lunes, 20 de agosto de 2018

LA SEVILLA DESAPARECIDA "Real Fábrica de Tabacos"


La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla (España) es un edificio construido en piedra durante el siglo XVIII como sede de la primera fábrica de tabacos establecida en Europa. Constituye una de las más espléndidas representaciones de la arquitectura industrial del Antiguo Régimen, ostentando la calificación de Bien de Interés Cultural desde 1959 con categoría de Monumento Histórico. Desde mediados del siglo XX alberga la sede del rectorado de la Universidad de Sevilla y de algunas de sus facultades.
La planta del tabaco fue encontrada por los españoles a su llegada a América, en 1492. La ciudad de Sevilla, sede de la Casa de Contratación, ostentaba el monopolio del comercio con este continente y ya antes del siglo XV habían llegado a la ciudad las primeras plantas de esta especie,[ estableciéndose a principios del siglo XVI las primeras industrias de manufacturas de tabaco en Sevilla, las primeras de toda Europa. Al principio se trataba de factorías de carácter disperso dentro de la ciudad, para concentrase más adelante, por motivos de salubridad y también del control estatal sobre la actividad. Las diversas fábricas se concentraron en una sola, ubicada frente a la iglesia de San Pedro. En el siglo XVIII se decide la construcción del gran edificio, a extramuros de la ciudad, que posteriormente, en el siglo XX se convertiría en sede de la Universidad de Sevilla. 
El edificio industrial del siglo XVIII, es uno de los de mayores dimensiones y mejor arquitectura de su género en España, a la vez que uno de los más antiguos de esa tipología que se conservan en Europa de la época del Antiguo Régimen. 
La fábrica se ubicó extramuros de la ciudad, junto a la Puerta de Jerez, en los terrenos conocidos como de las calaveras por haber sido un antiguo enterramiento romano. Se inició su construcción el año 1728, su diseño y construcción fue debida a ingenieros militares procedentes de España y de los Países Bajos, concretamente: 
Ignacio Sala, que redactó el proyecto inicial en 1725. De su proyecto solo se ejecutó la cimentación y la canalización del arroyo Tagarete que corría por la actual calle de San Fernando.
Diego Bordick Deverez, sustituyó a Sala en el periodo que discurre entre 1731 y 1750, realizó un nuevo proyecto, para tratar de dar cabida a nueva maquinaria de mayor tamaño. Realmente solo se trabajó en la construcción, durante este periodo, unos dos años, entre 1733 y 1735.
Sebastián Van der Borcht, se hizo cargo de la construcción a partir de 1750, pudiendo ser considerado como autor de la parte más fundamental de la construcción de la fábrica. En esta fase colaboraron con el ingeniero flamenco arquitectos y aparejadores locales como Vicente Catalán Bengochea, Pedro de Silva y Lucas Cintora.
Entre 1751 y 1756 se terminaron la mayor parte de los trabajos referidos a la actividad de fabricación,[ comenzando la actividad productiva durante el verano de año 1758. Su remate no se produjo hasta 1763, siendo por entonces la única que existía en España, empleándose en ella a mil personas, doscientos caballos y ciento setenta molinos; el tabaco provenía una parte de Virginia y otra de las colonias de España. Según inscripción de dos de los pilares del puente levadizo del lado oeste, las obras finalizaron en el año 1770. 
La factoría quedó desfasada casi desde su inicio, pues concebida en su diseño fundamentalmente para la fabricación de tabaco en polvo, los gustos cambiaron a lo largo de los treinta años de su construcción, imponiéndose el consumo de cigarros, que no se adaptaba plenamente a la nueva fábrica.
En la construcción de muros, pilastras, arcos y otros elementos se usó la piedra de Morón en sustitución de la piedra martelilla que estaba prevista por resultar ésta muy frágil y defectuosa. 
El 1950 se decide el traslado de la fabricación de las labores de tabaco a una nueva factoría construida en el barrio de los Remedios[y se propone la utilización del edificio como sede de la Universidad de Sevilla. La transformación del edificio, supuso una obra de profundo calado, realizada entre 1954 y 1956, por los arquitectos Alberto Balbontín de Orta, Delgado Roig y Toro Buiza.
