Carpeta:
Sevilla Monumental. Zona Histórica.
Ficha: Real Maestranza. Plaza de Toros
Este monográfico contiene 289 archivos divididos en 7 carpetas, a
saber:
1 Plaza de Toros de la Real
Maestranza de Caballería
2 Maestrantes
3 El ruedo, dependencias
4 Historia desde 1853 a 1972
5 Exterior
6 Museo
7 La lidia
CAPITULO 7º. LA LIDIA
EL ESCENARIO DE LA LIDIA
Ruedo: Círculo de la plaza donde se
desarrolla la lidia. Está separado del resto por una barrera. Su diámetro no
será superior a 60 ni inferior a 35 metros de tierra batida (Albero).
Sol
y sombra: Las plazas están
orientadas, según un eje cuya cabeza es el palco presidencial, hacia Oriente,
de forma que en las primeras horas de la tarde, la mitad correspondiente al
palco, está a la sombra y la mitad contraria, al sol. Cerca de él está el palco
real o de honor, que ocupan las autoridades. Enfrente, el reloj de los
clarineros y timbaleros, encargados de los toques que separan los tercios y a
la vista de la presidencia, la banda de música.
Barrera: Es
la protección destinada a impedir la salida de las reses del ruedo y proteger a
lidiadores y otras personas. Su altura es de 1’60 metros.
Los burladeros: Son
defensas para los toreros y accesos al callejón. Suele haber cuatro y
equidistantes entre sí. El matador de turno suele colocarse en el burladero más
alejado de la puerta de toriles. Los peones se colocarán en otros burladeros.
Zonas
de servicio: Fuera del ruedo, las plazas tienen zonas de
trabajo donde se prepara la corrida.
Corrales destinados
a la estancia de las reses antes de su lidia.
Chiqueros,
son los lugares destinados al aislamiento de cada una de las reses antes de su
salida al ruedo. El Patio de Arrastre recibe a las mulillas que llevan al toro
al Desolladero. El Patio de Cuadrillas alberga los caballos de los
picadores.
Los asientos
del público, son: La barrera, justo
después del callejón. La contrabarrera se encuentra inmediatamente
después, es la separación de la barrera y el tendido. En función de las
dimensiones de la plaza, puede haber tendido alto y tendido bajo,
con una pequeña diferencia de precios según la fila en que cada uno se
encuentre. Siempre están numerados. Más arriba y cubierta, se encuentra
la grada.
Las andanadas,
también cubiertas, en las que el precio, por estar más arriba, es más barato.
Evidentemente, la diferencia entre sol y sombra, incluye diferencias económicas
en la entrada.
Las
puertas: Al menos cuatro puertas dan al ruedo. La Puerta Grande,
es la principal y por ella salen los diestros premiados a hombros. La Puerta de Toriles es
por la que sale el toro a la plaza, y La Puerta de Arrastre por la que las
mulillas retiran al toro. De la Puerta de Cuadrillas arranca el paseíllo y
salen los picadores en su tercio.
Círculos
rojos: Dividen las áreas de querencia en tres: “tablas”,
“tercios” y “medios”. En cada uno se realiza la lidia y también divide los tres
actos es escena: suerte de varas (banderillas), muletas y estoque.
Callejón: Es el corredor existente entre la barrera y el muro de sustentación
de los tendidos. De anchura, no inferior a 1’50 ni superior a 2’50 metros.
El paseíllo es un término
taurino que se
refiere al paseo que dan por el ruedo las
cuadrillas de toreros al presentarse ante el público.
Tras los alguacilillos, que van a
caballo, van los tres toreros (o
rejoneadores) situados por orden de antigüedad desde que tomaron la alternativa. Vistos de frente, en el lado derecho de la primera
fila se sitúa el espada más veterano, en el centro el más novicio y a la
izquierda el intermedio.
Detrás de la fila de
matadores van los tres banderilleros del primer
torero, en la tercera fila los del segundo, y en la cuarta fila los del
tercero, respetándose de derecha a izquierda la veteranía de cada uno.
