El Pabellón
de Goya fue construido por iniciativa de un grupo de amigos, amantes de la
pintura, que, en vistas del alto número de visitantes que se esperaba en
Sevilla con motivo de la Exposición, formaron la Sociedad Quinta de
Goya, con la idea de crear un espacio en el que se recordara la vida y las
obras del genial pintor aragonés, Don Francisco de Goya y Lucientes
(Fuendetodos, Zaragoza, 1746 - Burdeos, Francia, 1828). Y la mejor forma de
acercar el pabellón a Goya fue reconstruir, a una escala reducida, la de
vivienda madrileña, tan querida por él, conocida como La Quinta del Sordo
(Goya quedó sordo a partir del año 1792) y tristemente derribada alrededor del
año 1909. La Sociedad antes mencionada contó con el apoyo del Comité de la
Exposición, que para la construcción del edificio les cedió un espacio
rectangular de unos 400 metros cuadrados localizado en un privilegiado lugar,
entre la Puerta de San Diego y la Torre Norte de la Plaza de España;
así, el Pabellón de Goya estaría ubicado en un lugar de paso obligado
para la mayor parte de los visitantes de la Exposición. Como arquitecto
encargado de hacer realidad el edificio, la Sociedad seleccionó al también
zaragozano Manuel Muñoz Casayús, y como director artístico de la Quinta de
Goya, al pintor Julio Moisés Fernández de Villasante (Tortosa, Tarragona,
1888 - Suances, Cantabria, 1968), quien supo rodearse de importantes
personalidades artísticas, como la del profesor de Heliograbado de la Escuela de Artes Gráficas y Director durante
muchos años de la Calcografía Nacional, José Sánchez
Gerona, un reconocido experto en Goya y en su época.
Veamos a
continuación, basándonos en la Memoria de la Quinta de Goya, fechada en
Madrid, en noviembre de 1928, la descripción del pabellón que la Sociedad
Quinta de Goya pensaba construir. En él, se quería recrear sólo aquellas salas
de la demolida Quintaque, por su contenido o función en tiempos del
pintor, pudieran tener un especial significado para el visitante, como el
"Recibimiento", el "Gabinete", el "Estudio", o el
"Comedor", además de otras dos inexistentes en la antigua vivienda
pero que por su contenido despertarían igualmente el interés de la gente. Estas
últimas son la "Biblioteca de Goya", en donde se pretendía mostrar
todo lo que se había escrito sobre Don Francisco de Goya, y el "Museo
particular", que contaría con aguafuertes, cuadros, dibujos y litografías
originales del pintor aragonés, para lo cual se solicitó el préstamo de los
mismos a sus entonces poseedores, tanto a personas particulares como a organismos
oficiales, habiendo accedido un gran número de ellos a su cesión temporal con
motivo del magno certamen. En las habitaciones recreadas como el
"Estudio", se decidió mostrar a Goya pintando a "La Maja
Desnuda", para lo cual el escultor Juan Cristóbal González de Quesada
(Ohanes, Almería, 1897 - Casalso de los Vidrios, Madrid, 1961) realizó
estatuas, a tamaño natural, del pintor y la modelo; y en el "Comedor"
y en el "Gabinete", quedaron representados Goya y su nieto Mariano,
durante momentos particulares de su vida, mediante estatuas igualmente de Juan
Cristóbal.
En el
"Hall", estarían expuestas maquetas de elementos que guardaran una
relación directa con la obra de Goya, obra del pintor escenógrafo José Martínez Garí (Alicante, 1869 - 1936), y expondría
para su venta, entre otros muchos objetos goyescos,
reproducciones de cuadros y tapices de Francisco de Goya. La voluntad era la de
reproducir lo más fielmente, en todo aquello que fuera posible, la época del
pintor, cuidando hasta el aspecto de las jóvenes que atenderían al público, las
cuales deberían estar vestidas como majas
Según
podemos leer en el diario ABC, del día 28 de agosto de 1988, la Quinta de
Goya fue inaugurada por los Reyes de España Don Alfonso XIII y su esposa
Doña Victoria Eugenia el 14 de mayo de 1929, llegando a ser uno de los
pabellones que más visitas recibió. La puerta principal de entrada se situaba a
la derecha de la fachada principal, y al traspasarla, lo primero que llamaba la
atención era la maqueta de la Ermita
de San Antonio de la Florida allí expuesta. Esta sala estaba dividida en ochavas, contando la mitad de ellas con entradas a otras reducidas
salas, en las que había expuestas pinturas originales o dioramas que recreaban
famosas escenas pintadas por Goya, como la de la "Romería de la pradera de
San Isidro", diorama éste de Julio Moisés Fernández. La siguiente ochava
descrita es la representación de una habitación de la vieja Quinta en la
que aparece Goya escribiendo sobre una mesa y su nieto Mariano jugando con un
coche de juguete, aludiendo aquí a la idea que tuvo Goya de pintar "El
niño del carricoche" mientras veía jugar a su nieto. El autorretrato de
Goya y el retrato de su esposa, Josefa Bayeu, aparecían colgados de la paredes.
En la
tercera ochava, nombrada como "Estudio de Goya", se recrea lo ya
descrito antes en la "Memoria", una réplica del estudio del pintor,
con esculturas a tamaño real de Goya pintando y la modelo posando, mientras el
cuadro de "La Maja Desnuda" aún está sin terminar. El contenido de la
cuarta y última ochava, llamada "Nocturno Goyesco" y de la que no se
hace mención en la Memoria, es una representación de una antigua calle
de Madrid en la que aparece Goya paseando entre representaciones de conocidos
elementos de sus pinturas; así, se ven brujas y trasgos,
monstruos y paredes cuyos desconchados recuerdan la apariencia humana,
similares a los por él dibujados en "Los Caprichos", y con una gran
escenificación de Garí en la que utilizó espejos para poder reflejar la escena
frente a si misma y al otro lado de la sala. Tras esta ochava, había otras dos
salas, una primera, con copias en las paredes de famosos cuadros de Goya,
dedicada a la venta de objetos goyescos, y otra segunda en la que se exponían
sus más famosos cuadros, cedidos por museos y particulares. En una última sala
se mostraban diversos grabados originales, como los de "La
Tauromaquia", "Los Caprichos", "Los Desastres de la
Guerra" y "Los Proverbios", y una vez pasada esta dependencia,
se había llegado de nuevo a la puerta de entrada, en donde se podía contemplar
la maqueta de Fuendetodos, localidad natal de Francisco de Goya.
El final de
la Exposición trajo consigo igualmente el final del Pabellón de la Quinta de
Goya, una penosa pérdida de un lugar en el que un grupo de amigos supo
recrear uno de los lugares más querido por el pintor y, con ello, su época y,
quizás también, por qué no, las pesadillas tanto de éste como de toda una
generación.
FUENTE: Una Ventana desde Madrid.( Loudes Morales Farfan)
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