PLAZA NUEVA (PATE 1ª DE 2)
La plaza Nueva de la
ciudad de Sevilla, Andalucía, España. En ella encuentra la entrada
principal del Ayuntamiento de Sevilla.
CAMBIOS DE
NOMBRES
Plaza Nueva
(1854-1857)
Plaza de la Infanta Isabel (1857-1868)
Plaza de la Libertad (1868-1873)
Plaza de la República (1873)
Plaza de la República Federal (1873-1875)
Plaza de San Fernando (1875-1931)
Plaza de la República (1931-1935)
Plaza de la Infanta Isabel (1857-1868)
Plaza de la Libertad (1868-1873)
Plaza de la República (1873)
Plaza de la República Federal (1873-1875)
Plaza de San Fernando (1875-1931)
Plaza de la República (1931-1935)
Plaza Nueva
(desde 1936
Toponimia
En primer
lugar se la conoció como plaza Nueva. La Revolución
de 1868 llevó a
cambiarle el nombre por el de plaza de la Libertad. Con la proclamación de la I República, en 1873 pasó a ser conocida como
plaza de la República ese mismo año se cambió por el de Plaza de la República
Federal. En 1875 fue cambiado por el de plaza de San Fernando.En 1931, con la II República, se le llamó plaza de la República
y en 1936 volvió a ser llamada plaza de San Fernando. No obstante, los vecinos
siempre la han llamado plaza Nueva por haberse creado mucho después que la
mayoría de las plazas del centro urbano.
Historia del entorno
Hasta la Edad Media, los terrenos que forman la actual
plaza Nueva formaron parte del cauce de un brazo desaparecido del río Guadalquivir, que partía de una zona próxima a
la Barqueta, atravesaba la Alameda de
Hércules, la plaza de la Campana, la calle
Sierpes, la plaza
Nueva y se unía al cauce principal a la altura del barrio del
Arenal. A pesar
del cerramiento de este cauce, esta zona siguió siendo un área con frecuentes
inundaciones, razón por la que era conocida como laguna de la Pajería.
También fue camposanto y zona de huertas
La avenida de la Constitución y la plaza Nueva fueron parte del
cauce del río hasta la época visigoda. Por ello, cuando se construyeron
el Hotel Inglaterra, al oeste de la plaza, y otros edificios colindantes se
encontraron tablazones y clavazones de barcos romanos, anclas y otros restos de
naves hundidas, así como restos de la cimentación de muelles, lo que acredita
que ahí se encontraban instalaciones portuarias. Los visigodos desecaron este
terreno, que se urbanizó durante la etapa almorávide.
En 1268, Fernando III donó este
terreno a la Orden
Franciscana, que
construyó ahí su Casa Grande. En este convento llegó a haber más de trescientos
franciscanos y algunos participaron en la evangelización de América. El
convento fue destruido en 1811, durante la ocupación francesa y, aunque se reconstruyó parcialmente poco después, fue objeto de la desamortización de Mendizábal y fue derribado en 1840.
A finales
del siglo XIII, una comunidad de franciscanos se instaló en la zona que abarcaba
desde la plaza existente a espaldas del ayuntamiento (el nombre de plaza de San Francisco viene de esta comunidad), hasta la
calle Zaragoza, cerca del puente de Triana, donde fue
erigido el convento de San Francisco el Grande. Desde 1605, dicha zona fue ocupada
por otras órdenes religiosas, una de las cuales sigue hoy en día ubicada en el
cercano convento de San Buenaventura. Durante la Guerra de la Independencia Española el convento fue parcialmente
destruido, y en 1810 fue pasto de las llamas, quedando en tal mal estado que se
decidió modificar la zona y acondicionarla como plaza accesible a todo el
público. Aun así, en 1813 se intentó abrir la iglesia para, en 1815, iniciar la
reconstrucción del edificio conventual completo. Llegado el año 1835 y la
consabida desamortización, ello requirió que las obras se
detuvieran.
En 1840 se
acuerda en pleno demoler los restos del convento, y en 1849 los terrenos que
ocupa son cedidos a la ciudad por real decreto.
De todo este
enorme edificio sólo quedan en la actualidad un par de vestigios: la conocida y
camuflada capilla de San Onofre, y el arquillo renacentista (junto
al Ayuntamiento) que da acceso a la plaza de San Francisco.
De este
convento en la actualidad solo quedan la capilla de San Onofre (al sur) y el arquillo renacentista
(junto al Ayuntamiento) que da acceso a la plaza de San Francisco.
Creación de la plaza
En la década
de 1830 se terminó la Plaza de la Encarnación, también en el centro de la
ciudad. Esa plaza se había proyectado ya en 1810, cuando se derribó el convento
jesuita que se encontraba en esa parcela. El nombre "de la
Encarnación" le fue puesto por Félix
González de León, que dijo
que también podría llamarse "plaza mayor por su tamaño".
Un grupo de
intelectuales sevillanos, entre los que estaba el arquitecto Ángel de Ayala, solicitaron al ayuntamiento en 1849 la conversión
del solar de la Casa Grande de San Francisco en una nueva plaza mayor para la
ciudad, con un monumento en el centro, como ejemplo de la centralización del
espacio urbano. Este proyecto fue remitido a la Academia de Bellas Artes de Santa
Isabel de Hungría.
En 1852 se
realizó la fachada del Ayuntamiento que daba a la plaza. Balbino
Marrón y Ranero, que fue
arquitecto municipal durante 15 años, organizó el entorno que sería la plaza
Nueva entre 1849 y 1860, incluyendo los bancos y el arbolado.
(continua en parte 2ª y ultima)
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