A continuación, de dos
en dos, marchan los picadores montados a
caballo, ordenados según la antigüedad de sus jefes y la propia. Al final del
desfile van a pie los mozos de caballos y areneros seguidos de las mulas y los mulilleros.
El paseíllo es
el comienzo de la corrida.
Las
cuadrillas y todo el personal que trabaja en el ruedo,
desfilan desde la puerta de cuadrillas hasta el paco de Presidencia en un orden
exacto. Presentan sus respetos a la Presidencia, guardan un minuto de silencio
y saludan al respetable público.
Monosabio: Es
el mozo que ayuda y socorre al picador y al caballo en la plaza de toros,
durante la lidia. Le ayuda a montarse, sujeta al caballo en la suerte de varas
para que no sea derribado y socorre al picador si el caballo cae. La
indumentaria que luce, consta de una blusa ancha de color rojo o azul y
pantalón oscuro.
Mulilleros: con
su tiro de mulillas, son los encargados de recoger al toro del ruedo una vez
muerto y los areneros: son los encargados de limpiar y mantener
en buenas condiciones la superficie de las plazas de toros. Mulilleros:
con su tiro de mulillas, son los encargados de recoger al toro del ruedo una
vez muerto y los areneros: son los encargados de limpiar y mantener en buenas
condiciones la superficie de las plazas de toros.
El
picador: Su función es medir la
bravura del animal, así como dosificar sus fuerzas, con ello pueden lograr que
el toro embista con el morro por los suelos, para que así el torero pueda lucir
más, durante el último tercio de la lidia. Cada cuadrilla consta de dos
picadores, uno para cada toro que lidia el diestro. Mientras uno “el de tanda o
de turno” pica al toro, el otro, llamado “picador de puerta” permanece colocado
en el lado opuesto “guardando la puerta”. El picador ha de ser hombre valiente,
robusto, de fuerte brazo, muy conocedor del arte y jinete experto.
Los subalternos: la
primera fila la ocupa los subalternos del matador más antiguo y así
sucesivamente.
Los matadores ocupan
la primera fila (el más veterano a la izquierda, el más nuevo, en el centro).
Desfilan descubiertos aquellos toreros que son nuevos en la plaza y los que van
a tomar la alternativa
Alguacilillos: Conducen el paseíllo hasta
Presidencia y dan una vuelta al ruedo despejándolo para la faena.
El
torero: también conocido como
diestro o espada, es el responsable de sostener la lidia al toro con el capote,
llevarlo al caballo, realizar la faena con la muleta y darle muerte. En
ocasiones también pone banderillas, aunque no le obliga el reglamento. Los
matadores de toros comienzan su aprendizaje toreando erales, a una temprana
edad. Aproximadamente dos años después comienza su etapa como novillero,
lidiando novillos de menor tamaño y fuerza con una edad de 3 años y un peso
aproximado a los 400 kilos. Por último, se convierten en matadores tras tomar
la alternativa.
El
traje de luces: su nombre responde a
los reflejos que producen las lentejuelas que lo cubren. Está fabricado en seda
y cubierto de color oro para los Diestros y plata para los subalternos.
Camisa: es
de color blanco y adornada con chorreras.
Corbatín: cinta
muy fina que se anuda como corbata, negra o del color del fajín.
Chaquetilla: decorada
de alamares y bordados en oro, plata y seda. De las hombreras cuelgan los
machos. Es rígida y está abierta por las sisas para facilitar el movimiento de
brazos.
Taleguilla: es
el calzón ajustado y sujeto con tirantes que llega hasta las pantorrillas. En
la parte inferior se ajusta con machos.
Medias: son
de seda y color rosa. Llevan otras blancas de algodón por debajo.
Zapatillas: son
planas, de color negro y están adornadas con un lazo.
La
montera: más que sombrero, es un tocado, un pelo
artificial, una especie de peluca que se acopla a la cabeza del diestro.
