jueves, 12 de julio de 2018

LA SEVILLA DESAPARECIDA. "Convento y Cristo de San Agustín"


El Monasterio de San Agustín de Sevilla, también referido como Convento de San Agustín y Casa Grande de San Agustín, fue fundado en el siglo XIII y se encontraba situado a las afueras de las murallas de la ciudad.
Historia
El monasterio puede haberse fundado en 1248, 1249 o 1292, frente a la Puerta de Carmona. Era el principal de los 36 conventos agustinos de Andalucía. La capilla mayor se edificó en el siglo XIV con patrocinio de la familia Carranza. También recibió donaciones de Pedro Ponce de León. 

En el siglo XVI ya era uno de los más monumentales de Sevilla, junto con la Casa Grande de San Francisco, el Monasterio de San Jerónimo de Buenavista, el Monasterio de la Cartuja y el Monasterio de San Pedro.

Con la invasión francesa de Sevilla en 1808 el convento fue expoliado y los agustinos expulsados. El edificio fue destinado a cuartel para las tropas. Cuando la ciudad es recuperada por un contingente hispano-británico en 1810 el convento será usado por los militares para el Real Cuerpo de Inválidos Inhábiles hasta el fin de la Guerra de Independencia, en 1814, cuando es devuelto a los agustinos.

No obstante, las desamortizaciones fuerzan a que el convento vuelva a ser abandonado por los agustinos en 1835. En 1837 será reconvertido en cárcel. Durante su cautiverio, los presos realizaban labores artesanales de carpintería, zapatería, espartería, etcétera.
En 1880 el edificio deja de ser usado como cárcel y se subasta una parte. En adelante, el inmueble tendrá diversos usos: almacenes de una empresa privada, cuartel de intendencia, etc... A finales del XIX y principios del XX sufrirá algunas demoliciones para construir viviendas. En la actualidad permanece semi-abandonado.

Allí radicó la Imagen original del veneradísimo "Santo Crucifijo", que por precisamente tal ubicación fue siempre conocido como "El Cristo de San Agustín", del que se dice concitaba más devoción que el Gran Poder y la Macarena juntos actualmente y que con tantos avatares de la historia tuvo que emigrar hacia la no lejana Iglesia de San Roque, donde perecería víctima del incendio de la misma en los iniciales días de la guerra in-civil....

Poca gente sabe que sito en el arranque de Luis Montoto, de aquella de siempre llamada "Calle Oriente", si miramos a la izquierda y contemplamos las fachadas que por allí hiciera nuestro amigo Aníbal González, allí, justo detrás de las mismas, se abre este antiguo espacio que en su día fue todo esplendor y que actualmente es ruina lamentable.

Hoy se conservan restos de importancia, como el refectorio gótico, algunos dormitorios, gran parte del claustro principal, la escalera por la que se accedía a los pisos altos o la portada renacentista de Hernán Ruiz II. En 1964 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.




