María de Padilla
(c. 1334n. 1- Sevilla, julio de 1361) fue una noble, famosa por sus amores con
el rey Pedro I de Castilla.
María era hija de Juan García de
Padilla (fallecido entre 1348 y 1351) y de María González de Hinestrosa
(fallecida después de septiembre de 1356) y hermana de Diego García de Padilla,
maestre de la Orden de Calatrava.1 Pertenecía a una familia castellana, los
Padilla, originarios de Padilla de Abajo, antes Padiella de Yuso, localidad de
Burgos en la merindad de Castrojeriz, miembros de la nobleza regional. Las
crónicas de su época la describen como “muy fermosa, e de buen entendimiento e
pequeña de cuerpo.”
Pedro I conoció a María de Padilla en el
verano de 1352 cuando iba de expedición a Asturias para luchar contra su
hermanastro Enrique de Trastámara que
se había sublevado. Probablemente Juan Fernández de Hinestrosa,
tío materno de María y principal privado del rey Pedro I entre 1354 y 1359, presentó al rey quien se
convertiría en su amante para conseguir el favor real a través de su sobrina,
según se deduce de la crónica de rey, escrita por Pero López de Ayala:
“En este tiempo, yendo el rey a Gijón,
tomo a doña María de Padilla que era una doncella muy fermosa e andaba en casa
de doña Isabel de Meneses, muger
de don Juan Alfonso de Alburquerque
que la criaba, e tráxogela a Sant Fagund Juan Ferrandez de Henestrosa, su tío,
hermano de doña María González, su madre.”
A partir de ese momento, María se convirtió en su
amante y fue su permanente amor, por encima de los matrimonios del monarca. No
se conocen muchos datos sobre su biografía, pero según las crónicas de la
época, tuvo un carácter bondadoso, influyendo en ocasiones para que Pedro
perdonara a nobles que se habían puesto en su contra y habían faltado a la
lealtad que de ellos se esperaba.
En 1353 el rey se casó en Valladolid
con Blanca de Borbón, hija del duque Pedro I de Borbón (bisnieto de Luis IX de Francia) y de Isabel de Valois (a su vez
nieta de Felipe III de Francia). Este matrimonio,
ya estaba pactado por Juan Alfonso de Alburquerque
(favorito del rey) en connivencia con María de Portugal, la
reina madre, pero sin el beneplácito de Pedro, quien mantuvo su relación con
María de Padilla. A los tres días de la boda, abandonó a su esposa, al conocer
que había mantenido amoríos durante el viaje desde Francia a Valladolid con su
hermanastro Fadrique y que la dote
pactada no pudo ser pagada. Tras lo cual se reunió nuevamente con su amante
María de Padilla, la cual que ya le ha dado una hija, Beatriz.
El rey alejó a Blanca de Borbón y la instaló en Medina
del Campo junto a la madre del rey. Todo esto fue aprovechado por
algunos miembros de la nobleza para sublevarse, incluyendo tres de sus
hermanastros, hijos de Leonor de Guzmán, Enrique, Fadrique y Tello,
además de Juan Alfonso de Alburquerque,
que perdido el favor real tras la frustrada boda promovida por él, se convirtió
en uno de sus peores enemigos, y su propia madre, María de Portugal.
Pedro I recibió el apoyo de la pequeña nobleza, (entre
ellos, la familia de María de Padilla, como Juan Fernández de Hinestrosa,
su tío y valido del rey), la burguesía urbana y la comunidad judía. Enrique contó con el apoyo incondicional
de la alta nobleza y del rey aragonés. Asimismo, el pueblo llano tomó partido
preferentemente al lado del Trastámara.
No sólo a la población castellana movía a piedad la
suerte de la reina Blanca, abandonada y presa. El vizconde de Narbona y los demás caballeros
franceses que vinieron acompañando a la reina, llevaron al otro lado de las
fronteras las quejas contra el rey y el Papa quiso acabar con el escándalo. Ya
en 1353 dirigió sus primeras advertencias al monarca pero fueron desoídas y
burladas. Regía Inocencio VI, y en vista de la conducta
del monarca de Castilla, apeló a medios más eficaces para apartarle de la
amistad de María de Padilla y unirle a su esposa, amenazándole con la
excomunión. Se consiguió entonces que el rey pasase en Valladolid
dos días más al lado de Blanca.