El uso de la montera está cargado de normas, protocolos y supersticiones. En la
faena de capote, el diestro va tocado con la montera. Cuando el torero pasa a
la faena de muleta, se quita la montera, brinda el toro y la lanza al ruedo donde
permanece hasta el final. La superstición de muchos toreros de que trae mala
suerte que la montera, tras brindar, caiga al revés, hace que muchos se agachen
a colocar la montera en el albero de forma correcta.
El toro de Lidia: Según historiadores,
desciende del uro salvaje que habitaba en el centro de Europa. Éste se
transforma, en la Península Ibérica, en el toro de lidia, al ser domado para
las corridas de toros. Sin embargo, es a partir del siglo XVIII cuando asoman
las ganaderías organizadas para la producción del toro de lidia, constituyendo
la bravura, la característica esencial del toro ibérico. La principal
diferencia entre un toro salvaje y uno doméstico es la manera de reaccionar
cuando se ve amenazado.
El toro bravo de origen español seguirá atacando
sin cesar, mientras algo o alguien se mueva en frente de él.
La casta: Es
el pedigrí del toro de lidia, las grandes ganaderías se forman bien, entrado el
siglo XVIII, con toros de lo que se llama Castas Fundacionales: Casta Jijona,
Casta Navarra, Casta Morucha, Casta Cabrera, Casta Vazqueña y Casta
Vistahermosa.
Herrajes del toro bravo: Corresponde a la apariencia externa y al
comportamiento del animal. Según José María de Cossio, se llama trapío “al
conjunto de caracteres de apreciación visual que hacen juzgar de su aspecto,
estampa, y probables condiciones de lidia”. Se exige energía y viveza de
movimientos que indiquen su nervio, piel fina o aterciopelada que transparente
su potente musculatura, que haga aparecer al animal flaco sin estarlo; será de
cuello proporcionado. Los cuernos estarán bien puestos y serán de tamaño
medio.
La bravura: Es
la esencia de los toros. Una de las características de la bravura es crecerse
al castigo, en lugar de huir. El toro bravo, antes de acometer a su presa, le
avisa. Jamás ataca a traición. Se cuadra y se coloca en rectitud ante quien
quiere ahuyentarle, le mira fijamente, adelanta las orejas, levanta la cabeza
y, a veces, retrocede o avanza a leves pasos, antes de arrancarse.
Las Fiestas de Toros son posibles en la medida en que
en España la raza de los toros silvestres o bravíos no se ha extinguido y los
ganaderos han podido ir seleccionando, poco a poco, sobre esa población de
bóvidos primitivos y silvestres, toros de combate que se caracterizan por
poseer dos cualidades espirituales que lo distinguen del resto de sus
congéneres: fiereza y nobleza. Un toro fiero es un animal duro en su conducta
que muestra en todo momento una agresiva combatividad que le determina para
repetir una y otra vez su embestida, es decir, exponer y repetir
incansablemente su cualidad de combatiente.
Se considera al Bos Primigenius, el
uro primitivo, como forma ancestral casi única de los bóvidos domésticos, que
irradió su influencia a través de fuertes migraciones desde el Oriente próximo
hasta el norte de África y el sur de la Península Ibérica, adonde los vacunos
domésticos llegan por dos vías: una de procedencia Norte, con los celtas, y
otra por el Estrecho de Gibraltar. Posiblemente se superpusieron a otras razas
autóctonas, originándose los troncos de la península.
En un principio los toros que
se utilizaban para los festejos eran los que no servían para el trabajo por su
carácter indomable. Cuando el toro festivo alcanzó un valor superior al ganado
de carne o labor, se empezaron a seleccionar toros exclusivamente con fines de
espectáculo. Es a partir del siglo XVIII cuando aparecen las ganaderías de
bravo tal como las conocemos hoy.
Los ganaderos de bravo llevan dos siglos aplicando un sistema
de selección que ahora parece normal. En su tiempo constituía una auténtica
innovación de vanguardia. En la cría de ganado bravo se tiene en cuenta la
ascendencia para escoger los toros y las características individuales, y la
descendencia para seleccionar vacas y sementales.
