lunes, 9 de julio de 2018

BAUL DE LOS RECUERDOS "Casa Cuna"

El antiguo Centro Provincial Infantil (Casa Cuna) que alberga actualmente la Sede de la Fundación de San Telmo se encuentra ubicada al lado del parque de Miraflores, en la Avenida de la Mujer Trabajadora, nº 1.

Historia / Origen
El edificio fue construido en 1914 siendo la Casa Cuna Provincial, para acoger a los niños desamparados. Se considera que es la obra más importante del arquitecto Antonio Gómez Millán (Sevilla 1883 – 1956). Las obras principales se realizaron entre 1914 y 1916 aunque posteriormente se han hecho varias reformas y ampliaciones. El estilo sigue la corriente regionalista sevillana que, a principios del S. XX capitaneaba su cuñado Aníbal González. En su interior, alberga una capilla que fue bendecida el 14 de octubre de 1922, con la asistencia del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia.
La construcción del Hospicio de niños expósitos o Casa Cuna, fue un proyecto promovido por la Junta de Señoras Protectoras y Conservadoras de Niños Expósitos de Sevilla, fundada en 1913, y presidida por la Condesa de Lebrija (Doña Regla Manjón Mergelina, 1851 – 1938) viuda de Sánchez-Bedoya, con la colaboración de otras damas ilustres de la sociedad sevillana como la Marquesa de Benameji Doña María de la Concepción Castrillo y Sanjuan, la Marquesa de Matallana Doña Enriqueta Monprivat, y Doña María Argudín de Carlés. A este fin, la Condesa cedió a la Diputación en 1913 su finca “Huerta de San Jorge”. Esta huerta estaba en las afueras de Sevilla, en la zona norte de la ciudad, a la que se llegaba por una prolongación del camino de Miraflores. El presupuesto de contrata aprobado fue de 299.205,42 pesetas.

Otro impulsor de la construcción de la nueva Casa Cuna fue el pediatra Don José González-Meneses Jiménez, que además fue nombrado director de este centro en 1919.

Desde 1938 hasta 1989 la Congregación responsable y encargada del cuidado de esta residencia eran las Hermanas de la Caridad. En mayo de 1990 la Excma. Diputación de Sevilla cedió el edificio a la Fundación San Telmo para que constituyese su sede.

Descripción del edificio:
El edificio principal es una de las construcciones, más brillantes de su tiempo, muy volcada al exterior, en donde se disponen grandes y cuidados jardines, además de otras construcciones auxiliares estratégicamente dispuestas.

La fachada tiene una gran monumentalidad, con evidentes rasgos renacentistas, como la serliana (recurso arquitectónico muy utilizado en el Renacimiento que consiste en combinar arcos de medio punto con otros adintelados. Debe su nombre al arquitecto Sebastiano Serlio, que fue el primero en teorizar sobre esta forma arquitectónica), y los vanos mudéjares. Esta fachada se corona con unos pináculos de carácter modernista, compuestos por yuxtaposición de elementos geométricos que terminan en flameros cónicos. También son clasicistas las ventanas termales que se disponen en los frentes de los cuerpos laterales que dan a la fachada principal. Pero la construcción, a pesar de sus líneas sobrias y clásicas, tiene detalles constructivos de recuerdo mudéjar, que contribuyen a clasificar el edificio en la escuela regionalista sevillana.

En efecto, además del primoroso trabajo en ladrillo cerámico, las dos torres de la capilla muestran una cierta influencia del mudéjar aragonés, unas ménsulas escalonadas recuerdan los royos de modillones de la Mezquita de Córdoba, la acumulación de finas columnas para el soporte de la portada es un recurso nazarí, y la combinación del ladrillos con azulejos en bancos y enjuntas de fachada y del arco de la capilla es también signo inequívoco de la escuela renacentista de Sevilla desarrollada en el primer tercio del siglo XX.

A través de un vestíbulo solado en mármol, donde constan unas placas conmemorativas de la fundación, se accede al interior. Hay una gran galena transversal, con suelo de mármol y zócalo de azulejo sevillano, a la que se abre la gran capilla en el centro y otras dependencias de la planta correspondiente.
En todo el interior predomina la funcionalidad, con materiales elegidos con criterios de solidez y economía. Los muros de carga son de fábrica de ladrillo de distintos espesores según los esfuerzos que tienen que soportar, aparejados con morteros de cal y de cemento, mientras que los entramados de los pisos y cubiertas son de hierro con forjado de bovedillas. Estos entramados están ocultos en la planta alta mediante cielos rasos, pero en la planta baja las bovedillas están enlucidas con mortero de cal.


Todos los dormitorios estaban estucados con yeso. Los pavimentos eran de loseta hidráulica, excepto el vestíbulo y la galería principal, ya comentados, y la capilla y las dos escaleras laterales que eran de mármol. Los zócalos, en general, estaban chapados con piedra caliza.

Conviene comentar que no se proyectó una escalera central de tipo imperial, como cabría esperar de la categoría del edificio, sino de dos laterales para lograr una mayor funcionalidad y acceso a los dos grandes cuerpos laterales del piso superior donde estaban dormitorios y otras dependencias.

Pensando en una conservación barata y duradera para este edificio público de mucho tránsito y trabajo, se prescindió de la ornamentación, confiando toda la decoración a la propia disposición de los materiales. Así, el ladrillo visto en patios y otros sitios forma pilastras, arcos y molduras, aprovechando la destreza tradicional de los obreros artistas sevillanos.

La salubridad, higiene, ventilación y luz estaban aseguradas en todas las habitaciones por la acertada disposición de los abundantes ventanales y la distribución de las galerías de servicio. No se consideró conveniente la calefacción por la posibilidad de cambios bruscos de temperatura entre habitaciones, galerías, escaleras y otros espacios. El servicio de agua potable se aseguró por una doble acometida a la red general y a un pozo propio en la zona ajardinada.

