miércoles, 27 de junio de 2018

SEVILLA, REALES ALMONAS DE TRIANA




Las almonas de Triana, el famoso jabón que se extendió por el mundo
«Durante más de 4 siglos, en las Reales Almonas de la trianera calle Castilla, se estuvo fabricando jabón con la denominación comercial de «Castilla». Este jabón llegó a superar en calidad y cantidad al de las mejores factorías europeas», apunta el trianero José Luis Jiménez en Triana en la red. Desde el siglo XVI y durante 500 años, esta industria propagó el nombre del arrabal por todo el mundo. «Las materias primas básicas para la fabricación del jabón son la grasa, que se obtenía a partir del aceite de oliva y la sosa o potasa, que se obtenían a partir de las cenizas procedentes de la quema de hierba denominada barrilla, muy abundantes en las marismas del Guadalquivir», explica Jiménez.
Añade Esteban Hernández en su libro «Triana en la memoria» que «se usaban doce calderas, cada una de las cuales tenía cabida para más de ochocientas arrobas -una unidad equivale a 11,502 kilogramos de peso- de aceite sin contar las cantidades de cal, lejías, cenizas y otros ingredientes que precisaban para la elaboración del jabón. Había otra sala dedicada a los hornos de secado, otro para la limpieza y el enjuague del jabón, otras salas dedicadas al almacenamiento de las materias primas incluidas las alcaparras, las agallas y las cestas de mimbre, que hacían en la Algaba, para colocar el jabón elaborado».
Y es que, además, según detalla Hernández, era tan prestigiosa porque «sólo existían dos fábricas autorizadas en todo el arzobispado de Sevilla-Cádiz. Una ubicada en la collación del Salvador y dedicada a la fabricación de jabón prieto y la de Triana dedicada a fabricar jabones blancos, finos y de olor».
Éxito internacional
América, Inglaterra y Flandes eran los principales destinos internacionales de este producto «made in Triana». Un género que alcanzó gran relevancia y prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras. Tal era la importancia económica de las almonas, «que los reyes consideraban tan importantes estas industrias que al dejar de administrarlas personalmente y transformarlas en concesiones, procuraban que recayesen en familias que no estuviesen distanciadas de la corona: el infante D. Juan, D. Álvaro de Luna o el almirante D. Alfonso Enríquez» entre otros, sostiene Hernández.
Los frailes de San Jerónimo fueron sus competidores más cercanos, «pues los frailes del cercano convento se dedicaron a la fabricación, creando competencia al venderlos más baratos», prosigue. La decadencia de las archiconocidas almonas comienza en el siglo XVIII.
Como esperanza para muchos, para que este importante sector no caiga en el olvido, el pleno del Distrito Triana de abril de 2014 aprobó, a petición de la Asociación de Vecinos Triana Norte, que esté presente en el nomenclátor sevillano. El arco junto a la parroquia de La O y algunos restos en los bajos de los edificios en el Paseo de la O son los vestigios que permanecen en el arrabal del famoso «jabón sevillano». En el número 24 de la calle Castilla, una placa recuerda también esta industria que tan vital e importante fue para Triana.
Fuente Ana Diaz, Hemeroteca ABC

LAS REALES ALMONAS DE TRIANA. ( Por Angel Bautista Guerrero)
El apodo "Real" no es cuestión baladí pues fue Alfonso X , quien en 
el repartimiento de Sevilla, cede las antiguas Almonas árabes a su madre, Beatriz de Suavia desde su construcción pertenecían a la corona que las tenía cedidas, por privilegio real a la familia Enríquez de Ribera, que a su vez, las alquilaba a terceros para que las explotaran a cambio de unas rentas anuales. Los datos más antiguos que se conservan de las Reales Almonas citan apenas un par de hombres y cinco esclavos como únicos trabajadores en 1520; veinte años después, en 1540, ya son 40 los obreros contratados, lo que da una idea de la rapidez con que se asentó la manufactura del jabón en la ciudad y del éxito de su comercio más allá de nuestras fronteras. Será la familia Welser la que lleve a su máximo esplendor a la fábrica, ampliando sus instalaciones desde 1529 y creando un monopolio del jabón.
. El nombre comercial oficial del producto elaborado en Triana era "Castilla" y sería exportado a Flandes, Reino Unido y América hasta bien entrado el siglo XVIII cuando las almonas de Triana entrarán en decadencia. Aún así, la fábrica seguirá en activo hasta el siglo XX siendo vendida al señor Conrradi que construyó una casa, casa que derribo en 1983 , para edificar la actual, que tiene la placa en su fachada