En 1354 se celebraron en Zamora
las «Vistas del Tejadillo» entre Pedro I y los partidarios de Blanca de Borbón,
llevando cada bando un séquito de cincuenta caballeros armados. Pedro obligó a
que declarasen nulo su matrimonio para casarse con Juana
de Castro, viuda de Diego de Haro, pero fue encerrado en Toro
junto con sus favoritos, de donde logró escapar con la ayuda de su tesorero
judío, Samuel ha Leví. La noticia del nuevo
matrimonio llegó pronto al Pontífice que comisionó a Beltrán, obispo de Sena,
para que formase proceso canónico contra los obispos de Salamanca
y Ávila,
que habían apoyado al rey, y conminase a éste para que abandonase a Juana y se
uniese a su esposa, Blanca.
En 1355
nació su tercer vástago, Isabel, y el mismo año el
hijo de Juana de Castro, Juan de Castilla, hijo
legítimo que con el tiempo fue encerrado en la fortaleza de Soria y, al firmar
la paz el rey Enrique II de Castilla y el duque
de Lancaster en 1386, fue hecho rehén como garantía a propuesta de
su propio cuñado, el de Lancaster. No hay que olvidar que el infante era
depositario de los derechos sucesorios de su padre, Pedro I, en caso de
fallecimiento de las hijas (al haber fallecido el único varón, Alonso) que
había tenido con María de Padilla.
En 1356, el rey derrotó a los sublevados e
inmediatamente, hizo confinar a Blanca de Borbón en Arévalo
y poco después la hizo trasladar a Toledo.
En ambas localidades, la repudiada soberana logró ganar adeptos para su causa,
la mayoría de las veces con falsas acusaciones que carecían de fundamento.
Nació en Tordesillas
Alfonso de Castilla, quien falleció siendo niño, último de los hijos de María
de Padilla. En 1361 el rey se trasladó a Medina
Sidonia y mandó asesinar a Blanca para coronar reina a María quien,
sin embargo, falleció el mismo año en su residencia de Astudillo.
Pedro I la lloró mucho, tanto que un año
después, en las cortes celebradas en Sevilla
declaró ante los nobles que su primera y única esposa había sido María de
Padilla. Al arzobispo de Toledo le parecieron buenas estas razones, declarando
nulos los otros dos matrimonios y por lo tanto encontró Pedro I unas cortes
dispuestas a ratificar lo afirmado por él, declarándola reina y legitimando su
descendencia, con lo que trasladó su cuerpo a la capilla de los Reyes de la Catedral de Sevilla, donde también está
enterrado el rey, y declarando heredero a Alonso
(1359-1362) en lugar de al infante Juan, hijo de Juana
de Castro.
En 1362 Alonso (1359-1362) fue designado heredero
legítimo de la corona, al tiempo que Pedro I negociaba su matrimonio con la
hija de Pedro IV de Aragón pero murió antes de que
se llevase a cabo.
Las tres hijas de María Padilla conocieron diversos
destinos: Beatriz entró en una orden religiosa, Constanza se casó con Juan
de Gante, duque de Lancaster e Isabel con Edmundo de Langley, duque
de York, hijos ambos del rey Eduardo III de Inglaterra.
Con estas uniones, y considerándose, como eran, herederas legítimas de Pedro de
Castilla, el reino estuvo a punto de ir a parar a manos de la monarquía
inglesa.
En 1388 decidieron poner fin a su lucha pactando el
matrimonio de sus hijos Enrique III de Castilla y Catalina de Lancáster, hija de Constanza,
a quienes se les otorgó la condición de Príncipes de Asturias por el acuerdo de
Bayona, a imitación del principado de Gales, propio del sucesor del trono
inglés. Así quedaron unidas las dos ramas sucesorias de Alfonso
XI instaurado el Principado de Asturias y el título de Príncipe de Asturias que siempre ostentará
el heredero de la Corona de Castilla y de España. Enrique III (1379-1406),
hijo de Juan I, fue el primer príncipe en poseer
este título.