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EL CRISTO DE SAN AGUSTIN:
 La devoción a este legendario crucificado se pierde en la memoria de los tiempos en una época en que ni siquiera existían las hermandades.
Los primeros datos de su existencia se remontan al año 1314 según afirma El Cronista Ortiz de Zúñiga quién sitúa la imagen en un punto indeterminado en el convento de San Agustín la Orden Trinitaria. Podemos afirmar por tanto que la devoción al Cristo de San Agustín es muy anterior a la existencia de la primera hermandad de nazarenos de Sevilla la Madre y Maestra y a la gran devoción cristifera hispalense Jesús del Gran Poder.
Cuentan las crónicas que la devoción era tal que en el año 1482 don Diego de Merlo asistente de Sevilla hizo construir un templete en cuyo centro se habilitaría una columna con una copia en mármol del Santo Crucifijo de San Agustín que ya por aquel entonces era la imagen más venerada de la ciudad. 
Curiosamente, la imagen de estilo gótico y cabellos naturales se ha representado con un paño de pureza de tela, a imagen y semejanza de los crucificados de origen mexicano muy posteriores en el tiempo como el Cristo de Gracia, el popular Esparraguero de la ciudad de Córdoba.
Son muchos los milagros que a lo largo de los siglos se le atribuyeron a esta venerada imagen entre los que destaca la atribución de la extinción de la epidemia de peste que tuvo lugar en el siglo XVII de la que se deriva una terrible mortandad en la ciudad. En agradecimiento el Ayuntamiento de Sevilla renueva desde 1649 el voto de Acción de Gracias que se celebra cada 2 de julio. Hay quienes afirman que la devoción que llego a tener el Cristo de San Agustín era muy superior a la que puedan tener las actuales devociones populares de la ciudad de Sevilla La Macarena, la Esperanza de Triana o el Gran Poder.
El Cristo de San Agustín llego a la parroquia de San Roque en 1810 a consecuencia de la desamortización del convento del que procedía, a resultas de la cual los monjes fueron expulsados de su hogar y el Santo Crucifijo donado a la parroquia de San Roque. Desde entonces el Cristo fue protagonista de diversas procesiones, en ocasiones en solitario, otras acompañado de la imagen de la Magdalena e incluso con la Virgen y San Juan a sus pies. El Miércoles Santo de 1826 procesionó acompañado por una centuria de romanos. Su salida procesional se prolongó hasta 1896.
A raíz de ahí su presencia en las calles de Sevilla no fue permanente si bien existe constancia de que la última vez que piso los adoquines de la ciudad de San Fernando fue en 1926. Sólo 10 años después El Cristo de San Agustín la gran devoción que durante siglos hábito el corazón de miles de sevillanos fue destruido por la sinrazón el 18 de julio de 1936. Desde 1944 su lugar fue ocupado por el actual Cristo de San Agustín perteneciente a la Hermandad de San Roque obra de Agustín Sánchez Cid.
Entre las muchas imágenes que la guerra civil quemó en sus hogueras de odio y venganza, el Cristo de San Agustín fue una de las más lloradas y añoradas por los sevillanos, no en vano desde el primer cuarto del siglo XIV, según la leyenda, fue encontrado por un pastorcillo en una cueva del Prado de Santa Justa, en un lugar aún conocido como el Campo de los Mártires, frontera entre San Roque y la Calzada.
Y aunque la leyenda cuenta, a lo Marcelino pan y vino, que el Cristo se tapaba con una mano la hendidura en el costado producida por la lanzada de Longinos y que ante los ojos de todos, extendió el brazo posándolo de nuevo en el madero, esta ficción no obnubila la realidad histórica habida cuenta de la existencia de la imagen años más tarde en el Convento Casa Grande de San Agustín, Cristo gótico con melena de cabellos naturales, aureola o nimbo a modo de corona y largo paño de pureza, al que Sevilla llenó de devociones y promesas convirtiéndolo en el paño de lágrimas de todas las tragedias acaecidas en nuestra ciudad.
Con la desamortización de los monjes agustinos en 1810, el Santo Crucifijo de San Agustín es llevado a la Iglesia de San Roque, donde aún habita y desde la que procesionó en Semana Santa de diferentes formas, solo sobre el monte de claveles de su paso, con la Magdalena a sus pies y precediendo a la Virgen de Gracia con San Juan los miércoles santos, siendo su última estación de penitencia del siglo XIX en 1896. Posteriormente salió esporádicamente, dicen que una vez por década, siendo su última salida, antes del incendio de la Iglesia de San Roque, en 1926.
La nueva talla fue realizada en 1944 por el escultor Agustín Sánchez Cid, imagen que ocupa su propio retablo y que, junto a la Pura y Limpia Concepción de María, Ánimas Benditas, Nuestro Padre Jesús de las Penas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, forma parte de los titulares de la Hermandad de San Roque, la que lo cuida y lo guarda, siendo artífice y fiel testigo del Voto de Acción de Gracias que el Consistorio Hispalense, renueva anualmente.
Crucificado de píos y bandoleros, como algunos llamaban después de las visitas habituales del utrerano Diego Corrientes y parte de su banda, Santo Cristo protector de epidemias e inundaciones, reclinatorio grande de la ciudad y oración preferente de foráneos que antes de cruzar la Puerta de Carmona, hacían parada obligatoria en su templo para decir, cual dijera San Agustín: Jesús es dulzura y es amor.
Fuente: Gente de Paz. El Correo de Andalucia












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