El alguacilillo
El alguacilillo es el primer personaje que sale a la
plaza. Cabalgan hacia al palco y reciben la orden de que comience el
espectáculo. Vuelven hacia las cuadrillas y las preceden en el paseíllo. Luego
recogen la llave de los toriles. También entregan los trofeos a los toreros.
·
Los subalternos: son parte principal de la cuadrilla y reciben muchos
nombres: peones, banderilleros o incluso toreros de plata. Visten traje de
luces bordados en plata, jamás torearán con una muleta, su única herramienta de
trabajo es el capote o el cuerpo limpio. Si así se requiere, para poner a salvo
al torero, deben tener un profundo conocimiento de la lidia y los terrenos del
toro dentro de la plaza para colocarlo, correrlo o cambiarlo de sitio según sea
menester. Son los ángeles de la guarda de los toreros, ya que los ayudan, los
colocan, los aconsejan y los cuidan, todo esto con el fin de que el matador
pueda ejercer de mejor manera su arte.
·
- La cuadrilla: En una corrida o novillada normales (de
tres matadores y seis toros), cada uno de los diestros lleva en la cuadrilla
dos picadores y tres banderilleros.
·
- En un mano a mano (dos matadores), cada uno de los diestros se
compone de tres picadores y cuatro banderilleros.
·
- En solitario: el matador único se acompaña de dos cuadrillas
normales completas, más la suya propia.
·
- Mozo de espadas: probablemente, es la figura de la cuadrilla más
desconocida por su falta de protagonismo que no por su importancia. Es la
persona que da su confianza, su apoyo y su devoción incondicional a su maestro.
·
Lo asiste durante
el desarrollo de la corrida de toros desde el callejón facilitándole todos los avíos
que necesite (capotes, muletas, montera, estoque simulado, estoque de acero y
el verduguillo o descabello). En momentos previos al festejo, es éste quien
viste al diestro y se encarga de la organización de todos los elementos
necesarios para cada viaje.
La suerte de capote: Comúnmente llamado “tercio de quites”, la desarrolla el
torero para medir la embestida del toro, así como la fuerza y
disposición.
Del capote
se sirve el torero para recibir a la res, generalmente con los dos brazos,
tanto en lances artísticos como de brega, es decir, en aquellas suertes que
implican correr al astado, pararlo, fijarlo o ponerle en suerte.
El capote: Es una tela
elaborada con materiales sintéticos de mucho cuerpo. La parte ofrecida al toro,
casi siempre es fucsia y la interior amarilla. En la antigüedad era de variedad
de colores. Se le da baños de gomas para conseguir la rigidez necesaria.
Principales quites de capote:
Chicuelinas: Se realiza
sosteniendo el capote con ambas manos a la altura del pecho para citar al toro
y a la embestida se recoge por debajo, envolviéndose el torero en él.
Verónica: Se realiza
sujetando el capote con ambas manos, el torero adelanta el capote para citar al
toro y al paso de éste, carga la suerte hacia la derecha o izquierda, adelantando
una pierna para preparar la siguiente.
Gaoneras: Se sujeta
el capote por la espalda con ambas manos, dejando la mayor parte del vuelo por
un mismo lado, generalmente el derecho. Al paso del astado, el torero da medio
giro hacia el costado opuesto de la embestida, levantando el capote y
deslizándolo por el lomo del toro.
Revolera: El torero
suelta el capote con una mano, girándolo a su alrededor y llevando al toro
largo.
Tafallera: El torero
sostiene el capote con dos manos mientras deja que el toro pase por debajo de
éste, deslizando la tela por el lomo del astado.
El Tercio de Varas tiene
dos objetivos fundamentales: descubrir las condiciones de bravura, temperamento
y comportamiento del toro. En ese momento es cuando se aprecia si es bravo o
manso, si es fijo o distraído.
Y ahormar
al toro para su lidia y muerte, mediante puyazos breves, bien colocados y
dosificados, restándole poder y corrigiendo defectos de su embestida.
