaza de San Leandro

































 
RELIEVE COLUMNAS DE HERCULES.

En la plaza de San Francisco el edificio tiene tres plantas. La planta alta es más baja que las otras dos y fue construida en el siglo XIX. El conjunto se encuentra sobre un pequeño podio. La fachada tiene sus elementos distribuidos con pilastras en la planta baja y columnas en la primera planta. La zona con relieves tiene motivos grutescos, medallones con bustos masculinos y femeninos, la cruz de san Andrés con el toisón de oro y las columnas de Hércules con el lema Plus Ultra.

En el siglo XVI, un antiguo brazo del río Guadalquivir fue secado, y en su lugar fue construido el Paseo de la Alameda de árboles alineados. En uno de los extremos se levantaron dos columnas de mármol como entrada, que procedían de un cercano templo romano del siglo II.
Las columnas romanas de la
 Alameda de Hércules y las que aún quedan en su lugar original en la  Calle Mármoles son los monumentos más antiguos  deSevilla.
Desde 1754 las columnas de la Alameda de Hércules portan las estatuas de Julio Cesar y Hércules, quienes, según la leyenda, son los dos fundadores de Sevilla.

LEYENDA COLUMNAS DE HERCULES:

La mitología da por hecho que Hércules tuvo una etapa importante por tierras del sur peninsular. A él se le atribuye en la leyenda las fundaciones de varias de sus ciudades, entre ellas, Sevilla, a la que denominaría Ispal en honor de su hijo Híspalo.

Esta leyenda quedó recogida en los famosos versos que aparecen en una placa colocada en los años setenta del siglo XX junto a la desaparecida Puerta de Jerez, que viene a decir:

Hércules me edificó

Julio César me cercó

De muros y torres altas

El Rey Santo me ganó

Con Garci Pérez de Vargas.

O como también se conoce en la leyenda sobre la fundación de Sevilla, Hércules marcaría con seis pilares de piedra el lugar donde Julio César fundó la ciudad con el nombre de Julia Rómula Híspalis.

Asociado con la época romana de la ciudad, aparecen en la actual calle Mármoles durante el proceso de unas obras los restos de un templo romano dedicado a Hércules, consistentes en seis grandes columnas de piedra. Dos de esas columnas son las que hoy aparecen en la denominada luego Alameda de Hércules, colocadas en el siglo XVI cuando se urbaniza este lugar.

Aún hoy permanecen sobre esas dos columnas, a la entrada del paseo de la Alameda las imágenes sobre ellas representando a sus dos personajes fundadores, Hércules y Julio César.






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Para la realización de esta presentación se han obtenido datos de los siguientes sitios:

https://es.wikipedia.org

http://patrimoniumhispalense.com

criosidadesycofradias.blogspot.com

Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Junta de Andalucía.

José María de Mena.

culturadesevilla.blogspot.com

Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla

Encyclopædia Britannica

http://spainillustrated.

sevillaciudad.sevilla.abc.

fondosdigitales.us.es

alquiansa.es


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