English
The Almonas de Triana, the famous soap that spread throughout the world

«For more than 4 centuries, in the Royal Almonas of the calle Castilla Street, soap was manufactured with the commercial name of« Castilla ». This soap was able to surpass in quality and quantity the one of the best European factories ", points the triananero José Luis Jiménez in Triana in the network. From the sixteenth century and for 500 years, this industry spread the name of the suburb all over the world. "The basic raw materials for the manufacture of soap are fat, which was obtained from olive oil and soda or potash, which were obtained from the ashes from burning grass called barilla, very abundant in the marshes of the Guadalquivir ", explains Jiménez.

Esteban Hernández adds in his book "Triana en la memoria" that "twelve boilers were used, each of which had room for more than eight hundred arrobas - one unit equals 11,502 kilograms of oil - without counting the quantities of lime, bleaches, ashes and other ingredients that were needed for soap making. There was another room dedicated to the drying ovens, another for cleaning and rinsing the soap, other rooms dedicated to the storage of raw materials including capers, gills and wicker baskets, which were made in the Algaba, to place the elaborated soap ». And, furthermore, according to Hernández, it was so prestigious because "there were only two authorized factories in the entire archbishopric of Seville-Cádiz. One located in the collation of El Salvador and dedicated to the manufacture of black soap and that of Triana dedicated to the manufacture of white, fine and odorous soaps ».
International success
America, England and Flanders were the main international destinations for this product "made in Triana". A genre that achieved great relevance and prestige inside and outside our borders. Such was the economic importance of the Almonas, "that the kings considered these industries so important that when they ceased to administer them personally and transform them into concessions, they sought to return them to families that were not distant from the crown: the infant D. Juan, D. Álvaro de Luna or Admiral D. Alfonso Enríquez "among others, says Hernández.
The friars of San Jerónimo were their closest competitors, "because the friars of the nearby convent were dedicated to manufacturing, creating competition by selling them cheaper," he continues. The decadence of the well-known almonas begins in the XVIII century.
As hope for many, so that this important sector does not fall into oblivion, the plenary session of the Triana District of April 2014 approved, at the request of the Triana Norte Neighborhood Association, to be present in the Sevillian Gazetteer. The arch next to the parish of La O and some remains in the basement of the buildings on the Paseo de la O are the vestiges that remain in the suburb of the famous «Sevillian soap». At number 24 Calle Castilla, a plaque also recalls this industry, which was so vital and important for Triana.
Ana Diaz Font, ABC Newspaper Library


THE REAL TRIANA ALMONDS. (By Angel Bautista Guerrero) The nickname "Real" is not a trivial matter because it was Alfonso X, who the repartimiento of Seville, cedes the old Arab Almonas to its mother, Beatriz de Suavia from its construction they belonged to the crown that had yielded them, by real privilege to the family Enríquez de Ribera, that as well, rented them to third parties so that they will exploit them in exchange for annual rents. The oldest surviving data of the Royal Almonas mention only a couple of men and five slaves as sole workers in 1520; Twenty years later, in 1540, there are already 40 contracted workers, which gives an idea of ​​the speed with which the soap industry was established in the city and the success of its commerce beyond our borders. It will be the Welser family that will take the factory to its maximum splendor, expanding its facilities since 1529 and creating a soap monopoly. . The official commercial name of the product elaborated in Triana was "Castilla" and it would be exported to Flanders, the United Kingdom and America until well into the 18th century when the Almonas de Triana will fall into decay. Still, the factory will remain active until the twentieth century being sold to Mr. Conrradi who built a house, house that he demolished in 1983, to build the current one, which has the plate on its facade.

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