No existe un conocimiento claro de la vida de María de
Padilla, puesto que apenas aparece reflejada en las crónicas de la época, ya
que por lo general se mantuvo al margen de la actividad política. Sin embargo,
ella y su parentela aparecen en varias ocasiones en la documentación del Real
Monasterio de Santa Clara de Astudillo:
- 7 de septiembre de 1325: Carta otorgada por doña Estefanía, por Johan Fernández de Hinestrosa, por Juan García de Padilla, y por Mari González garantizando a Sancha Gutiérrez y Juana Fernández, hijas de dicha Estefanía, una renta anual de 40 cargas de pan del heredamiento de Alba de Vertavillo y de Alcubilla.
- 17 de febrero de 1335: Sentencia arbitral dada por los jueces árbitros en la contienda mantenida entre Juan García de Padilla y su mujer Mari González (de Hinestrosa) y Juan Fernández (de Hinestrosa) sobre el reparto de su madre doña Estefanía (heredades en Pedrosa, Villamán y Vallegera; una casa fuerte en Hinestrosa; casas en Castro, propiedades en Palacios, Arnillas, y Santa Olalla, heredad en Vallegera, casas en la puerta del monte de Hinestrosa y lorigas y un vaso de plata.
- 11 de febrero de 1336: Carta de reparto de los bienes que dejaron en HinestrosaFernán Gutiérrez y doña Estefanía entre sus hijos, María González y Juan Fernández de Hinestrosa.
- 4 de enero de 1339: Carta de renuncia que hacen doña Sancha Gutiérrez, abadesa de Santa Clara de Reinoso y Juana Fernández, religiosa del mismo, de todos los bienes que pudieran corresponderles de sus padres Fernán Gutiérrez y doña Estefanía, a excepción de los que tenían en Alba de Vertavillo y Alcubilla, a favor de sus hermanos Juan Fernández de Hinestrosa y Mari González, mujer de Juan García de Padilla.
- 18 de febrero de 1347: Escritura de compraventa por la que Juan García de Vallegera (medio hermano de María de Padilla) vende a su padre, Juan García de Padilla y a Mari González, todas las viñas en Cordovilla que habían sido de Juan Fernández de Villandrado.
- 18 de abril de 1351: Carta de agradecimiento suscrita por Diego García y Mari Díaz (María de Padilla) y dirigida a su madre, Mari González, por el reparto hecho de los bienes de Juan García de Padilla, su padre, comprometiéndose ambos a no promover ninguna contienda alguna si la dicha Mari González pagaba el testamento y las posibles deudas y demandas del difunto Juan García.
- 18 de abril de 1351: Escritura de reparto de los bienes de Juan García de Padilla. Mari González, su viuda, recibe una tierra y un majuelo en Cordovilla, dos tierras y una viña en Matanza, la villa de Arcelosa, toda la heredad en Quintana y la huerta de Villamediana. Diego García y Mari Díaz, sus hijos, reciben todo lo de Cordovilla, salvo la casa fuerte y las arras de Mari González; todo lo de Matanza de Villanueva, San Cebrián de Villamediana, salvo la casa fuerte, todo lo de Revilla, Villodrigo, Villaverde, Villanueva del Camino, Villadermiro, San Miguel de Páramo, etc. salvo lo que fue de Fernán Gutiérrez de Hinestrosa y todo lo de Santa María del Campo. No entraba en este reparto una era y media huerta de Vallegera y los Palacios de Olma. El 18 del mismo mes, Diego García y María de Padilla firman una escritura de cesión a favor de su madre de la parte que les había correspondido en la casa fuerte de Villagera para que viviera en ella y después de su muerte retornara toda entera a ellos.
- 12 de agosto de 1353: Privilegio rodado del rey Pedro I de Castilla por el que concede a Mari González, madre de María de Padilla, por juro de heredad, todos los pechos, monedas foreras, y pedidos que los vecinos de Vallegera y de Quintana de Balvás, vasallos de la dicha Mari González había de dar al rey.
