CAPILLA SAN JOSE ( No confundir con IGLESIA SAN JOSE).
La capilla de San José de Sevilla es un pequeño templo de estilo barroco, situado en el corazón del casco Histórico de la ciudad. , en la calle Jovellanos, situada entre las calles Sierpes y Tetuán.
Esta capilla se construye en dos etapas, entre los años 1699 y 1766.
Se levantó a instancias del gremio de carpinteros de lo Blanco, lo cual le llevó a un sonado pleito con el de arquitectos, pues un carpintero no tenía autorización para hacer los planos de una edificación.
Tanto sus trazas como su construcción se deben a la intervención sucesiva de dos grandes maestros de la época: Pedro Romero, que levanta el núcleo principal de la nave, y Esteban Paredes, que se ocupa de la Capilla Mayor y de la portada de los pies.
Bien de interés cultural, sus valores arquitectónicos y artísticos fueron muy pronto reconocidos y valorados oficialmente, ya que su catalogación como monumento fue publicado por La Gaceta de Madrid en el año 1912.
El 12 de mayo de 1931, a las 4 de la madrugada, la capilla fue asaltada, saqueada e incendiada, durante las revueltas sociales tras la proclamación de la II República. Las obras de reparación por los daños ocasionados por el fuego, se iniciaron el 19 de junio de ese mismo año, dirigidas por el arquitecto José María Rodríguez Cano, prolongándose hasta prácticamente finales de 1950. A pesar de ello nunca fue sometida a un proceso de restauración y eliminación del hollín, siendo ésta su principal causa de deterior actual, al convertirse con el paso de los años en ácido que están atacando a las pinturas murales y a los retablos y esculturas.
Está a cargo de la Orden Franciscana de los Capuchinos, desde 1964, al extinguirse la Hermandad de los Carpinteros.
En noviembre de 2013, ante el estado de conservación tan alarmante que presentan el conjunto barroco de los bienes muebles de la Capilla, con el consentimiento y aprobación de los Capuchinos, se constituye la Asociación pro Restauración de la Capilla de San José, siendo su único fin el recaudar el dinero suficiente para su restauración. A partir de ese momento se desarrollan conciertos, conferencias, presentación de libros, etc, toda una serie de actividades que están convirtiendo a la Capilla en un referente de la vida cultural de Sevilla.
Capilla
Se trata de una pequeña iglesia de planta rectangular que se configura en planta mediante una sola nave con un pequeño crucero.
Su portada de los pies es muy vistosa y espectacular. Estrecha y de poca altura, está realizada toda ella en ladrillo tallado y organizada en dos cuerpos; profusamente decorada con elementos de azulejería y esculturas siguiendo los cánones barrocos del momento, donde sobresale la hornacina central realizada según diseño del año 1716 de Lucas Valdés, y que aloja la imagen de su titular, San José.
En la portada lateral, también de marcado acento barroco en su diseño y decoración, destaca la representación de los «Desposorios de la Virgen» en la hornacina que corona la puerta. En esta fachada lateral existe un reloj de sol en igual estilo a la puerta.
Interior
Interiormente la capilla se cubre en su nave con bóveda de cañón con lunetos, mientras que la capilla mayor lo hace mediante una cúpula de planta elíptica que se remata por una linterna ciega. A lo largo de sus muros presenta interesantes retablos barrocos y pinturas murales del mismo siglo XVIII.
La capilla de San José de Sevilla es un pequeño templo de estilo barroco, situado en el corazón del casco Histórico de la ciudad. , en la calle Jovellanos, situada entre las calles Sierpes y Tetuán.
Esta capilla se construye en dos etapas, entre los años 1699 y 1766.
Se levantó a instancias del gremio de carpinteros de lo Blanco, lo cual le llevó a un sonado pleito con el de arquitectos, pues un carpintero no tenía autorización para hacer los planos de una edificación.
Tanto sus trazas como su construcción se deben a la intervención sucesiva de dos grandes maestros de la época: Pedro Romero, que levanta el núcleo principal de la nave, y Esteban Paredes, que se ocupa de la Capilla Mayor y de la portada de los pies.
Bien de interés cultural, sus valores arquitectónicos y artísticos fueron muy pronto reconocidos y valorados oficialmente, ya que su catalogación como monumento fue publicado por La Gaceta de Madrid en el año 1912.
El 12 de mayo de 1931, a las 4 de la madrugada, la capilla fue asaltada, saqueada e incendiada, durante las revueltas sociales tras la proclamación de la II República. Las obras de reparación por los daños ocasionados por el fuego, se iniciaron el 19 de junio de ese mismo año, dirigidas por el arquitecto José María Rodríguez Cano, prolongándose hasta prácticamente finales de 1950. A pesar de ello nunca fue sometida a un proceso de restauración y eliminación del hollín, siendo ésta su principal causa de deterior actual, al convertirse con el paso de los años en ácido que están atacando a las pinturas murales y a los retablos y esculturas.
Está a cargo de la Orden Franciscana de los Capuchinos, desde 1964, al extinguirse la Hermandad de los Carpinteros.
En noviembre de 2013, ante el estado de conservación tan alarmante que presentan el conjunto barroco de los bienes muebles de la Capilla, con el consentimiento y aprobación de los Capuchinos, se constituye la Asociación pro Restauración de la Capilla de San José, siendo su único fin el recaudar el dinero suficiente para su restauración. A partir de ese momento se desarrollan conciertos, conferencias, presentación de libros, etc, toda una serie de actividades que están convirtiendo a la Capilla en un referente de la vida cultural de Sevilla.
Capilla
Se trata de una pequeña iglesia de planta rectangular que se configura en planta mediante una sola nave con un pequeño crucero.