Para ejecutar esta suerte lo primero
es poner al toro en suerte, como cuando se le iguala para estoquearlo. Puesto
en suerte, el toro evidencia si fija su atención en la cabalgadura como algo
que deba atacar. El picador, con el toro puesto en suerte, también está obligado
a torear, que en el toreo del siglo XVII, quería decir "probar la
vara".
Torear a
caballo es encelar al astado en la cabalgadura mediante un juego de terrenos.
La geometría del ruedo implica que la querencia o el chiquero es zona de
mansedumbre, y la contra querencia es zona de bravura.
El buen
picador, en solo un tendido, encuentra el punto donde el toro arrancará, al sentirse
más comprometido con su bravura o su mansedumbre.
Mientras lo
provoca, ha de encelarlo. Es como el torero del que se aplaude que tenga el
toque preciso para provocar la embestida del toro en la muleta, lo que es mejor
que tocar, pegar zapatillazos o vocear.
Las dos
rayas son indicadores de terrenos, no obligaciones.
El buen
picador abandona el cobijo de las tablas y va hacia los medios.
El picador, debe lanzar
vara mientras aún ofrece el pecho del caballo y sostener la vara y al toro
antes de que el animal choque contra el peto, cuando ya el picador está
ofreciendo el costado.
El toro ha de
acudir con alegría, al galope y ciegamente, y debe meter la cara abajo en el
encuentro, además de forzar la embestida con sus cuartos traseros, lo que se denomina
"meter riñones"
El picador: Su función es
medir la bravura del animal, así como dosificar sus fuerzas, con ello pueden
lograr que el toro embista con el morro por los suelos, para que así el torero
pueda lucir más, durante el último tercio de la lidia. Cada cuadrilla consta de
dos picadores, uno para cada toro que lidia el diestro. Mientras uno “el de
tanda o de turno” pica al toro, el otro, llamado “picador de puerta” permanece
colocado en el lado opuesto “guardando la puerta”. El picador ha de ser hombre valiente,
robusto, de fuerte brazo, muy conocedor del arte y jinete experto.
La protección del caballo (venda,
peto y manguitos) La protección del caballo se llama Peto y cubre todo el
cuerpo del caballo. Éste ha de pesar menos de 30 kilos. Actualmente el peto
está elaborado de Kevlar. En las patas lleva otra protección del mismo tejido,
los Manguitos. El caballo lleva los ojos vendados para evitar la huida, cuando
se arranca el toro.
Monosabio: Es el mozo
que ayuda y socorre al picador y al caballo en la plaza de toros, durante la
lidia. Le ayuda a montarse, sujeta al caballo en la suerte de varas para que no
sea derribado y socorre al picador si el caballo cae. La indumentaria que luce,
consta de una blusa ancha de color rojo o azul y pantalón oscuro.
La puya: Se coloca
al extremo de una Vara de 2 metros de largo y tiene forma de pirámide
triangular, con 29 mm de alto. Una cruceta evita que la puya entre más allá de
lo debido.
La
indumentaria:
Castoreño: Se
confecciona con piel de castor, de ahí su nombre, aunque ahora se usan otros
materiales, como el fieltro. Está rematado con la Moña, que es una piña de
fieltro negro. Una cinta ancha y negra lo sujeta a la cabeza y se llama
Barboquejo.
Chaquetilla: Sólo el
matador y el picador pueden adornarla con oro, un privilegio que recuerda los
tiempos en que su relevancia era igual o mayor que la de los matadores.
La mona y la gregoriana: Bajo la
calzona llevan: en la pierna derecha una armadura de hierro, llamada Mona, que
sube hasta la entrepierna para evitar las cornadas y en la izquierda una más
pequeña llamada Gregoriana, que protege de un posible aplastamiento contra la
barrera
El Tercio de Banderillas es
una genial invención de los padres de la tauromaquia y está destinado a
recuperar la embestida del toro, que tras la larga y dura pelea con los
picadores, tienden a aplomarse, y su casta le hace reaccionar al castigo con
fiereza, por tanto, idearon clavarle un arpón, con lo que el instinto le haría
acudir de nuevo a los cites. Al mismo tiempo es una suerte airosa, ágil, plena
de gracia, destreza y a veces muy espectacular.