- 5 de abril de 1354: Dos bulas del Papa concediendo licencia a María de Padilla para edificar el Monasterio de Santa Clara de Astudillo, con iglesia, cementerio, y con todo lo necesario para su funcionamiento, y otro para que pudiera entrar libremente una vez al año con 3 o 4 matronas honestas en los monasterios de dicha orden en los dominios del rey Pedro.
- 19 de noviembre de 1354: Diego García (de Padilla), maestre de la Orden de Calatrava, vende a su hermana María de Padilla diversos bienes que pertenecieron a Garcilaso en Astudillo y la heredad que poseía por herencia en Cordovilla, Villamediana, y Vallegera, por 60 000 maravedíes.
- 6 de abril de 1355: Juan Fernández de Hinestrosa vende a su sobrina María de Padilla la villa de Cubillas de Cerrato.
- 5 de mayo de 1355: Privilegio de Pedro I haciendo donación de los derechos reales y jurisdicción de la villa de Cubillas de Cerrato a doña María de Padilla que ésta había comprado a Juan Fernández de Hinestrosa y otros bienes en Astudillo, heredados unos de su padre otros comprados a Mencía López.
- 10 de junio de 1355: Escritura de donación hecha por María de Padilla al monasterio del lugar de Cubillas de Cerrato que había comprado a su tío Juan Fernández de Hinestrosa y de otros bienes que poseía en Astudillo, heredados unos de su padre y comprados otros a Mencía López.
- 21 de septiembre de 1356: Escritura de compraventa por la que los herederos de Fernán Pérez de la Torre, para saldar sus deudas, venden en pública subasta a Mari González la parte que les correspondió de un solar de palacio en la collación de San Pedro de Astudillo.
Nota
- El lugar de nacimiento no se ha podido determinar por falta de documentación. Algunos autores sostienen que nació en Sevilla, mientras que otros opinan que pudo haber nacido en Cordovilla; o en Vallegera, donde sus padres tenían casas fuertes; o en Astudillo.
Fuentes:Wikipedia.
Sevillapedia.es
Google
Imagina65.com
BAÑOS
DOÑA MARIA DE PADILLA:
Los baños son una zona subterránea, una
cripta abovedada que incluye un aljibe y que se encuentra debajo del patio
del Crucero. Se compone de tres naves, la central mayor que las
laterales; siendo su estructura de piedra, revestida de mortero de cal, y
pintada.
Se crearon en época almohade (siglos XII y XIII) como un
área excavada en la tierra en la que se estableció un recinto ajardinado con el
estanque, el cual reunía condiciones de temperatura y humedad idóneas para
mitigar los rigores de la estación veraniega.
Sufrirían una transformación en el s. XIII
durante el reinado de Alfonso
X el Sabio, momento en el cual a la par que se edificaba el suntuoso
palacio gótico al
que se le denominó Cuarto del Caracol, se le harían a los baños sus bóvedas igualmente
góticas. Sobre la piscina se levanta una nave central constituida por diez
tramos soportados por bóveda
de crucería; y otras dos por las que discurren los pasillos
laterales.
Reciben los baños su nombre por la noble dama
del siglo
XIV María de Padilla de quien según la
leyenda se dice que en ellos se bañaba, la cual fue amante de Pedro
I el Cruel entre 1352 y 1361.
Vivieron en este palacio y, tras morir, tanto la amaba el rey que hizo que las
Cortes la proclamaran reina una vez muerta y que el arzobispo
de Toledo consagrara válido su matrimonio con
ella de palabra y anulara los otros dos que éste había contraído, con lo cual
también legitimaba su descendencia para la sucesión; y, por ello, descasan sus
restos en la capilla Real de la Catedral
de Sevilla.