El edificio tuvo también uso como cuartel, sobre todo en su parte este, dada su condición de lugar estratégico al sur de la ciudad y su constitución como recinto fortificado. 
El edificio industrial del siglo XVIII es uno de los de mayores dimensiones y mejor arquitectura de su género en España, a la vez que uno de los más antiguos de esa tipología que se conservan en Europa de la época del Antiguo Régimen. En el año 2016 se descubre que el edificio consta de un sistema de cimentación único en España: arquerías invertidas, lo cual le confiere una fortaleza estructural enorme. Como edificio, se extiende sobre una superficie de carácter rectangular de 185 x 147 metros, con ligeros salientes en sus ángulos. En España solo el monasterio de El Escorial, que ocupa un área de 207 x 162 metros, supera su tamaño. El recinto se encuentra rodeado en tres de sus lados por un foso que lo aisla del exterior, presenta alzado en dos plantas y entresuelos en las áreas residenciales.
Arquitectónicamente destaca su esquema general de referencias renacentistas, con aires herrerianos en su planta, patios y detalles de remate de las fachadas, sin olvidar las semejanzas con motivos de los arquitectos Sebastiano Serlio y de Palladio. Sus fachadas realizadas en cantería, se encuentran moduladas por pilastras que se elevan sobre un pedestal que recorre el inmueble. 
En el edificio se pueden distinguir dos zonas diferentes, una primera área dedicada propiamente a la actividad de fabricación que ocupa dos terceras partes del edificio y por otro lado una zona que puede ser denominada palacial que correspondería a la entrada por la calle San Fernando, que comprendía vestíbulo, almacenes y viviendas.
En su fachada principal se aprecia la influencia del estilo barroco, presenta una portada con doble columnas a cada lado y en la planta superior, balcón balaustrado y remate con tímpano decorado con atributos reales. Por encima, se levanta una estatua de la fama, y jarrones de azucenas, obras de Cayetano de Acosta; al mismo autor portugués, se deben también las fuentes de mármol blanco de los dos patios interiores y los pináculos que decoran las cuatro esquinas del edificio. En el arco de ingreso se destacan relieves con temas concernientes a la historia y elaboración del tabaco. El inmueble se encuentra rodeado por un foso en la mayor parte de su perímetro debido a su construcción extramuros adosado a parte de las murallas de la ciudad por esa zona. Estas características le hacen merecedor de ser mencionado por el viajero inglés Richard Ford como El Escorial tabaquero y más modernamente como: Palacio de la Industria. El interior de la zona de fábrica estaba primitivamente dividido en grandes naves, alguna de las cuales medía más de 150 metros de largo. La zona noble contenía dos viviendas para el superintendente y el director de la fábrica en las zonas extremas en el centro tras la entrada principal se encontraba la zona de oficinas, en donde se encuentra una gran escalera doble que termina en el actual paraninfo de la universidad. En 1956 Antonio Cano Correa y su mujer Carmen Jiménez Serrano esculpieron la ornamentación de las nuevas puertas que se abrieron en las fachas este, sur y oeste de la antigua Real Fábrica para ser portadas de las nuevas facultades de la Universidad de Sevilla, correspondientes a Derecho, Ciencias y de Filosofía y Letras.
A comienzos del siglo XIX, llegó a tener 12.000 trabajadores, en su mayoría cigarreras, como las que aparecen en la ópera Carmen de Bizet, que se desarrolla en Sevilla y se basa en una historia de amor de una cigarrera de esta  Fabrica de Tabacos.






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1 comentario:

  1. Buenas
    Quisiera saber si podría usar alguna de sus fotos para mis visitas guiadas. Me parecería muy interactivo. Gracias

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