Para
ejecutar esta suerte, existe un orden de colocación: el
matador a quien corresponde el toro, se sitúa junto al burladero (no obstante
si lo desea, puede hacerse cargo de la lidia del toro y colocarlo en suerte
para que actúen los banderilleros o bien puede banderillear al toro en lugar de
sus otros subalternos), El lidiador (matador o subalterno) es el encargado de
mover al toro y dejarlo colocado en el tercio para que sus compañeros realicen
la suerte de banderillas.
Los banderilleros que entran en turno, se
situarán en los medios (el primero de ellos colocará dos pares -primero y
tercero- y el otro subalterno colocará el segundo par).
Junto a éstos, protegiéndole, se colocará
el matador que actuará en segundo lugar. Detrás del toro, prestos al quite, se
coloca el tercer espada, un banderillero de brega y otro de la siguiente
cuadrilla.
Las banderillas son varas de madera
adornadas con flecos de papel de colores con un arpón en la punta. Este está
articulado para que las banderillas cuelguen y evitar accidentes con ellas
durante la faena. Se da el nombre de banderillas a un palo de 70 a 78
centímetros de largo, con un hierro a la punta a manera de arpón, que para
darle más vista se adorna con papel recortado. En funciones de beneficio, en
que la plaza se decora con colgaduras, los diestros lucen sus mejores trajes, y
los caballos y tiros de mulas lucen vistosos atalajes, se visten las
banderillas con cintas y flores, se forman farolillos de papel o tela, que al
clavarse se rompen y dan suelta a palomas o pájaros, o se les ponen plumas y
banderas cubieras con una funda, que cae al ser colocada.
También hay banderillas llamadas de a cuarta, que tienen unos 20 ó
25 centímetros, y que solo se usan en determinadas ocasiones, y generalmente
por los espadas, cuando estos, a petición del público, parean las reses y ven
que estas se prestan a colocar los palos cortos.
Las banderillas deben colocarse en lo alto del morrillo de los
toros, lo más unidas que sea posible, lo cual lo facilita la práctica, y se
consigue si el diestro, al clavarlas, une las manos y alza los codos lo más
posible.
El
Tercio de banderillas es muy rico en movimientos. Si cuando el torero inicia su carrera
se ha arrancado el toro, se dice que son "de poder a poder".
Según se coloquen el torero y el toro en
la plaza, si el toro está pegado a la barrera y el torero también y tiene que
iniciar la carrera "por fuera", se dice que es un par "al
sesgo" y en otros casos se les llama "dentro a afuera" o de
"fuera a dentro". Según la forma: "al cuarteo", "al
cambio", "al quiebro de frente", "a la media vuelta",
"a topa carnero" y alguna más.
La Suerte de muleta
Con la muleta se realizan los pases del último tercio
o tercio de muerte.
Es solo efectuada por el matador de toros, pudiendo
ser sustituido por el subalterno de más antigüedad solo en caso de verse
impedido a terminar el tercio si ha sufrido algún percance.
Es el momento de mayor lucimiento de la faena.
La muleta es un paño o tela de color rojo con el que el
matador de toros templa y encauza la embestida del toro. Va montada sobre un
palillo de madera de haya, llamado estaquillador.
La muleta también recibe otros nombres, como franela,
pañosa, muletilla o lienzo.
Su tamaño varía según los gustos del matador.
Lo normal es que, armada con el estoque, arrastre
ligeramente por el suelo.
Los principales quites de la muleta son:
- Pase natural: lidia del toro con la mano izquierda. Es el pase
clásico por excelencia. Cuando el toro embiste, el matador gira y estira el
brazo hacia atrás, describiendo con los vuelos de la muleta un cuarto de
círculo, moviendo los pies de manera precisa para que una vez terminado el pase
se pueda repetir inmediatamente.
- Derechazo: el
mismo pase natural pero con la mano derecha.
