Francisco
Mateos-Gago y Fernández (n. Grazalema (Cádiz), 1827
- † Sevilla,
19 de octubre de 1890),
religioso, catedrático de teología de la Universidad de Sevilla y
protector del patrimonio histórico sevillano.
Biografía
Huérfano
desde muy joven, su tío Juan José Fernández y Borrego, médico titular de su
pueblo natal le inició en el estudio del latín, siendo matriculado por un
tío-abuelo suyo en el Seminario
Diocesano de Sevilla en 1840,
donde cursó estudios de filosofía, teología y jurisprudencia,
Acabados sus
estudios eclesiásticos, en el año 1850
consiguió la cátedra de latín y castellano del Seminario Conciliar de San
Isidoro y San Francisco Javier de Sevilla; dos años después, en 1852,
sería ordenado presbítero y destinado al Seminario Conciliar de San Bartolomé,
donde impartió clases de teología, oratoria, griego y hebreo, consiguiendo un
poco más tarde, en 1854, el doctorado en teología en el Seminario
Central de Granada, y luego su nombramiento como catedrático interino de
teología en la Universidad de Sevilla, en 1855.
En 1868,
y a consecuencia de la proclamación de la libertad de enseñanza en España, se
suprimió la Facultad de teología por no considerarse ciencia universitaria, lo
que supuso su cese como catedrático universitario, hecho refrendado en 1869
cuando, junto a los también catedráticos sevillanos [[Francisco Pagés del
Corro]] y Francisco
de Paula Caballero-Infante y Zuazo, se negó a jurar la nueva
constitución.
Tras su
expulsión de la Universidad Hispalense, Mateos Gago se afianzó en su trabajo
como redactor y columnista en publicaciones y periódicos que trataban temas de
corte religiosos, científicos, literarios e históricos, como La Verdad
Católica, La Semana Católica y el Diario de Sevilla, donde
pudo defender sus ideas conservadoras que luego recopilaría en su obra Opúsculos.
Con motivo
del que luego sería conocido como Concilio Vaticano I, Mateos-Gago participó
como teólogo en sus sesiones iniciales, llegando a Roma el 29 de noviembre de 1869. Su estancia en
esa ciudad sería muy instructiva, participando de su ambiente intelectual.
En 1877
regresó a la Universidad de Sevilla para ocupar la cátedra de lengua hebrea de
la Facultad de Filosofía y Letras, siendo nombrado decano al año
siguiente.
Un aspecto
importante en la figura de Mateos Gago fue su papel como protector del
patrimonio histórico sevillano. Desde joven ya se preocupó de la fundación de
la Biblioteca Provincial de Sevilla (años 1842 a 1845), así como de sus
fondos provenientes de conventos exclaustrados tras la desamortización de
Mendizábal. En 1853
formó parte de la Diputación Arqueológica Sevillana, institución
dependiente de la Real Academia de Arqueología, entidad que reunían a
importantes eruditos e intelectuales de la Sevilla de la época y que realizó
numerosas intervenciones arqueológicas, fundamentalmente en Itálica.
En 1868
formó parte de la Comisión Provincial de Monumentos Histórico-Artísticos de
Sevilla, y en 1870 fundó, junto con Francisco
de Paula Collantes de Terán y Caamaño y José Pagés del Corro
entre otros, la Sociedad Arqueológica y el Círculo Numismático Sevillano,
cuyas ideas se difundían en La Revista Arqueológica Sevillana y que en 1872
se fusionaría con la Sociedad Económica de Amigos del País.
Como buen
erudito Mateos-Gago perteneció a otras instituciones culturales y científicas
sevillanas y españolas de la época. Así, fue miembro de la Academia
Sevillana de Buenas Letras, de la Academia
de Bellas Artes de San Fernando (1875),
de la Sociedad El Folklore Andaluz, de la Academia de Santo Tomás de
Aquino (1879),
del Ateneo y Sociedad de Excursiones de Sevilla (1887),
Otros
aspectos importantes a destacar en Mateos-Gago son la colección arqueológica
que reunió en vida, que según la catalogación realizada tras su fallecimiento
contaba con más de 600 piezas, o su colección de monedas, unas 8.000 en total,
reunidas en su actividad vinculada a los estudios numismáticos realizados para
el Círculo Numismático Sevillano. Tras su fallecimiento, José Gestoso y Pérez consiguió que el
Ayuntamiento de Sevilla adquiriese las colecciones reunidas por él, que fueron
destinadas al Museo Arqueológico Municipal, y que más adelante acabaron, en
parte, en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla.
Reconocimientos
- Sus restos mortales se encuentran enterrados en el Panteón de Sevillanos Ilustres de la iglesia de la Anunciación de Sevilla.
En su memoria, además, el Ayuntamiento de Sevilla le
tiene rotulada una importante calle en el centro
histórico de la ciudad. Que se ofrece seguidamente
Calle Mateos
Gago es una
calle de la ciudad de Sevilla (Andalucía).
Sirve de entrada principal al barrio de Santa Cruz,
arrancando en la plaza
de la Virgen de los Reyes, junto a la catedral, y termina en calle Febiola
Historia
Fue
denominada desde antiguo como calle de la Borceguinería, por residir en
ella el gremio de este oficio, fabricantes de zapatos
y borceguíes,
hasta el siglo
XVIII.
En 1893 se rotuló
con su actual nombre de calle de Mateos Gago, honrando la memoria del
catedrático sevillano, teólogo, sacerdote, profesor de la antigua Facultad de
Teología de la Universidad de Sevilla,
fundador de la Academia Sevillana de Estudios arqueológicos y canónigo de la
catedral de Sevilla, Francisco Mateos Gago Fernández
(1827-1890).
En 1890 nació en
el número 21 de esta calle el historiador Santiago Montoto de Sedas,
hijo del poeta y cronista de la ciudad Luis
Montoto; en la fachada de la vivienda, una placa recuerda el
acontecimiento. La calle era a principios del siglo
XX una vía tortuosa y estrecha hasta el punto de impedir el tránsito
rodado y el paso de cofradías por la misma. La entonces recién creada Hermandad de Santa Cruz (1904) tuvo que
utilizar diversos recorridos alternativos para acceder desde su parroquia a la
carrera oficial, ya que la salida resultaba imposible a través de esta calle,
hasta su posterior remodelación.
El trazado
actual de la calle se debe a las obras de ensanche acometidas con motivo de la Exposición Iberoamericana
de Sevilla en 1929, y desde ella puede admirarse una bella
imagen de la torre de la Giralda.
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