- 1953. A partir de este año la duración la fiesta es de seis días. El general Franco y esposa visitan la Feria por primera vez.
- 1954. El Real Círculo de Labradores monta su caseta de manera permanente.
- 1956. El general Franco visita por segunda vez la Feria.
- 1961. El Jefe del Estado, visita la Feria por tercera vez.
- 1962. La Feria se celebra por primera vez los primeros días del mes de mayo. Los "locos" de la peña "Er 77" proponen entre sus numerosas bromas que el calendario oficial marque los "días 31, 32, 33, y 34 de abril".
- 1964. Ocurre el más triste suceso de la feria, se incendia, destruyéndose 64 casetas, contándose un gran número de heridos y el fallecimiento de un anciano, la solidaridad cae en todos los sevillanos reconstruyéndose con la ayuda de todos lo que quedó destruido.
- 1966. La realeza vuelve a formar parte de la fiesta, en esta ocasión, la realeza extranjera a cargo del Príncipe de Mónaco y su esposa Grace. Jacqueline Kennedy, La viuda del presidente de los Estados Unidos, John Kennedy, también pasó alguna jornada por la feria este mismo año.
- 1967. Vuelve de visita a la Feria el Jefe del Estado y esposa.
- 1964:
Incendio en el Real: Un muerto, numerosos heridos y 64 casetas destruidas.
1968: Juan Carlos y Sofía, entonces Príncipes, visitan por vez primera la Feria.
1973: La Feria se abre en su nuevo emplazamiento de Los Remedios, dejando El Prado1847-1972. La Feria de Abril se celebra en el Prado de San Sebastián. - 1972. Último año que se celebra la Feria en el Prado de San Sebastián que por falta de espacio cambiará su ubicación.
Primer día de Feria de Abril de 1964. Sobre la
una de la tarde la gente empezaba a llegar al real, que aún se montaba en el
Prado. Entonces una instalación eléctrica soltó un chispazo en la que se
conocía como la caseta de los Lasso. Inmediatamente empezó a arder la
lona que lo cubría y el fuego fue saltando hasta que afectó a casi toda una
manzana. El viento no ayudó a los esfuerzos por apagar las llamas y algunas
teas volaron hasta la siguiente calle y la anterior. Al final quedaron
calcinadas o desmontadas para hacer un cortafuegos 74 casetas. La
mayoría en la confluencia de las calles general Primo de Rivera, Infanta Luisa
e Infante Carlos.
«Esta información podía haber quedado supeditada a una
crónica de sucesos» decía el ABC de Sevilla del 22 de abril, un día
después de los hechos. «No hay caso. [...] Queda mucho espacio del ferial que
no "sabe" del fuego. Y mucha mujer guapa, y mucha chavalería
que canta a todo trapo en medio de la calle. Aquí no ha pasado nada».
Contrasta esa tranquilidad del cronista con el balance del fuego: un muerto
y decenas de heridos. Bien es cierto que la primera impresión fue muy mala
y de ahí probablemente lo benigno de la narración. El mal pareció menos.
Pudo haber sido una tragedia sin precedentes. El
fuego, que corría de lona en lona, tardó unas horas en apagarse y el real
ya tenía bastante público en las calles. Tan seguras se daban las muertes en
gran número que las autoridades trasladaron al Equipo Quirúrgico no solo
médicos, sino también sacerdotes. Por lo que pudiera pasar. Finalmente
un solo fallecido -un señor mayor «pavesa de viva carne, bonzo involuntario»
contaba ABC de Sevilla «fue pasto de las llamas». Veinticinco personas
resultaron heridas de diversa gravedad.
Más que la crónica de un incendio, el fuego de la
Feria de Abril de 1964 es la historia de cómo Sevilla se recuperó en un
tiempo récord de la destrucción de gran parte del real. Y con sentido del
humor. Se dio en la Feria una especie de carrera por ver quién era el
primero que ponía en pie de nuevo su caseta. Ganaron los alemanes -«la tozuda
disciplina germánica se impone»-. Les siguió en el segundo puesto la peña
sevillista y el tercer lugar La Estrella.
«La chamuscá»
Pero es que además muchas casetas colgaron carteles
alusivos llenos de guasa: «Esto era un jamón serrano que se murió por
curpita der butano»; «Por la mañana ardiendo y por la noche riendo»; «Esto
fue una caseta»; «¿Quién dijo "mieo"?»; «Ni con fuego ni con agua,
solo con alegría y cerveza». Hasta alguna caseta llegó a cambiar el nombre y
una lucía un rótulo en el que se leía: «La chamuscá».
El balance de los daños tardó en llegar. Pero dos días
después ya se hacía repaso de los mantones, cabezas de toros, sedas y
cornucopias pasto de las llamas. Las maderas y toldos eran lo de menos. Los
adornos de las casetas fue lo más costoso que se perdió, y en algunos casos se
trataba de antigüedades. Pasado el susto del primer día, el resto de las
crónicas de la Feria de hace 50 años poco o nada decía del fuego. Tan solo
referencias sueltas, como si allí no hubiera pasado nada. Lo que querían lo
sevillanos.
El entierro de don José, el zapatero
de 87 años que murió quemado
Don José
García Suárez fue la única víctima mortal del fuego. Se encontraba en la caseta
«La Ciebeles» cuando se vio sorprendido por las llamas, que le convirtieron en
una tea humana. En el entierro -al que asistieron muchas perdonas, además de
numerosa representación de autoridades, alcalde incluido- contaron sus hijos la
historia de este hombre de 87 años. El anciano estaba vigilando la caseta en la
que trabajaba su hijo cuando se declaró el incendio y no pudo huir. Su hijo le
sacó de entre las llamas sufriendo también quemaduras y le llevó corriendo a
que le atendieran. De poco sirvió. «Pepe, hijo mío, qué ruina. He perdido mi
carterita con quinientas pesetas y un décimo de lotería», le decía el hombre
cuando lo llevaban a un médico. Zapatero de profesión, dejó cuatro hijos, uno
de ellos aún ingresado en la residencia García Morato (hoy hospital Virgen del
Rocío). En la cama convaleciente recibió la noticia de la muerte de su padre.
«Lloró desconsoladamente», recogía la crónica de ABC de Sevilla el día después
del entierro, el jueves 23 de abril.
VIDEO DEL INCENDIO:
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