- Pase de pecho: este pase sirve de terminación a una seria de
muletazos. Se realiza extendiendo la mano hacia adelante y con una terminación
alta, a la altura del pecho, haciendo que el toro levante la cabeza.
- La manoletina: se
toma la muleta con las dos manos, pasando una por la espalda. El toro pasa muy
cerca del matador, quien se mantiene de pies juntos. Recibe su nombre del torero
Manolete.
- El trincherazo: pase
que se realiza con la mano derecha, teniendo la muleta baja para recortar el
paso del toro.
El tercio de muerte: el último tercio de la lidia comprende
la preparación del toro para la muerte con la muleta, y su muerte a estoque. Es
el más trascendental de la lidia y aquel en el qe el Maestro da una muestra más
cumplida de su habilidad y su arte. Es el momento de la Verdad, el más difícil
y peligroso. En las otras suertes, es el toro el que embiste y el torero el que
está a la defensiva, pero en la estocada se invierten los términos, pues es el
matador el que toma la ofensiva, quedándose en unos momentos a merced del toro,
riesgo que corre cuando le pierde la cara a la res en el instante del cruce. Es
decir, ENTRAR, CRUZAR y SALIR, que son los tres tiempos vitales de la suerte
suprema.
El TORO ha de
acudir con alegría, al galope y ciegamente, y debe meter la cara abajo en el
encuentro, además de forzar la embestida con sus cuartos traseros, lo que se
denomina "meter riñones".
Este momento de la estocada se puede realizar de dos
maneras, dependiendo de por dónde sale el toro una vez clavado el estoque:
- Suerte natural: el matador sale entre las tablas y
el toro.
- Suerte contraria: el toro pasa entre las tablas y el
matador.
Hay
distintas maneras de realizar esta suerte:
- Recibiendo: es la forma más primitiva de matar
los toros. Cuando la res tiene fuerzas para acudir al cite, el matador se
coloca a una distancia adecuada, y alineado con el pitón derecho, con la muleta
ligeramente doblada, la mano derecha, que lleva el estoque, pegada al pecho, y
el codo a la altura del hombro. Es el toro el que acude hacia el torero.
- Volapie: es la manera de matar toros parados
y sin fuerza. El torero se arranca hacia el animal, llevando baja la muleta en
la mano izquierda y obligando a humillar al toro, al tiempo que con la derecha
hunde el estoque. Es la manera más habitual de realizar la suerte.
- Al encuentro: se arrancar toro y torero y se
encuentran a medio camino.
Mulillas de arrastre: Generalmente adornadas con banderas,
madroños, cintas y cascabeles. Se encargan de sacar al animal al ruedo, una vez
el diestro le ha dado muerte, ayudadas y conducidas por una cuadrilla de
Mulilleros.
Desde el tendido puede parecer una labor
sencilla, pero detrás de esta tarea, existe un tiempo de preparación y ensayo.
Las mulillas se asustan al ver al morlaco sobre la arena y huyen nada más oler
la sangre. Además, los animales tienen tendencia a ir andando y hay que
enseñarles a correr.
Areneros: Son los encargados de limpiar y mantener
en buenas condiciones la superficie de las plazas de toros. Forma parte del
personal de la plaza y desfila en el paseo de cuadrillas, justo al final.
Aparecen después de cada faena, para alisar la arena removida por el arrastre
de los toros y cubrir los despojos o detritos de caballos y astados, así como
los restos de sangre que pudiese haber.
Protocolo
del arrastre:
La
vuelta al ruedo: Normalmente
se arrastra el toro en línea recta hacia la puerta de arrastre, pero en
ocasiones, y por la bravura y nobleza del animal durante la faena, la
Presidencia autoriza la vuelta al ruedo, que entre aplausos rinde el público
homenaje al toro.
El
arrastre lento: Es
un reconocimiento al toro, a su casta, trapío y bravura. El presidente permite
que haya un tiempo para que se le aplauda, por eso el desplazamiento de sus
despojos se hace lentamente
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