miércoles, 31 de octubre de 2018

SEVILLA Y SUS PUENTES "Puente Triana de 1922 a 1955 "( Parte 5 de 7)



En abril de 1844 la Comisión dio su aprobación a la edificación del puente con arcos de hierro y dos pilares en el río, por su solidez y belleza. El puente costaría 12 millones de reales, que se pagarían durante 25 años.
El Ayuntamiento había solicitado al Estado el derecho de imponer un pontazgo (tasa para pasar por el puente) durante diez años para financiar el puente. En abril de 1844 el Ayuntamiento recibió la autorización para instaurar dicho pontazgo. No obstante, en noviembre el ayuntamiento solicitó una autorización para sustituir el pontazgo por dos portazgos (tasa por pasar por una determinada zona). La autorización le fue concedida. Los portazgos se pagaban en El Tardón y en el Patrocinio. El dinero recaudado iría para pagar la construcción del puente, pero, mientras esta construcción no empezase, se destinarían los fondos a la Diputación Provincial para costear la carretera de Huelva.
El concurso público para la obra fue anunciado en el Boletín de la Provincia el 14 de diciembre de 1844, con la esperanza de adjudicar la construcción el 15 de febrero. Entre otras condiciones, se impuso que las piezas de fundición fueran hechas en España y el plazo de ejecución fue fijado en tres años.
El 15 de febrero se presentaron seis proposiciones, con diferentes plazos para el cobro. Antonio del Valle ofrecío ejecutar la obra con un plazo de cobro de 29 años y 6 meses; Benito Ferrer con 16 años; Calixto Barbouza, con 23 años y 11 meses; y Bernadet y Steinacher por 17 años, 10 meses y 9 días.
Los escogidos fueron los fraceses Berdarder y Steinacher, a los que también se les contrató para trasladar el Puente de Barcas más al sur para poder construir el nuevo en su lugar.
El diseño escogido era análogo al del Puente de los Santos Padres o Puente del Carrousel sobre el río Sena, que había sido ejecutado en 1834 por el ingeniero francés Polonceau. El puente parisino fue demolido a comienzos del siglo XX y sustituido por uno de hormigón. El Puente de Triana sería más grande que el francés, ya que la anchura del Sena en aquel lugar era solamente dos tercios de la del Guadalquivir a su paso por Sevilla.
A finales de abril de 1844 la Junta Consultiva de Caminos y Canales aprobó el proyecto del puente que presentaron los ingenieros franceses, no sin añadir cuatro prescripciones técnicas adicionales. La cuarta de estas prescripciones era que la piedra de la Isla de San Fernando, prevista para todos los elementos pétros de la infraestructura, debería sustituirse por piedra de otro lugar por motivos estéticos, al menos, en los paramentos.
El traslado del Puente de Barcas se llevó a cabo el 30 de junio de 1845 y costó 70.000 reales.
En agosto la Comisión de Puente Municipal dio su aprobación a la sustitución de la piedra de la Isla de San Fernando, en la La primera piedra del nuevo puente se colocó el 12 de diciembre de 1845 en el lado este.
En abril de 1846 Bernadet dejó la construcción y quedó Steinacher como constratista único. En 1848 Steinacher solicitó a la Comisión de Puente un año de prórroga para terminar el punte, aduciendo inconvenientes ajenos a su responsabilidad. Tras algunas reticencias y concidiones, la Comisión aceptó.
Los materiales utilizados en el puente de Triana fueron pilares de piedra y hierro, sin utilización de madera. En la orilla de Triana se estableció una gran rampa de contención que llega hasta la calle de San Jorge. Las 27.248 piezas de metal, de 19000 quintales de peso, fueron realizadas por la fundición de San Antonio. Esta fundición fue creada por Narciso Bonaplata en el Convento de San Antonio, que había sido exclaustrado en la desmortización de 1835. El hierro de las piezas fundidas procedía de Guriezo y el hierro dulce maleable, para las forjadas, procedía de las siderurgias del Pedroso, Marbella, Vizcaya y Escocia.
A partir de 1848 Steinacher tuvo algunos conflictos administrativos con el banquero Francisco Javier de Albert, que estaba financiando la obra. Estos conflictos llevaron a la paralización temporal de la obra y, en enero de 1849, la Comisión de Obras Públicas propuso al alcalde que se retirara a Steinacher del proyecto por incumplir el contrato. El Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas aprobó el cese del contrato y Steinacher tuvo que entregar la obra y los materiales. En 1851 se hizo cargo de la obra el ingeniero Canuto Corroza, que realizó algunas modificaciones leves.
La construcción terminó en 1852. El 29 de enero de 1852 se llevaron a cabo las pruebas de carga. La inauguración se realizó el 23 de febrero de 1852. La inauguración tuvo lugar con una procesión que empezó en la parroquia trianera de Santa Ana. En la procesión iban el arzobispo, el gobernador civil Francisco Iribarren, maceros, la banda municipal y un desfile militar presidido por el capitán general de Sevilla. El arzobispo bendijo el puente en su mitad con el nombre de Isabel II. Ese mismo día hubo fiestas municipales, como cucañas, concursos de natación y conciertos de bandas de música. Para su apertura al público se esperó a una ordenanza que regulase el tráfico. La apertura al público tuvo lugar el 30 de junio de 1852. El 9 de mayo de 1852 el Capitán del Puerto dio normas para la navegación en los alrededores del puente.
El antiguo puente de barcas se subastó (para el aprovechamiento de sus materiales) en 1852 y fue adjudicado por 77.070 reales de vellón.
Durante los años 50 del siglo XIX se construyeron los muros que hay a los lados del puente para facilitar el acceso. En 1857 un trabajador murió en el transcurso de estas obras.
Durante los años 50 y 60 del siglo XIX el ayuntamiento estudió la posibilidad y el coste de decorar el puente con una estatua de metal de la reina Isabel II o con un par de leones con los escudos de España y Sevilla, pero el proyecto no se llevó a cabo.
El ingeniero Pedro Nolasco de Soto Colom, primero de su promoción, descubrió durante unas obras en 1871 que los cimientos del puente tenían socavones. En 1872 redactó un informe donde proponía "asegurar el estado actual de los macizos de hormigón, defendiéndolos de nuevas socavaciones" y "rellenar las socavaciones producidas". En 1873 llevó a cabo un estudio del tema y redactó un proyecto para solucionar el problema, que estimaba el coste en 243.189 pesetas. Este estudio-proyecto, presentado el 1 de junio, fue aprobado por la Junta Consultiva el 19 de agosto. En dicha Junta se encontraba el ingeniero Canuto Corroza.
























No hay comentarios:

Publicar un comentario