Su portada de los pies es muy vistosa y espectacular. Estrecha y de poca altura, está realizada toda ella en ladrillo tallado y organizada en dos cuerpos; profusamente decorada con elementos de azulejería y esculturas siguiendo los cánones barrocos del momento, donde sobresale la hornacina central realizada según diseño del año 1716 de Lucas Valdés, y que aloja la imagen de su titular, San José.
En la portada lateral, también de marcado acento barroco en su diseño y decoración, destaca la representación de los «Desposorios de la Virgen» en la hornacina que corona la puerta. En esta fachada lateral existe un reloj de sol en igual estilo a la puerta.
Interior
Interiormente la capilla se cubre en su nave con bóveda de cañón con lunetos, mientras que la capilla mayor lo hace mediante una cúpula de planta elíptica que se remata por una linterna ciega. A lo largo de sus muros presenta interesantes retablos barrocos y pinturas murales del mismo siglo XVIII.
El retablo mayor es una obra barroca de excepcional importancia; una obra donde intervino el portugués Cayetano da Costa tanto en su diseño como en la realización de los relieves y esculturas o la supervisión de los trabajos, siendo la ejecución de su talla realizada por Julián Jiménez, tallista y ensamblador, discípulo del propio Da Costa. Este retablo está compuesto por un banco, un gran cuerpo central con tres calles separadas por grandes estípites y un ático superior.
La hornacina central, realizada a modo de camarín, aloja la escultura de San José con el Niño, una talla atribuida a Agustín de Perea de 1694, al igual que los dos ángeles que lo corona. Los límites del camarín están delimitados por un rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y serafines envueltos entre nubes, obra de De Acosta o de artistas de su propio taller. Bajo el camarín se crean el manifestador y el Sagrario, sobre el cual se colocó posteriormente una imagen de la Inmaculada.
El retablo del lado del Evangelio del crucero, también realizado con un diseño barroco exquisitamente elaborado, es el altar de Nuestra Señora de las Tres Avemarías y presenta en su hornacina central el grupo escultórico de la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad en rompimiento de gloria, una obra del escultor sevillano Joaquín Bilbao Martínez, bajo un busto de San Leandro con vestimenta pontificial que aparece en la tribuna. A la derecha puede verse un San Francisco de Asís con un crucifijo en la mano, mientras que a la izquierda se muestra una hornacina con una escultura de la Gloriosa muerte de San José con Jesús y María atribuido a Pedro Roldán.
La hornacina central, realizada a modo de camarín, aloja la escultura de San José con el Niño, una talla atribuida a Agustín de Perea de 1694, al igual que los dos ángeles que lo corona. Los límites del camarín están delimitados por un rompimiento de gloria donde se incluyen angelitos y serafines envueltos entre nubes, obra de De Acosta o de artistas de su propio taller. Bajo el camarín se crean el manifestador y el Sagrario, sobre el cual se colocó posteriormente una imagen de la Inmaculada.
El retablo del lado del Evangelio del crucero, también realizado con un diseño barroco exquisitamente elaborado, es el altar de Nuestra Señora de las Tres Avemarías y presenta en su hornacina central el grupo escultórico de la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad en rompimiento de gloria, una obra del escultor sevillano Joaquín Bilbao Martínez, bajo un busto de San Leandro con vestimenta pontificial que aparece en la tribuna. A la derecha puede verse un San Francisco de Asís con un crucifijo en la mano, mientras que a la izquierda se muestra una hornacina con una escultura de la Gloriosa muerte de San José con Jesús y María atribuido a Pedro Roldán.
El retablo del lado de la Epístola del crucero, asimismo creado con gran primor, está centrado por una gran puerta de acceso a la Sacristía, sobre la que se muestra un San Isidoro con su vestimenta pontificial. A su derecha puede verse una Inmaculada, y a su izquierda un Niño Jesús y un bello Nacimiento en una hornacina realizada en madera y espejos. Este retablo resultó muy dañado en el incendio de 1931, por lo que lo que hoy se contempla es su reconstrucción, llevada a cabo en el año 1935.
A ambos lados de la nave existen además dos bellos retablos. El del lado del Evangelio recibe el nombre de Altar de los Desposorios de San José y Santa María, debido al medallón central que lo preside, y que representa una escena en el templo de Jerusalén donde un sacerdote bendice la unión de los esposos. Enfrente se encuentra el Altar de san Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que presenta la escena de santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña en presencia de San Joaquín, un tema iconográfico que empezó a desarrollarse a partir del siglo XVI para dar culto a esta santa.
Entre otras imágenes de gran devoción existente en esta capilla, debe mencionarse la de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, popularmente denominado Cristo de Medinaceli, obra del siglo XX de Agustín Sánchez Cid que se venera en un altar junto a la entrada al templo, en la que destaca una enorme ráfaga plateada que aparece tras la imagen.
A ambos lados de la nave existen además dos bellos retablos. El del lado del Evangelio recibe el nombre de Altar de los Desposorios de San José y Santa María, debido al medallón central que lo preside, y que representa una escena en el templo de Jerusalén donde un sacerdote bendice la unión de los esposos. Enfrente se encuentra el Altar de san Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que presenta la escena de santa Ana enseñando a leer a la Virgen Niña en presencia de San Joaquín, un tema iconográfico que empezó a desarrollarse a partir del siglo XVI para dar culto a esta santa.
Entre otras imágenes de gran devoción existente en esta capilla, debe mencionarse la de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, popularmente denominado Cristo de Medinaceli, obra del siglo XX de Agustín Sánchez Cid que se venera en un altar junto a la entrada al templo, en la que destaca una enorme ráfaga plateada que aparece tras la imagen.
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