El Corral del Conde, denominado así por haber pertenecido al Conde Duque de
Olivares, es un edificio muy expresivo de la arquitectura popular sevillana,
probablemente el más interesante y completo de todos los que existían,
desaparecidos actualmente en gran parte.
Su origen es musulmán, con reestructuración mudejárica, aunque su
disposición actual responde a la arquitectura popular del siglo XVIII, habiendo
mantenido hasta la actualidad sus características formales y estructurales pues
no se han producido cambios de usos ni grandes transformaciones respecto a su
configuración inicial. El deterioro ocasionado por el tiempo y las pésimas
condiciones de habitabilidad al quedarse obsoletas las formas habitacionales
que el corral planteaba, plantearon la necesidad de rehabilitarlo. En un primer
momento, 1975, este proyecto estuvo en manos de Aldo Rossi con G. Braghieri y
A. Cantáfora, pero finalmente no llegó a ejecutarse. Posteriormente la
realización de las obras de reforma y restauración para su adaptación a
edificio de apartamentos, tuvo lugar durante los años 1982-1983, a cargo del
arquitecto José María Martínez Escribano.
El edificio
y su patio central están actualmente catalogados como Patrimonio Histórico
Cultural, y todo su interior se encuentra adaptado para su uso como modernos
apartamentos individuales.
El conjunto
conserva toda la arquitectura y el encanto de la época y también muchos de los
elementos propios de los antiguos corrales de vecinos como son el gran patio
central empedrado, las galerías superiores de distribución de madera, un
lavadero, un horno de pan y una capilla.
Frente a la
gran riqueza arquitectónica y ambiental que guarda en su interior, y que se
aprecia con claridad y sorprende ya desde el propio zaguán de entrada, el corral del Conde
contrasta por su austera y sencilla fachada exterior a la citada calle
Santiago, que pasa prácticamente desapercibida ante los viandantes: un largo
paretón con pequeñas ventanucas y una sencilla portada de acceso, un tipo
constructivo que guarda cierta relación con la de cualquier convento de
clausura de la
El corral se halla hoy perfectamente conservado, preservando su estructura
externa y sus características estéticas, si bien el interior ha tenido que
sufrir grandes transformaciones para adecuar dimensionalmente las estancias,
llegándose a la ruptura de la unidad habitacional que columnaba las crujías del
edificio.
https://youtu.be/IWUsmVYjL-o
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