Conviene recordar que, por entonces, la situación del servicio de agua a la ciudad era precaria, confiado a una empresa extranjera que administraba los Caños de Carmona, mediante un largo acueducto, cuyos restos aun pueden apreciarse al principio de calle Oriente. Para las aguas residual es se dispuso un pozo de depuración (fosa séptica).

La distribución de las diversas dependencias se hizo de una forma funcional; es decir, las más cercanas a la puerta de entrada son las salas de uso frecuente por el público (iglesia, portería, sala de visitas, botiquín, etc.). En los grandes cuerpos laterales estaban las estancias de trabajo y alojamiento de expósitos, así como la residencia de las Hermanas de la Caridad, ropería, escuela, enfermería, cocina, comedores, etc.

En la planta superior (planta principal), también dispuesta con gran funcionalidad, se organizan diversas estancias de día o de recreo, dormitorio de lactantes y nodrizas y otras salas o despachos para las hermanas o para la Junta Protectora de Expósitos.

Edificios posteriores y otras intervenciones
Las más importantes son los pabellones de la entrada a ambos lados del recinto cerrado. En el proyecto original de 1912 ya constaban dos pabellones iguales situados simétricamente a la entrada del complejo hospiciano. Estaban destinados a viviendas del médico y del capellán, y se concibieron como "chalets" independientes con una distribución sencilla, muy acertada. En un primer proyecto se propuso un tipo de edificio con torreón neomudéjar, en el que se podían reconocer adornos de Sebka (elemento decorativo con forma de retícula oblicua, a modo de entrelazado geométrico romboidal, que cubre muros, arcos, paredes, zócalos), y vanos ciegos escalonados basados en los de la Giralda, pero se descartó por otro tipo. Los definitivos tienen una línea más clasicista, en vez de neomudéjar, a base de paramentos de ladrillo con diversa profundidad y arcos de medio punto parecidos a los del edificio principal. También se modificó su función, pues el de la izquierda, con una planta superior menor, se dedicó a portería con un torno para la recepción anónima de los expósitos; en el de la derecha, además de la vivienda del médico, se organizó, al parecer, una enfermería. No consta la terminación de estos pabellones, pero debieron construirse casi al mismo tiempo del edificio principal, quizás entre 1916 y 1917.

Capilla
Estaba prevista en los planos originales del edificio, pero se construyó entre 1921 y 1922. Hay que aclarar que el proyecto primitivo se reformó para ampliar el recinto en 4 m de longitud, de forma que resultó una verdadera iglesia para dar servicio, además, a los fieles de las cercanías. Tiene una puerta de ladrillo bicolor con trazas que recuerdan a la iglesia de Santa Paula. Estaba decorada con pinturas y posee un espectacular retablo barroco sin dorar, del siglo XVIII. Este retablo es de Francisco y Cayetano Acosta, que fue finalizado en 1770 como Retablo Mayor del Convento de Carmelitas Calzados de Carmona, y que dado el estado ruinoso de este convento el retablo fue trasladado a la Casa Cuna de Sevilla.

El cuerpo de la iglesia se introduce entre los dos amplios patios de luces del edificio y, desde éstos, se observan las dos torres de inspiración mudéjar que la adornan, no visibles desde el exterior.

Hay otros dos pabellones posteriores que no constan en el proyecto primitivo. El más antiguo es un edificio cuadrangular con zócalos y pequeñas zonas de ladrillo visto combinado con paramentos encalados. Este pabellón es destinado actualmente a la cafetería y comedor. El otro, más amplio, es posterior a nuestra guerra civil, como se puede comprobar por la peor calidad de los materiales utilizados. Es un edificio funcional, no exento de cierta gracia, con arcadas y pérgola, compuesto por dos cuerpos paralelos, uno de ellos de dos pisos, probablemente utilizado en parte para funciones administrativas, y que fue adaptado en principio para las primeras actividades docentes del Instituto Internacional San Telmo.

Catalogaciones
La antigua Casa Cuna de Sevilla, también llamada Casa de Niños de la Providencia, está declarado como Monumento, Bien de Interés Cultural, el 23/06/1983.

El edificio es propiedad de la Excma. Diputación de Sevilla y fue cedido a la Fundación San Telmo el 31 de Mayo de 1990 por un periodo de 50 años, formalizando el acuerdo el presidente de la Diputación Provincial Don Miguel Angel Pino, y la presidenta de la Fundación San Telmo Doña Gerarda de Orleáns y Borbón. Cuenta con un amplio aparcamiento exclusivo para sus Alumnos y es un exponente señalado de la mejor tradición de la arquitectura sevillana.

Actualidad
Como se ha dicho anteriormente, este edificio es utilizado actualmente por la Fundación San Telmo, institución independiente y sin ánimo de lucro dedicada al desarrollo económico y empresarial del Sur de España y de algunos sectores y colectivos a nivel internacional.

Esta Institución fue constituida el 28 de julio de 1982 con impulso, el entusiasmo y la colaboración desinteresada de un grupo de empresarios e instituciones que hoy componen el Patronato de la Fundación, bajo la dirección de la que fue su primera Presidenta, Doña Gerarda de Orleans y Borbón.

S.M. el Rey D. Juan Carlos I de España aceptó la Presidencia de Honor de la Fundación en atención a los fines de ésta. En 1991 presidió la I Asamblea de Miembros e inauguró las nuevas instalaciones de la Fundación.

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Nota: Gran parte del texto de este edificio ha sido obtenido del artículo de D. Carlos González Barberán, publicado en la revista del Instituto Internacional San Telmo de junio 2006.
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