Las naves laterales están cerradas al paso
del público, debido a que en sus muros existe pinturas renacentistas del siglo XVI que,
aun restaurada, resulta delicada de conservar, y que son obra de Juan
Díaz, Juan
de Saucedo, Juan
Chacón y Gonzalo
Pérez. Dichas pinturas murales fueron realizadas entre los
años 1565 y 1579, y están
distribuidas en los arcos de la galería lateral y como zócalo en las paredes de
la cripta. Fueron redescubiertas en 1997 durante
la creación del inventario sobre revestimientos y pinturas murales de los
Reales Alcázares.
Volverán a ser remodelados los baños en
tiempos de Felipe
III (siglo XVII),
cuando se le añade una fuente de estilo manierista al
final de la alberca, de la cual subsisten algunos restos, a la vez que también
se le abre su actual acceso al jardín
de la Danza a través de una bóveda
de cañón con los característicos azulejos a
ambos lados en su entrada.
Se encuadran en una construcción que sufrió
serios desperfectos a consecuencia del terremoto
de Lisboa de 1755 y
que el arquitecto Sebastián
Van der Borch macizó en la zona ajardinada hasta la
altura de los pisos superiores, quedando así la estructura almohade bajo las
nuevas construcciones barrocas. La
construcción del nuevo palacio condenó a la construcción anterior a ser un
sótano, en lo cual se acabaría por convertir esta cisterna tras los daños
sufridos como consecuencia del mayor de los terremotos padecidos
en la ciudad en el siglo XVIII.
Su iluminación natural procede de aberturas laterales
que como si fueran huecos de chimeneas hacen de ventanas que dan al exterior en
la superficie; además de luminosidad renuevan el aire del interior, que debido
a ser un sótano es fresco, incluso ya desde que se entra en su pasillo de
acceso.
CAPILLA REAL
La reina María de Padilla murió posiblemente víctima
de la peste en julio de 1361 aunque Pedro López de Ayala en su crónica se
limita a decir de su dolencia, es decir, de cualquier enfermedad
natural.
Fue sepultada en el Real Monasterio de Santa Clara
de Astudillo,
que la propia María de Padilla había fundado en 1353, aunque poco después, sus
restos mortales fueron trasladados, por orden de Pedro I a la Catedral de Sevilla, donde fueron
depositados en la Capilla Real de la
catedral. En 1579, con motivo de la reacomodación de los restos reales en la
nueva Capilla Real de Sevilla, fueron reconocidos los restos de la reina María
de Padilla, que fueron depositados, junto a los de otros miembros de la
realeza, en la cripta de la Capilla Real, donde reposan en la actualidad en un
sarcófago de madera forrado de terciopelo rojo.
HACIENDA DOS HERMANAS
La hacienda
de Torre de Doña María es una de las mejor conservadas y antiguas de Dos
Hermanas. El origen de la hacienda se halla en una alquería del hispano-árabe Ibn
Jaldún, aunque el edificio fue construido, según la tradición, por
el rey Pedro I para María de Padilla, de ahí su denominación.
REAL MONASTERIO DE SANTA CLARA
Mientras, nació su segunda hija, Constanza, en Castrojeriz
y María se dirigió al Papa, pidiendo licencia para fundar un monasterio de
monjas clarisas apoyándola en su pretensión el rey (como resulta de los
documentos pontificios que vinieron de Aviñón),
dando a entender al Papa que su propósito era hacer en el monasterio vida
penitente. En 1353 fundó el Real Monasterio de Santa Clara
en Astudillo
cuya primera abadesa fue Juana Fernández de Hinestrosa, tía carnal de María,
quien no profesó en dicho monasterio ya que volvió el rey con ella, roto el
matrimonio con Juana de Castro.
En Torrijos
pasó numerosas temporadas; allí se celebró el nacimiento de Beatriz, con
importantes festejos por ese motivo, y en ellos sufrió una herida en un brazo
durante un torneo, como consecuencia del cruce de lanzas. El palacio que Pedro
I construyó en Torrijos se lo regaló a María, y a su muerte pasó a sus
herederos.
MARIA NACIO EN SEVILLA, Y ERA LA UNICA LEGITIMA ESPOSA DE PEDRO... LAS OTRAS SE CASARON DESPUES Y SON MATRIMONIOS INVALIDOS
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