sábado, 12 de enero de 2019

SEVILLA MONUMENTAL-ZONA HISTORICA "Convento Santa Clara y Torre Don Fadrique"



El convento de Santa Clara de Sevilla, también conocido como Real Monasterio de Santa Clara, es un edificio ubicado en la calle de Santa Clara de la ciudad de Sevilla, en la comunidad autónoma de AndalucíaEspaña. En la actualidad es utilizado con fines culturales por el Ayuntamiento de Sevilla, aunque hasta el siglo XX estuvo destinado al culto católico, constituyendo sus dependencias un convento de religiosas clarisas de clausura..
Fue fundado en 1289 por el rey Sancho IV de Castilla, y levantado junto a un antiguo palacio perteneciente a su tío , el infante Fadrique de Castilla. El complejo conventual fue construido entre los siglos XVI y XVII. Para ello se incrustó literalmente al palacio, una construcción mudéjar levantada tras la conquista cristiana de la ciudad, y de la que únicamente conserva la denominada Torre de Don Fadrique, de factura románica y gótica, que realizada en sillería es un ejemplo único en la ciudad.
Dentro de las estancias conservadas en la actualidad se encuentran el refectorio, el claustro mayor en estilo renacentista, las cocinas, dormitorios y otras dependencias domésticas, la enfermería y la estancia que ocupaba la antigua iglesia conventual, que fue reutilizada como cementerio. Finalmente se localiza la iglesia, que fue reformada por los arquitectos Juan de Oviedo y Miguel de Zumárraga entre 1620 y 1622, revistiendo sus paramentos interiores con yeserías, incorporando el pórtico lateral y definiendo su espadaña. El pórtico de acceso a la iglesia fue copiado para realizar el de la Basílica de La Macarena, y su retablo mayor está dedicado a diversos santos de la orden; además contiene otros cuatro retablos menores, realizados por Juan Martínez Montañés.
En los años 2000 el convento fue sometido a una rehabilitación para adaptarlo a usos culturales, sin embargo, esa restauración de 6 millones de euros no daría para restaurar el edificio al completo, quedándose muchas salas sin restaurar. Dicha restauración terminaría siendo una modificación del edificio. Los restos de las monjas del convento que se encontraban enterrados en la sala De Profundis fueron desenterrados en las obras y, al acabarse el presupuesto se imposibilitó reconstruir la sala, de forma que los restos más antiguos fueron enviados al Museo Arqueológico de Sevilla y el resto fue enterrado en una fosa común.
El convento conserva tras la restauración sus paredes colmadas de azulejos. En el Museo de Victoria y Alberto de Londres se exponen azulejos procedentes del convento. ​ Tras las obras de remodelación del edificio para adaptarlo como cultural, una pequeña cantidad de azulejos de salas reformadas se conservaron en cajas, si bien a la postre se pusieron en valor en el Museo Mudéjar de Sevilla.





Nota: Para la realización de este monográfico se han utilizado las siguientes fuentes:

Hemeroteca ABC/ m. j. lora

TripAdvisor

Leyendasdesevilla

wikipedia.org/

jardinesdesevilla.es























La Torre y don Fadrique

La Torre de don Fadrique, con su pequeño jardín, cargada de misterio, magia y romanticismo, ha permanecido durante décadas abandonada a su propia suerte en un perdido rincón del Convento de Santa Clara, junto a la Alameda de Hércules, entre la calle Santa Clara y la calle Becas.
Su historia se remonta al siglo XIII.
Tras la ocupación de Sevilla en 1248 por las tropas cristianas de Fernando III y el consecuente “repartimiento de la ciudad”, el infante don Fadrique –hijo de Fernando III– recibe varias propiedades cerca de la que fuera Laguna de la Feria, intramuros de la cerca almohade. En ellas, Fadrique levanta en 1252 la torre que ha llegado a la actualidad.
La Torre –enclavada entre huertas, intramuros– se eleva como auténtico símbolo de poder, quizás como muestra de fuerza de don Fadrique frente al nuevo rey, su hermano Alfonso.
Con 65,30 m de altura, la Torre de don Fadrique –aislada de cualquier edificio desde su construcción– se levanta con la contundencia propia de las construcciones románicas –tan escasas en la ciudad– aunque en los tramos superiores muestra un claro estilo gótico. De hecho, la torre –que muestra una puerta de acceso de estilo románico tardío– se torna esencialmente gótica en sus ventanas superiores y en las bóvedas de crucería de las salas interiores.
Esta construcción refleja la influencia italiana que impregnó al infante don Fadrique durante su estancia en la corte italiana de Federico II entre los años 1240 y 1245, aunque también presenta rasgos franceses y singularidades propias de la arquitectura sevillana.
La Torre de don Fadrique, con planta cuadrada de 7’75 metros de lado, está estructura en tres cuerpos, cubiertos de bóvedas y comunicados por escaleras de fábrica. En la planta baja se abre la puerta de acceso –con una inscripción latina sobre la misma que indica el año de su construcción, 1252– y ventanas saeteras; la sala intermedia presenta ventanas románicas y la superior ventanas de estilo gótico. Desde esta última se accedía a la azotea almenada mediante una escalera de mano.
La atmósfera mágica de la Torre está impregnada por historias lejanas, leyendas, recuerdos de un pasado imaginario. Una de estas leyendas nos cuenta que la Torre fue lugar de encuentro del infante Fadrique con su joven madrastra Juana de Ponthieu, tras la muerte de su padre, Fernando III, en 1252. Y que Alfonso X el Sabio –hermano del infante– lo mandó procesar por mantener relaciones con la viuda del rey. Las crónicas históricas demuestran, sin embargo, que los hechos fueron menos poéticos: el ajusticiamiento –una década más tarde de que doña Juana hubiese retornado definitivamente a la corte francesa– se produjo por conspirar contra su hermano, el rey. Sea como fuere, Fadrique fue condenado a muerte y ejecutado en Toledo en 1277.
La construcción, se encuentra en perfectas condiciones, y es propiedad del Ayuntamiento de Sevilla, encontrándose protegida por la declaración genérica del decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el patrimonio histórico español. Actualmente, está considerada como BIC (Bien de Interés Cultural) (fue declarada Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931​). La Junta de Andalucía la incluyó en el reconocimiento especial a los castillos de la comunidad autónoma de Andalucía.
En septiembre de 2014, se da orden, por parte del ayuntamiento, para que se acometan obras de limpieza y restauración, para añadirla a la visita del entorno, Convento de Santa Clara. Dicha restauración se dio por finalizada tras la presentación de la misma el 14 de enero de 2015.
Según cuenta la leyenda, ​ que en poco se parece a la realidad de los hechos, el rey Fernando III de Castilla, que había enviudado con casi 50 años de edad de su primera esposa Beatriz de Suabia, contrajo nuevo matrimonio con Juana de Danmartín, con la finalidad de acercarse políticamente a Francia. La diferencia de edad entre el rey y su nueva esposa, era cercana a los 30 años, pues ella tenía 17.
Poco después el rey inició la campaña para la conquista de Córdoba y Sevilla, tras lo cual, se instalaron en el Alcázar de Sevilla, Falleció el rey cuatro años después, quedando la viuda en Sevilla, sin más compañía que la de sus doncellas.
Un día visitó el Alcázar el infante Fadrique, hijo de Fernando III y Beatriz de Suabia, y por tanto hijastro de Juana aunque sus edades, eran de 27 y 25 años respectivamente. Don Fadrique que nunca había vivido en Sevilla, acudió a presentar sus respetos a doña Juana. Desde ese día, salieron juntos a cazar junto al Guadalquivir en varias ocasiones, y a pesar de las críticas, estas salidas continuaron produciéndose.
Con la llegada del invierno, la caza a la orilla del río resultaba difícil por lo que Fadrique mandó construir una torre para que la reina viuda pudiese cazar teniendo cerca un fuego aunque las explicaciones que dio a quienes le preguntaban era que dicha torre, era para la defensa de la ciudad ante posibles incursiones musulmanas. Para los que entendían de estrategia militar esta explicación no nada convincente, ya que la torre, se encontraba en el interior de las murallas.
El rey Alfonso X para evitar las murmuraciones de la corte, decidió trasladarla a Toledo, pero la nobleza de Sevilla y el pueblo se unieron a una guerra contra los amantes, ya que era inadmisible que una reina viuda se volviera a casar ni que tuviera amores secretos.
Desde entonces, cuando la reina salía junto al infante del Alcázar para dirigirse a la torre, se cerraban todas las puertas y ventanas de las casas antes de que llegara a su altura la reina. El 24 de junio, santo de la reina, se enviaron más de 200 invitaciones desde el Alcázar, pero ni uno sólo de los invitados acudió al banquete. Fue este día cuando la reina ordenó recoger todas sus cosas y las de sus hijos para volver a Francia.
La reina embarcó en una Falúa en el embarcadero real, y mientras surcaba el río camino al Atlántico, dirigió una última mirada con los ojos llenos de lágrimas a la torre, que durante 3 años había sido su nido de amor. Con un pañuelo hizo una señal en dirección a la Torre dónde don Fadrique le hacía una señal de adiós con la mano.
El rey Alfonso X de Castilla, hijo de Fernando III y hermano del Infante, autorizó el proceso contra este obligado por la nobleza y el clero. Don Fadrique fue sentenciado a muerte por haber ofendido el decoro real al tener relaciones ilícitas con la viuda del rey, tras lo cual, fue ejecutado en Burgos. Desde entonces la Torre de don Fadrique no volvió a ser utilizada.
La realidad es que el infante D.Fadrique murió por orden del rey Alfonso X, acusado de intrigar contra el soberano; como expone la documentación de la época, de manos del propio Alfonso X, "el rey mandó afogar a don Fadrique", pena generalmente usada para actos de traición, el ahogamiento en agua. La actitud del infante no fue nueva, traicionando a su hermano en varias ocasiones, solo que esta vez, en 1277, el rey no decidió perdonarle. Según M. González Jiménez la idea del infante podría definirse como un movimiento para destronar a Alfonso X en favor de su joven hijo Sancho (posteriormente Sancho IV) y él posicionarse a modo de tutor de su sobrino, controlando así el poder.
La torre se entendería como una estructura militar, función que podría ratificarse por las continuas intrigas palaciegas contra su hermano el rey Alfonso X, y su similitud con torres militares ubicadas en Italia donde D. Fadrique residió; algunos investigadores también han apuntado a un pabellón de caza.
Nota: Para la realización de este monográfico se han utilizado las siguientes fuentes:

Hemeroteca ABC/ m. j. lora

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Leyendasdesevilla

wikipedia.org/

jardinesdesevilla.es















 VISTAS DE CALLE ROTULADA EN HONOR A D. FADRIQUE
















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